Devocionales

Cuando quieres rendirte

Rachel Wojo 20 de octubre de 2015
Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR? ¿Quién es Roca aparte de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de vigor y hace perfecto mi camino. Salmo 18:31-32 (RVA-2015)

La alarma sonaría en cualquier momento. Era la hora. La hora de abrir los ojos, levantarme y enfrentar otro día. Comencé mi charla interna de inmediato. Quizás hoy será diferente. Las cosas no pueden empeorar. Tal vez puedan. No, Dios está en control. Tuve esta conversación en mi mente antes de que mis pies tocaran el piso.

Las circunstancias me abrumaron y también comenzaron a afectar mi cuerpo. Sabía que Dios estaba conmigo; lo sabía desde que era niña. Pero la vida perfecta se había desviado, y me encontré en un mundo imperfecto.

El camino inesperado que incluía un divorcio y la pérdida de mi madre debido al cáncer ya había sido bastante difícil. Ahora mirando hacia el futuro, la diagnosis de la “enfermedad terminal” de mi hija me parecía más grande que Dios.

En mi desesperación, no sólo oraba: con lágrimas en mis ojos Le clamaba al Señor. Necesitaba más que otra ilustración de sermón… más que una lista de qué hacer y qué no hacer. Realmente necesitaba saber que Dios no solo estaba cerca, sino que Él me ayudaría a superar esto. ¿Pero cómo?

Mi hábito de leer los Salmos me fue útil ese día y llegué a uno de mis salmos favoritos donde encontramos nuestro versículo clave de hoy: “Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR? ¿Quién es Roca aparte de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de vigor y hace perfecto mi camino”.

Mientras meditaba en los versículos, me llamó la atención la frase: “Dios es el que me ciñe de vigor”. Me encontré rogando: Señor, necesito la fuerza que solo Tú puedes dar. Necesito que me equipes, Jesús. ¿Por favor podrías ayudarme?

Continuaba leyendo, con mis pies colgados por el costado de la cama. El salmista reflexionó, "Tú has ensanchado mis pasos debajo de mí para que no tiemblen mis tobillos” (Salmo 18:36, RVA-2015).

El Espíritu Santo me impulsó a través de esta reflexión. ¡Eso es! ¡Eso es lo que necesito recordar! Cuando quiero rendirme,no tengo que comprender todo el camino. Solo necesito la fuerza suficiente para dar un paso más.

Me consuelo al saber que el plan de Dios siempre es más grande y mejor que el mío.

Repitiendo las palabras del salmista, Le susurré a Dios que la batalla se sentía enormemente abrumadora. Le pedí que me equipara con la fuerza que solo Él puede dar (Salmo 18:39a).

Al final, cambiando la postura de mis pies colgantes, los asenté firmemente en el piso, sabiendo que Su poder me ayudaría a superar todo lo que me pasara ese día.

¿Has tenido ganas de rendirte recientemente?¿La idea de verte a ti misma en la cima de la montaña te parece demasiado exagerado imaginar? Dejemos de pensar en lo largo del viaje. Reconozcamos que, cuando las cosas parezcan estar fuera del control, la realidad es que Dios siempre está en control. Él está con nosotras y nos da la fuerza para dar un paso más.

Señor Dios, por favor equípame con fuerza para hoy. Sé que no puedo navegar el camino de la vida sola. Necesito que Tu Espíritu me infunda con energía para el siguiente paso. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Job 23:10-11, Sin embargo, él conoce el camino en que ando; cuando él me haya probado saldré como oro. Mis pies han seguido fielmente sus huellas; he guardado su camino y no me he apartado. (RVA-2015)

REFLEXIONA Y RESPONDE

¿Cómo puedo recordar que necesito correr hacia la Palabra de Dios cuando aparecen sentimientos de desánimo? A veces, las circunstancias abrumadoras que enfrentamos nos hacen querer rendirnos por completo. Pero cuando comenzamos a depender de la fuerza de Dios en lugar de la nuestra, podemos descubrir cómo enfrentar esos sentimientos de desesperación.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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