¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! Salmo 133:1 (NVI)
Recuerdo cuando mis niños estaban pequeños. Habían días cuando me sentía más como un árbitro que una mamá.
Mi pequeño generalmente era el instigador, incitando a su hermano mayor, pero se necesitan dos para bailar el tango ¿verdad? Entonces, cuando parecía que no había un final a la vista, yo entraba. «OK niños. Ya es suficiente». Hacía que repitieran después de mí: «¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía!» (Salmo 133:1, RVR95).
Sí, yo era esa mamá. Hacía que mis hijos citaran la Escritura en el momento más inoportuno. Pero yo estaba decidida: mis hijos sí se llevarán bien, les guste o no.
¿Y sabes qué? Funcionó. ¡Mis niños dejaron de pelear! La Palabra de Dios no sólo es poderosa, pero es también una gran distracción. Y claro, ellos estarían molestos temporalmente conmigo en lugar del uno con el otro.
El libro de Éxodo está lleno de drama de rivalidad entre hermanos y ejemplos de cómo no tratar a tu hermano. Caín y Abel, Jacob y Esaú, José y sus hermanos.
Pero en el libro de Éxodo, nos encontramos con Miriam, Aarón y Moisés, un grupo de hermanos que, la mayoría del tiempo se llevaban bien.
Cuando Moisés era un bebé y fue enviado al Río Nilo, fue su hermana Miriam quien esperó junto a los juncos para garantizar su seguridad. Décadas más tarde, Moisés y su hermano Aarón trabajaron hombro a hombro, liberando al pueblo de Israel de la esclavitud de los egipcios. ¡Juntos!
Pero la vida no fue siempre de color rosa para estos tres. Como la mayoría de los hermanos, también tuvieron sus momentos. ¿Te acuerdas del becerro de oro? Moisés estaba furioso cuando bajó de la montaña y vio lo que su hermano había hecho. Ay Aarón, ¿cómo se le ocurre?
Luego, en Números capítulo 12, Aarón y Miriam hablaron en contra de Moisés. Tenían un problema con su autoridad (¿Quién murió y lo hizo jefe a él?) y con el origen étnico de su esposa (ella era una cusita, no israelí).
Como resultado, Dios castigó a Miriam con una enfermedad de la piel. Aarón clamó a Moisés en Números 12: 11b: «Por favor, mi señor, te pido que no retengas contra nosotros el pecado que hemos cometido tan tontamente» (NVI).
Amigas, este hubiese sido el momento perfecto para decir: «Te lo dije». Pero Moisés contuvo su lengua y a cambio hizo una oración por su hermana.
Moisés eligió convertir una situación mala en una de restauración y sanidad.
Siglos después, David menciona al hermano de Moisés, Aarón, en un hermoso salmo sobre la hermandad y la bendición de la unidad. ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! Es como el buen aceite que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna (Salmo 133:1-3, NVI).
Quizás estés en medio de la crianza de tus hijos (o cuidas a algunas personas "menos maduras" en tu mundo), y hay días en los que te sientes más como árbitro que madre ... ¡no estás sola! O tal vez tus hijos no son los únicos en desacuerdo entre sí. Lamentablemente, el drama familiar puede durar décadas.
No pretendo entender cada situación desalentadora, pero sí sé lo que Dios dice sobre nuestras situaciones, a través de David en el Salmo 133. Que siempre hagamos nuestra parte y luchemos por la unidad. Es bueno, es agradable, y la bendición de Dios está ahí.
No te rindas, mi amiga. Incluso las mejores relaciones tienen sus momentos. Y hay esperanza incluso para las peores relaciones. Sé esa madre, esa hermana, esa chica. Nunca es demasiado tarde para hablar y orar la bendición del Salmo 133 sobre nuestras relaciones.
Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición ... (Salmo 133:3b, NVI).
Padre, sabes todas y cada una de las luchas relacionales que enfrentamos hoy. Te pedimos que traigas restauración y unidad divina donde ha habido discordia. Que nuestros pensamientos y palabras sean guiados por Ti. Oro para que siempre pongamos de nuestra parte y luchemos por la unidad. Declaramos y oramos la bendición del Salmo 133 sobre las relaciones dolorosas. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Efesios 4:3, Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. (NVI)
Colosenses 3:13, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. (NVI)
RECURSOS ADICIONALES
¿Quieres leer más acerca de Moisés en la Biblia? Revisa el último devocional de Binu Samuel, titulado Lo único que realmente importa, en donde ella comparte acerca de lo mucho que Moisés valoraba la paz y la presencia de Dios y ¡cómo deberíamos de hacerlo nosotras también!
REFLEXIONA Y RESPONDE
Piensa en una relación en tu vida que quisieras que Dios restaure. Tal vez has intentado enmendarla, pero no parece que se haya hecho ningún progreso. No te rindas. Comienza a hablar y a orar el Salmo 133 sobre esa relación específicamente.
¡Nos encantaría saber de ti! Deja un comentario y cuéntanos cómo podemos orar por ti hoy.
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Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.