Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Proverbios 31:16 (NVI)
Durante un tiempo de mi vida me asustaba la idea de abrir mi Biblia a la página de Proverbios 31.
Podía saltarme de Proverbios 30 a Eclesiastés 1 como si las páginas estuvieran pegadas. Con toda seguridad, en esos días no hubiese recordado ni una sola frase de ese capítulo. Solamente estaba segura que yo no era esa mujer de Proverbios 31.
Por dificultades en mi pasado e inestabilidad en mi hogar, nada me asustaba más que el temor de ser medida con una cinta métrica. Porque estaba segura que no iba a estar a la altura de las expectativas.
Sin embargo, con el tiempo este pasaje se volvió muy atesorado para mí. Ya no veía la mujer en Proverbios 31 como una amenaza. Por el contrario, comencé a ver en ella muchas posibilidades. Ella amaba su hogar y también salía de viaje. Era dedicada a su familia, así como a los negocios. Se reía a carcajadas, sin temor al futuro, pero nunca se olvidaba de los necesitados. Llegué a quererla. Y a querer ser como ella. Y a orar para ser como ella.
Las frases del versículo 16: Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo, inesperadamente llegaron a ser mis favoritas durante los dos últimos años.
Quizás ella nunca reflejó más bellamente la imagen de su Creador que cuando mezcló sus manos con la tierra. Uno de los primeros hechos que aprendemos sobre Dios es que Él es un sembrador. Un Jardinero.
No me molesta recordar que el trabajo antecedió la caída de la humanidad en el jardín del Edén, pues no era parte de la maldición (Génesis 3). Por el contrario, fue un llamado de Dios a venir, contribuir y participar con Él en Su mundo. Él nos creó con la necesidad de contribuir. De hecho, creo que más fácilmente podríamos vivir con dolor, que vivir sin un propósito. Pienso que la mayoría de nosotras anhelamos ser parte de algo importante. De algo grande.
Y realmente lo somos.
Las que le decimos Señor a Jesús, somos parte del Reino de Dios, llamadas a contribuir a lo único que sobrepasará en el tiempo.
Pero la mayoría de las veces toma tiempo hacerlo. Así que disminuye tu velocidad un poco. Toma tu tiempo. En lugar de apurarte, profundiza. Él es el Espíritu Santo, no es la “Santa Prisa”. Presta atención al proceso. La fruta que crece rápido nunca está madura.
Nuestra cultura está contaminada de impaciencia. Hacemos publicaciones en las redes sociales aun antes de hablar. Revisamos nuestros celulares antes de la segunda canción de alabanza durante el servicio de adoración. Queremos recibir al día siguiente todos nuestros pedidos en línea. Al menos así soy yo. Queremos crecer, sin pasar por el proceso de crecimiento.
Pero esa no es la manera de Dios.
Él no solo embelleció el jardín del Edén, descargando plantas ya crecidas de una camioneta para colocarlas en un terreno previamente fertilizado. Él lo sembró.
Durante un reciente proyecto, Proverbios 31:16 se convirtió en uno de mis versículos favoritos, ya que me recordaba que dar fruto, toma tiempo.
Para escribir hay un proceso de investigación, se hacen cambios y ajustes, se escribe de nuevo- es algo así como preparar un viñedo: se prepara el terreno, se siembra, se hacen injertos, se riega, se poda, se evalúa, y se cosecha. Y me dije a mí misma: No puedes forzar fruto de calidad; no trates de cosechar cuando deberías estar podando. Toma tu tiempo; valora el proceso”. Esta perspectiva me ayudó muchísimo.
Y esto es cierto para prácticamente cualquier tarea que viene de Dios. A Su manera. En el momento preciso. Él dice que cosecharás si no te das por vencida (Gálatas 6: 9). ¿Y qué importa si los que van a tu lado aceleran y te pasan? Déjalos pasar. Si no se toman su tiempo, todo lo que cosecharán serán semillas y brotes. No verán los tallos.
“Con el fruto de sus manos ella siembra un viñedo”. Apreciada hermana, sea cual sea el proyecto en que te encuentres en este momento, es como si estuvieras cultivando un viñedo. Dios quiere que sea una belleza. Toma tu tiempo y el fruto será dulce ... y duradero.
Señor, gracias por convertirme en la persona que quieres que sea. Por favor permite que mi vida produzca fruto y ¡dame la paciencia cuando el proceso tarda más de lo que yo espero! En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Génesis 2:8a, Dios el Señor plantó un jardín al oriente del Edén.(NVI)
Gálatas 6:9, No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. (NVI)
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