Devocionales

Invitada a la cercanía

Tracey Mitchell 18 de diciembre de 2019
Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. Salmo 40:2 (LBLA)

Después de un día de viaje ocupado y agotador, necesitaba descansar y quería mi propio espacio. Entonces, oré para que no viniese nadie a sentarse en el asiento al lado mío.

Fue luego cuando vi una joven que vestía jeans rotos y una sudadera color gris oscuro. Se detuvo frente a mí y me dijo – “Disculpe, mi asiento es el 15A”.

Era alta, delgada y parecía una modelo. Trató de acomodarse, pero sus piernas largas parecían no caber en el pequeño espacio entre los asientos. De hecho, nada de ella daba a entender que se sentía cómoda...ni sus piernas largas, ni la manera en que miraba por la ventana con sus dedos inquietos. Había algo sombrío, casi oscuro en su semblante.

A mitad de nuestro viaje,me fijé en las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Me di cuenta de cómo trataba de secar esas lágrimas, que no solo eran lágrimas de tristeza, sino de amargura también. Así como había pedido que nadie viniese a sentarse a mi lado, ahora oraba para que Dios me diera la oportunidad de aliviar su alma herida.

Se llamaba Amber. En poco tiempo, llegué a conocer su historia. Amber regresaba de visitar a su padre en la prisión estatal de New Jersey (NJSP). Ella me explicó que era un LWOP, cuyas siglas en inglés significan, una persona que cumple una condena sin posibilidad de libertad condicional. Compartió conmigo su crimen: asesinato. A los 8 años, Amber lo vio asesinar a su madre.

La familia trató de convencer a Amber de que fue un accidente, una pelea de borracho fuera de control, pero ella aún no estaba segura de cómo sucedieron los hechos. Lo que sí sabía era que después de la muerte brutal de su madre y el encarcelamiento de su padre, la vida no mejoró para ella. Sus tíos abusaron sexualmente de ella por años. Antes de llegar a la adolescencia, Amber ya había sido llevada a hoteles y vendida por favores sexuales.

Luego de dos horas de estar conversando acerca de su historia, Amber preguntó con cautela: "¿Por qué siento que estas cosas horribles son mi culpa? Trato de olvidar todo esto, pero los recuerdos siguen repitiéndose en mi mente”.

Al aproximarnos a nuestro destino, logré compartir con ella cómo Dios anhelaba tejer de nuevo su corazón roto. Con cariño le hablé sobre un Padre celestial que nunca la dejaría, nunca la abandonaría, nunca abusaría de Su hija. Amber parecía estar más tranquila. Podía ver que el Espíritu Santo le estaba dando libertad, al igual que se descorcha una botella.

Le dije que Dios no nos dio vida para dejarnos ser consumidas por las tragedias. No, Él nos dio la vida porque nos ama y nunca ha dejado de pensar en nosotras.

El versículo de hoy nos recuerda esta verdad, Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos (Salmo 40:2).

Mientras seguíamos compartiendo, sus lágrimas de amargura se volvieron lágrimas que reflejaban el comienzo de una vida nueva. El Padre abrazaba a Su hija y ella respondía a Su amor.

¿Alguna vez has tenido ganas de caer a los pies de Jesús y contarle tu historia? Cada vez que escucho una historia como la de Amber, quiero levantarme y gritar, "¡Yo también tengo problemas!".

En mis tiempos de oración, he confesado cosas que me molestaban, esperando no avergonzar a Dios. Le he pedido milagros mientras, cruzando los dedos he esperado que no se acuerde de mis errores. Le he hablado de mis sueños y de mis dudas. Estoy segura de que no he sido una hija fácil, aunque de alguna manera todas somos un poco exigentes. Pero aquí está lo hermoso: en todo nuestro tiempo juntos, nunca he visto a mi Padre levantarse y abandonar la habitación. Ni una sola vez. Él se queda ahí hasta que mis problemas son resueltos, o hasta que Su paz reemplace mis sentimientos (Filipenses 4:7). Y por ello, ¡estoy increíblemente agradecida!

Padre celestial, gracias. Ya no estoy atrapada en el pozo del dolor y la angustia. Hoy es mi día para alejarme del dolor y pasar a un lugar de victoria. Creo que hay buenas cosas en mi futuro. Confío en Ti para reemplazar el desánimo con esperanza, y la angustia con alegría. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Isaías 41:10, Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. (NVI)

Salmo 34:18, El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado. (NVI)

RECURSOS ADICIONALES

Bienvenidas a los devocionales Aliento para el día de hoy en español. En Proverbs 31 Ministries creemos que cuando las mujeres conocen la Verdad y viven la Verdad, todo cambia. Estamos bien emocionadas de poder ofrecer este recurso en español, y esperamos en un futuro poder expandir el contenido en español en nuestra biblioteca. Acompáñenos mientras caminamos junto a las mujeres que buscan saber más de la verdad de la Palabra de Dios.

REFLEXIONA Y RESPONDE

¿Alguna vez te has encontrado con una persona que estaba realmente abatida, desolada, o que necesitaba ser escuchada? ¿Cómo reaccionas cuando ves personas sufriendo? ¿Cómo puedes ayudarles? ¡Queremos escuchar de ti! Comenta abajo.

 

© 2019 por Tracey Mitchell. Todos los derechos reservados.

Nota editorial: El devocional de hoy contiene temas delicados (el abuso sexual y asesinato). Nuestra oración es que este devocional sirva de aliento y que te ayude aplicar herramientas prácticas y espirituales para procesar temas delicados junto a la verdad bíblica y tu realidad diaria.

Proverbs 31 Ministries agradece a Zondervan, una división de HarperCollins Christian Publishing, por patrocinar el devocional de hoy.

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Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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