No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. Romanos 12:19 (NVI)
No hace mucho tiempo hubo una redada en una importante autopista interestatal. Las autoridades descubrieron que adolescentes de tan solo 14 años estaban retenidas contra su voluntad. La industria camionera estaba siendo utilizada como una forma de obligar a estas víctimas a la esclavitud moderna.
Esto no solo hace que me duela el corazón, sino que me enoja. Sé sin lugar a dudas que Dios llama a estas preciosas muchachas, amadas y dignas, y no mercancía para vender.
Esta redada es un recordatorio de que el mal existe en todo el mundo. Lo vemos en como dominan las noticias y los medios como el terrorismo y tiroteos masivos, pero también está oculta detrás de puertas cerradas. Está en todos los continentes y en nuestras propias colonias.
Mi respuesta emocional a estos tipos de maldad es profunda. ¿Pero qué pasa con nuestro Padre Celestial? ¿Él lo ve? ¿Le importa?
Sin duda, la respuesta es sí. Las Escrituras nos dicen que el mal es el resultado del pecado que aparece en la naturaleza humana. Entonces, ¿cómo responde Dios a nuestro pecado?
La Biblia nos muestra que el corazón de Dios es perdonar. Cuando buscamos el perdón con un corazón arrepentido, Él nos lo concede. No solo eso, sino que Dios, nos pide que perdonemos el mal comportamiento de los demás. Su amor en nosotras nos da la capacidad de perdonar a la humanidad imperfecta con humildad y compasión.
Aunque Dios está listo para perdonarnos, el tono cambia cuando las Escrituras hablan sobre el enemigo, Satanás. Jesús lo describió en Juan 10:10 como el ladrón [que] viene solo para robar, matar y destruir.
Todo pecado entristece el corazón de Dios, pero Él muestra una ira justa por actos sin arrepentimiento y premeditados que intentan robar, matar o destruir a Sus amados. La Biblia nos dice que Dios exigirá justicia. Como dice Romanos 12:19, No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.
Puedes pensar que depende de ti hacer que alguien pague por el mal que ha hecho. Deseas soltar la ira y vivir de nuevo, pero te sientes encadenada al pasado, encadenada a la falta de perdón. Se siente incorrecto perdonar lo que parece imperdonable. Cuando el mal llega a la puerta de tu hogar, o afecta a tus seres queridos, puedes luchar con sentirte enojada y desear la venganza en secreto. Puedes pensar que depende de ti.
Es entonces cuando la justa ira de Dios interviene para hacernos completas. Cuando nos damos cuenta de que Dios está airado por nosotras, elimina una carga que no somos lo suficientemente grandes para cargar. Su justa ira ensombrece nuestra ira al dejarla ir, y Él la saca de nuestros corazones.
¿A Dios le importa? La respuesta es sí. Y la razón por la que te está pidiendo que perdones no es para absolver el pecado de la otra persona contra ti, o decir que estuvo bien. Es para que tú, Su hija preciosa, pueda vivir libre.
El enemigo piensa que puede robarte la dignidad y paz, pero a medida que liberas tu ira a Dios, mantienes tu autoestima y tu calma.
El enemigo quiere matar tu espíritu, pero puedes encontrar una vida renovada al descubrir libertad en el perdón.
El enemigo desea destruirte a ti y a tu futuro, pero el poder redentor de Dios se libera al dejar que Dios maneje la carga de la ira por ti. Con Su ayuda, puedes perdonar lo imperdonable.
Querido Dios, tu justa ira hacia el mal ensombrece el dolor en mi corazón y me permite perdonar porque Tú estás justamente airado por mí. Gracias por liberar mi corazón para que pueda comenzar a sanar. En el Nombre de Jesús, Amén.
REFLEXIONA Y RESPONDE
Leer 1 Pedro 5:8. ¿Cómo se describe al enemigo?
¿Cómo podría el aferrarse al enojo dejar a una persona indefensa?
VERDAD PARA HOY
Levítico 19:18, No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. (NVI)
Colosenses 3:13, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. (NVI)
© 2013 por Suzie Eller. Derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.