Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:9a (NVI)

No pasa un día en que no me pregunto qué estoy haciendo mal - casi como si hubiera una batalla implacable con mi cuerpo.

Recuerdo sentir que Dios me había abandonado en mi lucha por tener una relación saludable con la comida.

Clamando por Su ayuda, le preguntaba: si me has dado el poder de Tu Espíritu Santo para ayudarme a vivir una vida santa, ¿dónde estás cuando me siento tan fuera de control? ¿Por qué me está tomando tanto tiempo el estar saludable? ¿Y por qué es tan difícil mantenerme en forma?

Dios fue tan gentil conmigo mientras aprendía a aplicar los principios bíblicos en mi búsqueda de una victoria duradera. Me mostró que mi lucha personal para lograr el control sobre la comida era un desafío espiritual más que uno físico.

Aunque quería ser delgada y que mi cuerpo me agradara, al querer superar mi sentido de esclavitud hacia la comida, descubrí que Dios tenía un tema mucho más profundo que quería que yo abordara: anhelarlo a Él más que a cualquier otra cosa maravillosa que hubiera creado para mi gozo, incluyendo los alimentos.

Dios nos dio nuestros cinco sentidos para bendecirnos, ¡y el sentido del gusto ciertamente lo hace! Podemos apreciar y disfrutar de esta bendición o podemos dejar que se convierta en una especie de ídolo.

Conozco todo esto demasiado bien. La comida se convirtió en un ídolo tan grande durante la universidad que finalmente me convertí en una furiosa bulímica y estaba arruinando mi vida.

El enemigo quiere que nos concentremos en nuestra debilidad y que lo llamemos fracaso. Nos dice que no merecemos el amor de Dios, mientras nos tienta a tomar un bocado más.

Pero Dios quiere que tengamos una victoria plena en Él y nos ha dado verdad y poder para luchar esta batalla. Sigo encontrando fortaleza y consuelo en lo que el Señor le dijo al apóstol Pablo cuando Pablo le rogó a Dios que sanara su "espina en la carne". Dios le dijo, Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9a).

En mi jornada de una década esforzándome hacia una relación saludable con mi cuerpo y con la comida, he visto que Dios siempre está conmigo en mi batalla, dándome Su fortaleza. Pero, Él también me llama a poner de mi parte.

Dos cambios intencionales en la perspectiva me han ayudado a ganar mi batalla corporal en el poder de Dios:

Perspectiva #1: "No podemos hacer lo que solo Dios puede hacer y Él no hará lo que nosotros podemos hacer" (como Oswald Chambers dijo una vez). A veces oraba tanto que se me pelaban las rodillas y me preguntaba por qué no había sido suficiente. Ahora, sé que poner de mi parte incluye tomar decisiones saludables, renovar mi mente con la verdad y hacer todo lo posible para huir de las tentaciones, que rara vez se eliminan completamente porque me mantienen corriendo hacia Dios por el poder que sólo Él puede proporcionar.

Perspectiva #2: Mi lema personal es: "hacer las cosas correctas por las razones correctas, y confiar en Dios con los resultados”. Las "cosas correctas" incluyen nutrir mi cuerpo ya que es mi único vehículo para esta vida. Las "razones correctas" son glorificar a Dios y tener vitalidad para vivir Su propósito.

Para confiar en Dios con los resultados, necesitaba dejar de medir mi éxito exclusivamente por mi tamaño y mi peso. Aprendí a centrarme en las cosas que están en mi control, como hacer elecciones saludables y tener una perspectiva correcta. ¡A medida que me centraba en glorificar a Dios, mi cuerpo comenzó a moverse en la dirección correcta! Confiar verdaderamente en Dios con los resultados puede llevar tiempo, pero es una poderosa libertad.

Cuando estamos involucradas en una batalla similar, cambiemos nuestra perspectiva, tomemos pasos pequeños todos los días, participemos en la responsabilidad divina o entrenamiento y apoyémonos en Su fortaleza en nuestros momentos de debilidad. ¡Entonces es cuando el poder de Dios se perfecciona!

Señor, te libero mis hábitos y actitudes poco saludables sobre mi cuerpo. Pido ayuda para honrarte nutriendo bien mi cuerpo, viéndome a mí misma a través de Tus ojos y confiando en Tí el tiempo y los resultados. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

1 Corintios 10:13, Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir. (NVI)

 

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© 2020 por Danna Demetre. Derechos reservados.

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