Devocionales

Cuando no me sobra el tiempo

Amy Carroll 21 de febrero de 2020
¿No sabían que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? Lucas 2:49b (RVA-2015)

Se me hundió el corazón al leer el texto de mi amiga. Aunque quería complacer su petición de pasar más tiempo juntas, sabía que no podía.

No es que no me cae bien. Me encanta estar en su compañía.

No es que no me sobra tiempo. Yo establezco mi propio horario flexible.

Sin embargo sabía que agendar otra cita más para tomar café me alejaría de mi misión —las tareas y relaciones que Dios ya me había dado. El decir “sí” no sería saludable para mí, pero el decir “no” se sentía hiriente. Era un dilema doloroso.

Sabiendo que otros me aconsejarían que era hora de establecer un límite, me pregunté: ¿Es bíblico establecer límites?

Me di cuenta que Jesús modeló una solución para mi confusión en Lucas 2:41-51, un vistazo fascinante de lo que Jesús entendía que era Su misión. La historia esclarece brillantemente cómo abordar nuestros propios límites cuando éstos confligen con las necesidades, deseos y preferencias de otros.

Jesús nos muestra el camino cuando las expectativas y relaciones se complican.

Recapitulemos este segmento de la vida de Jesús: La Sagrada Familia - José, María y Jesús - tienen un hábito sagrado. Cada año, ellos obedecen la Ley de Dios y hacen la caminata hasta Jerusalén para celebrar la Pascua.

Es una historia bíblica que se parece bastante a la trama de una película moderna. Después de la celebración, María y José habían viajado un día completo de camino a casa, cuando se dieron cuenta que su hijo de doce años no estaba con ellos.

María y José se alarmaron al descubrir que Jesús se había desaparecido. Las Escrituras nos dicen que se regresaron inmediatamente a Jerusalén y lo buscaron por tres días completos.

Tres días de buscarlo significa que el Templo, donde finalmente lo encontraron, no fue el punto de inicio de María y José. Las Escrituras no nos dicen dónde lo buscaron, pero “por arriba y por abajo” probablemente lo resume. Tal vez al igual que el resto de la cultura judía, esperaban encontrar a Jesús, el Mesías, cerca del palacio, consultando con los gobernantes en lugar de las cortes del Templo sentado con los líderes religiosos.

Si realmente hubieran entendido el propósito de Jesús, lo hubieran buscado primero en el Templo.

Evidentemente, los padres de Jesús no tenían una idea muy clara que digamos sobre Su misión; pero Él no estaba confundido para nada. Él lo tenía claro y Su misión lo impulsaba. —¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? (Lucas 2:49).

—En los asuntos de mi Padre...Esa sí es una idea esclarecedora. ¿Qué significa el estar en los asuntos de nuestro Padre? y, ¿cómo cambian nuestras vidas al encontrar intencionalmente la guía minuto-a-minuto de nuestro Padre?

Más tarde en Su ministerio, Jesús explicó la perspectiva de Su misión de esta manera: [...] no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada. (Juan 8:28b-29, NVI). En otras palabras, Jesús solamente habló lo que Su Padre le dijo que hablara. Él solo hizo lo que Su Padre le dijo que hiciera. Jesús se preocupaba ilimitadamente por los demás, sin embargo las instrucciones de Su Padre se anteponían a todo lo demás.

Estar en los asuntos de nuestro Padre significa que decimos las palabras que nuestro Padre nos instruye que digamos y ni una palabra más.Hacemos las cosas que nuestro Padre nos está diciendo que hagamos y ni una pizca más. Las instrucciones de Dios se convierten en nuestros límites.

Después de evaluar bien el ejemplo de Jesús, le envié a mi amiga un texto cautelosamente elaborado para explicar tanto mi amor como mis límites. Cuando describí la razón del porque no nos podíamos reunir, ella entendió y envió una respuesta llena de gracia.

Honestamente, no siempre sucederá de esa manera, pero podemos confiar en Dios que tanto nuestras vidas como nuestra gente se beneficiarán cuando “le damos preferencia a los asuntos de nuestro Padre”. Sus límites para nosotras son los mejores.

Señor, mi vida se ha vuelto abarrotada de expectativas y agendas que no forman parte de los asuntos de mi Padre. Ya que no he utilizado límites bíblicos, estoy demasiado atareada para ser quien Tú quieres que sea o hacer lo que Tú quieres que haga. Ayúdame a buscarte primero en cuanto a mis compromisos. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Proverbios 19:21, Muchos planes hay en el corazón del hombre, pero solo el propósito del SEÑOR se cumplirá. (RVA-2015)

REFLEXIONA Y RESPONDE

¿Cuándo fue un tiempo en el cual sabes que no le diste preferencia a “los asuntos de tu Padre” ? ¿Cuál fue el impacto en tu vida?

¿Cómo podrías establecer un límite de manera cariñosa la próxima vez? Déjanos saber tus ideas aquí, en la sección de comentarios.

© 2020 por Amy Carroll. Derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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