Devocionales

Sé la mujer que Dios te ha llamado a ser

Shauna Niequist 12 de enero de 2016
Dios hace tronar su voz y se producen maravillas: ¡Dios hace grandes cosas que rebasan nuestra comprensión! A la nieve le ordena: “¡Cae sobre la tierra!”, y a la lluvia: “¡Muestra tu poder!" Job 37:5-6 (NVI)

Durante una temporada en mi vida, intenté desesperadamente ser una persona súper organizada, bien arreglada y sumamente profesional. ¡Hasta usaba pantalones de vestir, por amor a Dios! Me obligué a crear una agenda y una lista de responsabilidades que me hacían sentir como si estuviera poniéndome los zapatos demasiado apretados de otra persona. Cuando miro hacia atrás, estoy sorprendida de cuánto tiempo me tomó darme cuenta que estaba jugando un papel, actuando como alguien totalmente distinta a como Dios me formó.

Yo soy desordenada y ruidosa, llorona y cariñosa. Me gustan los relatos y las comidas y no tengo ningún sentido de rutina en lo absoluto. Fue una bendición cuando finalmente admití a mí misma que no estaba hecha para ese trabajo, a pesar de cuánto lo deseaba.

¿Cómo sería reconocer hoy para qué fuiste diseñada y para qué no fuiste diseñada?

Me encanta el versículo clave de hoy, y disfruto la libertad y la gracia que me inundan al leerlo.

Entonces Dios le dice a la nieve, “cae sobre la tierra”. Eso es todo. Solo tiene que hacer una cosa. Caer sobre la tierra. Y luego Dios le dice a la lluvia, “llueve en abundancia”. Esencialmente, lo que Él le dice es: “Cumple el llamado para el cual te creé. Por lo tanto, si eres lluvia, cae en abundancia y si eres nieve, entonces sé una nevada”.

Me encanta la simplicidad de eso, y el peso tremendo que remueve de mis hombros. Dios me está pidiendo ser lo que Él ya diseñó que fuera. Y Él está pidiéndote ser la persona que diseñó que fueras.

Él no le dice a la nieve que se derrita para convertirse en lluvia, y a la lluvia no le pide que se congele para transformarse en nieve. Él dice esencialmente: Haz lo tuyo. Haz lo que te encanta hacer, aquello para lo cual has sido creada.

Tantas de nosotras nos enredamos intentando desesperadamente ser algo o alguien que no somos. Nos esforzamos por cumplir una lista interminable de cualidades y habilidades que creemos que nos harán sentir amadas o seguras o felices. Es una forma agotadora de vivir, y lo sé porque lo he intentado.

¿Qué te está pidiendo Dios que hagas? Dios te diseñó para que fueras… ¿qué?

¿Qué haces con el alivio y la ligereza de la nieve que cae? Si somos honestas, muchas nos hemos desviado lejos de esas cosas. Nos hemos enfocado en lo que otra persona esperaba de nosotras, lo que pensábamos nos mantendría felices y seguras y que nos obtendría aprobación.

Me estoy dando cuenta de que hay un valor tremendo en volver a quienes somos en esencia - a esas destrezas, dones y pasiones que Dios sembró dentro de nosotras hace mucho tiempo.

Cuando miro mi vida, veo los hilos de identidad y pasiones que me han acompañado durante el trayecto de mi vida: los libros y la lectura, personas y las conexiones, comida y la mesa. Estas son cosas que siempre he apreciado y que me proveen regocijo y satisfacción contínua.

Piensa en cómo fuiste de adolescente, de niña, y en ese “tú” que siempre has sido. Dios grabó una colección de pasiones y habilidades hermosas y sagradas directamente en tu corazón: ¿Qué es lo que te encanta? ¿Por cuáles cosas se desborda tu pasión?

Gran parte de la madurez envuelve el remover las capas de expectativas y presiones, protegiendo aquellas cosas valiosas que yacen por debajo. Vivimos en una cultura que intenta definir lo que significa ser mujer, lo que es ser exitosa, y cómo tener una vida valiosa.

Mas esas definiciones requieren que vivamos en una caminadora literal y figurativamente, siempre presionándonos a encajar, a ser lo suficientemente esbeltas, jóvenes y elegantes, que nuestros hogares sean grandes e impecables, nuestros hijos educados y bien aseados, y nuestros sueños organizados y fructíferos. Pero eso no es vida. No es allí donde encontramos la plenitud de gozo y significado para nuestras vidas.

La nieve fue creada para cumplir su llamado de nevar. La lluvia fue creada para cumplir su llamado de llover. Tú fuiste creada para cumplir el llamado de ser la persona que Dios te llamó a ser - extraña e increíble, imperfecta, desordenada y encantadora.

¿Qué necesitas despojar, para recuperar la esencia del ser que Dios creó en ti? ¿De qué te tienes que alejar, para poder reclamar esas áreas únicas en ti que Dios diseñó para Sus propósitos?

Querido Dios: dame hoy la valentía para vivir la vida a la cual me has llamado con el mismo contentamiento y la misma confianza de la nieve que cae y la lluvia que diluvia. Por favor ayúdame a despojarme de los roles y las expectativas que otros tienen para mí, y a vivir en paz con la forma de ser que Tú creaste en mí – a propósito y con un propósito. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

1 Corintios 12:4, Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos. (NTV)

REFLEXIONA Y RESPONDE

¿Qué cosa única ha diseñado Dios para que hagas tú hoy? ¿Cómo puedes tomar un paso de fe para empezar a hacer más de ello en el próximo mes?

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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