Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. Isaías 41:10 (NVI)
Una vez, cuando era una niña, mi prima y yo caminamos de la mano por la playa. Era la primera vez que había ido a ver al océano, y estaba disfrutando cada minuto.
Mientras caminábamos, disfrutando de la brisa y el día tan hermoso, mi prima se volvió para hablar con alguien sentado en la arena.
Fue entonces cuando sucedió. Una ola, más alta que yo, me arrastró. Estaba aterrorizada, el torrente inesperado de agua me dejó sin un momento para recuperar la respiración.
Estuve bajo el agua por lo que pareció demasiado tiempo, pero afortunadamente, ella nunca me soltó la mano.
Mi mente joven imaginaba que si la soltaba, de repente me dejaría llevar, demasiado débil e inexperta para sobrevivir sola a esa ola poderosa.
Ella se aferró a mí con fuerza. Ella no me dejó ir.
El agua retrocedió y me puse de pie, un poco aturdida por lo que había sucedido.
Lo que pensé que iba a ser una experiencia hermosa y llena de alegría, me había derribado por completo, y estaba tratando de librarme de la horrible sensación inminente de muerte.
Mi prima parecía no estar consciente de ningún peligro. Ella estaba riéndose y bromeando, y seguimos caminando.
Desanimada, me preguntaba si otros peligros me esperaban en este hermoso lugar, y si ella podía protegerme de más daño.
Por otro lado, Dios siempre está atento. Tampoco le molestan las olas de la vida que te dejan empapada y sin respiración, pareciendo ahogar todo sentido de dirección.
Entonces, en esos momentos cuando los niños se portan mal, o los sentimientos de aislamiento te arrastran, y empiezas a preguntarte ¿si tienes lo que se necesita para nutrir a otro ser humano? Dios está allí contigo, y Él sabe exactamente por lo que estás pasando. ¿Cuando llega el diagnóstico, la relación comienza a desmoronarse o el trabajo que amas desaparece…? Dios está justo a tu lado.
Como se muestra en Isaías 41:10, Dios te anima a no tener miedo; en cambio, ten la seguridad que Él te fortalecerá y te ayudará en tu camino.
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10
Amiga, cuando esas olas de responsabilidad, berrinches o noches de insomnio te dejen sin aliento y busques una mano para sacarte de tu situación, sabrás que estás segura justo donde estás.
Dios simplemente anhela que confíes en Él, ya sea que los momentos estén llenos de belleza o que el viento traiga olas arrasantes.
Estás siendo sostenida por la diestra de justicia del Padre, y no hay tormenta lo suficientemente fuerte para hundirte mientras estás bajo Su cuidado.
Querido Dios, gracias por el refugio de las tormentas que la vida trae y la seguridad encontrada en Tu presencia. Puedo aferrarme a Ti, momento a momento, sabiendo que Tu mano de poder, victoria y salvación me sostiene en cada situación. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Salmo 34:7-8, El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos. Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian. (NVI)
2 Corintios 12:9, pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. (NVI)
REFLEXIONA Y RESPONDE
Cuando las olas de la vida amenazan inundarte, ¿respondes con fe o miedo? ¿Por qué crees que haces esto?
¿Qué podrías lograr con mayor confianza en Dios y la fuerza y seguridad que Él te ofrece? ¡Únete a la conversación, y déjanos escuchar de ti en los comentarios abajo!
© 2019 por Tracie Braylock. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.