Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié. Isaías 55:11 (LBLA)
Mi esposo Monty y yo somos diferentes. Tan diferentes. Me encantaban esas diferencias al comienzo de nuestro matrimonio. Pero conforme han pasado los años, las diferencias han causado frustración… discusiones, puertas golpeadas, y palabras que no pueden ser retractadas.
A veces los pensamientos y las palabras tóxicas inundan mi corazón y son lanzadas desde mis labios. Pensamientos que perduran y toman raíz. Palabras que hieren profundamente.
Me ofendo demasiado rápido.
Le pedí que hiciera esto. Si yo le importara, lo haría. Él sabe que es importante para mí. Ni siquiera debería tener que pedírselo.
Me molesto.
Él se atrasó para la cena … de nuevo. ¿Acaso no podría llamar? Sabe que comemos a la misma hora cada noche.
Reproduzco el dolor en mi mente, y a veces me consume.
Por favor, ten por seguro que comparto estos pensamientos siendo una esposa quien ama profundamente a su esposo. Pero también soy una esposa que lucha por poner en práctica ese amor de manera que honre a Dios.
Quizás te puedes relacionar conmigo. Yo lucho con pensamientos desagradables acerca del hombre a quien amo más que con cualquier otra persona. Y luego recuerdo la verdad de la Palabra de Dios, y Él lo vuelve personal:
Wendy ... "lo que está en el corazón determina lo que uno dice", Mateo 12:34b (NTV).
Wendy ... "presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón. Porque son vida para los que las hallan, y salud para todo su cuerpo. Con toda diligencia[a] guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida”. Proverbios 4:20-23 (LBLA).
Cuando leo esa advertencia en el capítulo 4 de Proverbios, me señala que debo cambiar lo que llena mi corazón. Me lleva a acudir a la Palabra de Dios y encontrar palabras de vida para mi matrimonio y mi esposo.
Por eso me he comprometido a orar la Palabra de Dios sobre mi esposo. Hoy, estoy compartiendo lo que yo oro y te invito a que te unas a mí, orando por tu esposo:
Padre, dale a mi esposo un corazón discernidor para conocer Tu gran amor por él y nuestra familia. Planes de bienestar y no de mal, para darnos una esperanza y un futuro (Jeremías 29:11).
Padre, dale a mi esposo la mente de Cristo; satura su mente con sabiduría divina. Ayúdale a tomar cautivo cada pensamiento que no está en obediencia a Tu Palabra, y de esa manera protégelo del orgullo y tentación (1 Corintios 2:16, 2 Corintios 10:5).
Padre, abre los ojos del corazón de mi esposo para comprender Tu Palabra, para que él no se conforme a este mundo, sino sea transformado por la renovación de su mente de manera que él pueda conocer Tu voluntad buena, agradable y perfecta para su vida y nuestro matrimonio (Romanos 12:2).
Padre, ayúdale a mi esposo a confiar en Ti con todo su corazón, reconociéndote a Ti en todos sus caminos, sin depender de su propia inteligencia, para que sepa en qué dirección debe dirigirse nuestra familia (Proverbios 3:5-6).
Padre, que el favor del Señor esté sobre mi esposo. Bendice y establece la obra de sus manos y su corazón (Salmos 90:17).
Padre, ayúdanos a vivir juntos en unidad perfecta al amarnos, honrarnos y respetarnos y ¡sirviendo el uno al otro para Tu gloria, honra y alabanza! (1 Tesalonicenses 5:13).
Amiga, cuando reemplazamos nuestros pensamientos tóxicos con la preciosa Palabra de Dios y luego oramos esas palabras, estamos orando la Palabra que es viva y activa, capaz de cambiar corazones y mentes. De la manera que es revelada en Su Palabra, ¡estamos orando la mente y la voluntad de Dios en nuestros matrimonios!
Así que, tú, ¡ora con esperanza, audacia y confianza! Dios será fiel en honrar Su Palabra.
Padre celestial, reemplaza mis pensamientos tóxicos con Tus palabras que dan vida y enséñame a orar esas palabras sobre mi corazón, mi esposo y mi matrimonio. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Proverbios 4:23, Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. (LBLA)
REFLEXIONA Y RESPONDE
¿Sientes que las cosas nunca cambiarán en tu matrimonio? Haz una lista de lo que te hace sentir así.
Durante la próxima semana, ora con audacia y confiadamente uno o dos de los versículos escritos arriba, los cuales ya oramos juntas. En un cuaderno, toma nota de las maneras en que Dios obra en tu corazón y en tu matrimonio.
© 2014 por Wendy Blight. Todos los derechos reservados.
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