Devocionales

El banco de memoria de la fe

Wendy Pope 10 de septiembre de 2018
No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Filipenses 2:4 (NLT)

Había sido un largo viaje y mi estómago rugía como un oso. Cuando voy manejando prefiero no detenerme en el camino, así que decidí disfrutar la experiencia de comprar comida en un autoservicio. Hice mi pedido, di la vuelta para reclamar mi orden, y una amable mujer me entregó la comida. Antes de irme, ella me dijo:«¡Me encanta tu bufanda!».

Le respondí con un «Ay, gracias,» y lista para salir, sentí que el Espíritu Santo me animaba a que le diera mi bufanda a la mujer. En vez de obedecer inmediatamente, y sin pensar en los clientes que estaban detrás de mí, me tomé el tiempo para argumentar.

¿Por qué, Señor? Ella no necesita esta bufanda. Ni siquiera le combina con lo que lleva puesto. Por favor. No. Esta es mi bufanda favorita.

A pesar de mis dudas, finalmente acepté lo que Dios me estaba pidiendo que hiciera. Como si arrancara un vendaje de una herida, saqué la bufanda de mi cuello y se la entregué amablemente a la cajera. Con una sonrisa forzada y mis dientes apretados le dije: «Quisiera que la tengas tú».

Yo en el fondo esperaba que ella dijera: «Oh no, no puedo», y así yo lograría tener crédito por mi obediencia (muy lamentable, lo sé). Pero ella sonrió y dijo: «Muchas gracias». Me fui con mi comida y sin mi bufanda. Pero el sacrificio de una bufanda no fue nada comparado con lo que había depositado en mi "banco de memoria de la fe".

Construir confianza llena del Espíritu funciona como recibir dinero. Cada vez que recibimos fondos, depositamos el dinero en nuestra cuenta bancaria, donde permanece hasta que lo necesitamos. Nuestro banco de memoria de la fe funciona de la misma manera. A medida que obedecemos, experimentamos la fidelidad de Dios.

Depositamos Sus actos de fidelidad en nuestro banco; luego, cuando Él nos pide que hagamos algo que no entendemos, o que tal vez no queremos hacer (como regalar una bufanda), podemos retirar de nuestro banco de memoria y obedecer con confianza. Habiendo experimentado previamente Su fidelidad, sabemos que lo que nos ha pedido que hagamos es completamente confiable, incluso si implica algo inesperado.

Quizá estés pensando que, si la obediencia significa regalar mis cosas favoritas, entonces no estoy segura de querer hacerlo.

Sin embargo, a medida que comencemos a responder naturalmente a Dios con un sí, nos daremos cuenta de que lo que sacrificamos o regalamos no significa tanto como el hecho de obedecer a Dios. Luché con mis reacciones iniciales y mi deseo de obedecer. Estuve tentada a aferrarme a mis deseos en lugar de aprovechar los caminos de Dios. Está bien luchar con nuestras reacciones, pero Dios anhela que nuestra respuesta final sea sí. Nunca nos equivocamos al darle un sí a Dios.

En el autoservicio tuve la oportunidad de obedecer el impulso del Espíritu y cumplir la palabra de Dios: "No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás". (Filipenses 2:4).

La próxima vez que el Espíritu Santo toque tu corazón para ayudar a una señora mayor a cargar sus compras al automóvil, ayudar a una madre a llevar la comida de su familia a la mesa en el restaurante, o evitar estacionarte cerca de la entrada para que otra persona lo haga, obedece. Cada vez que lo haces, estás depositando en tu banco de memoria de la fe y experimentando a Dios de nuevo.

Soy la primera en admitir que confiar en Dios a través de la obediencia puede ser intimidante, pues nunca sabemos qué nos pedirá que hagamos... incluso cuando pedimos el almuerzo en un autoservicio.

Señor, anhelo participar en el trabajo que estás haciendo a mi alrededor. Acelera mis oídos para escucharte. Agita mi corazón para obedecerte. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Juan 14:15, Si me aman, obedezcan mis mandamientos. (NTV)

Juan 13:35, El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos. (NTV)

REFLEXIONA Y RESPONDE

Repite la oración de hoy por una semana. Escribe todas las oportunidades que Dios te da para obedecerle, así como tus respuestas. Alábale por la oportunidad de experimentar Su presencia.

© 2018 por Wendy Pope. Derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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