¿Estás cansada hoy? Yo también. Y no somos las únicas que alguna vez se han sentido así.

Jesús comenzó Su ministerio terrenal con un milagro en una boda. Habló con poder y adquirió discípulos. Tuvo una conversación con Nicodemo, que ahora es bien conocida. Luego se fue de la ciudad y “Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo” (Juan 4:6b, NTV).

Si estás agotada y necesitas sentarte con las pocas fuerzas que te quedan, no es un fracaso, una debilidad ni prueba de que no puedes seguir el ritmo. Simplemente estás siguiendo el ejemplo de un Salvador que sabe lo que es ser humano.

Fue en el pozo de Juan 4 donde Jesús se encontró con una mujer samaritana y tuvieron una conversación que fue transformadora para ella y para muchos otros. Jesús estaba cumpliendo Su propósito incluso cuando estaba cansado y agotado.

El descanso no detuvo el plan de Dios para la vida de Jesús. En cambio, abrió una oportunidad diferente.

Es fácil creer que Dios solo puede usarnos cuando estamos en nuestro mejor momento, más fuertes y rápidas. Pero los propósitos de Dios no requieren un cierto nivel de energía o un ritmo que debamos mantener. Él puede trabajar en nuestros momentos más lentos y rápidos, en los momentos en que avanzamos y cuando no podemos dar un paso más. Jesús tuvo un impacto en el Reino cuando convirtió el agua en vino en la boda y cuando se sentó cansado junto al pozo.

Nunca debes tener temor de estar decepcionando a Dios por ser humana.

Tu Dios amoroso es compasivo con tu agotamiento.
Tu Dios fiel puede usar incluso tus momentos más débiles para mostrar Su fuerza.
Tu Dios ilimitado no se ve detenido por tus limitaciones.

Cuando estás cansada, puede parecer que lo correcto es esforzarte más, impulsar tu alma como a un caballo terco, tomarte un café más fuerte, alargar tu lista de cosas por hacer y acortar tu paciencia contigo misma.

Pero ¿qué pasa si la invitación de Jesús, quien describió Su propio corazón como manso y humilde (Mateo 11:29), es hacer lo contrario?

«…Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28).

Aquel que habló y creó el mundo no tiene problemas para completar las tareas; no le preocupa que no puedas hacer tu parte. Incluso cargó una cruz para que tu carga no fuere pesada sino liviana.

Eres un ser humano con huesos y alma, nervios y codos, un corazón que late casi 100,000 veces al día. El cansancio a veces será tu compañero. Esto no es un defecto; es simplemente un hecho, uno que compartes con todos los otros miles de millones de personas en este planeta y con un Salvador perfecto quien se tomó una siesta en un barco durante una tormenta (Marcos 4:38).

Hoy estás cansada.
Eres completamente amada.
Vas bien.

Todo esto puede ser cierto al mismo tiempo.

Dios, te traigo mi cansancio, confiando en que entiendes y tienes compasión por mi humanidad. Sé mi fuerza, mi ayuda y mi descanso. Tú eres quien me sostiene. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Salmo 23:1-3a, El SEÑOR mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. (NTV)

¿Qué mentira has creído acerca de sentirte cansada? (Ejemplo: estoy defraudando a Dios si estoy cansada). ¿Qué verdad la reemplaza? (Ejemplo: Jesús era perfecto y aun así se sentía cansado a veces). ¡Nos encantaría saber de ti en los comentarios!

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