Y cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, abrió las ventanas de su alcoba que daban hacia Jerusalén, y tres veces al día se arrodillaba y oraba a su Dios, dándole gracias como acostumbraba hacerlo. Daniel 6:10 (RVC)
{Nota de la editora: Debido a todas las conversaciones y decisiones que tienen que ver con el virus COVID-19 ha sido una semana muy extraña. Es por esta razón que queremos compartir con ustedes un devocional adicional para el día de hoy por si acaso tú, al igual que nuestro equipo te sientes un poco agobiada. No solemos compartir dos devocionales en un día, pero estos son momentos sin precedentes. Oramos que estos recordatorios amables de Lysa TerKeurst te guíen el corazón en los días y semanas que están por venir.}
Nada puede lanzarme a un hoyo tanto como las circunstancias que no puedo controlar. Es ese lugar donde la ansiedad amenaza con tragarme por completo mientras mi mente corre a través de todo lo desconocido y lo que podría o no suceder, lo cual provoca miedo.
Es por eso que estoy tan agradecida por el gran ejemplo de Daniel en las Escrituras. Daniel 6:1-15 nos muestra una imagen tan clara de lo que podemos hacer cuando todo lo que se siente seguro en nuestras vidas comienza a ser atacado.
En Daniel 6:10, Daniel acaba de enterarse de que cualquiera que sea sorprendido orando a alguien aparte del rey Darío será arrojado al foso de los leones. ¿Puedes imaginar el nivel de temor que este edicto podría haber despertado en Daniel? Podría haberse encontrado fácilmente en un pozo de desesperación antes de llegar a ese pozo lleno de leones. Pero la reacción de Daniel es asombrosa.
Daniel se va a casa, abre las ventanas y ora de todas formas. Me pregunto si yo podría haber sido tan valiente.
¿Y sabes qué eligió orar?
«¡Dios, sálvame!»
«¡Dios, no es justo!»
«¡Dios, esto es demasiado!»
«¡Dios, hiere a mis enemigos y elimínalos!»
No. Ninguna de las mencionadas arriba.
Daniel 6:10b nos dice que Daniel pronunció oraciones de gratitud. “Y tres veces al día se arrodillaba y oraba a su Dios, dándole gracias como acostumbraba hacerlo”.
Como la respuesta de Daniel es tan opuesta a la que la mayoría de nosotras tendría, esto me motiva a detenerme y reflexionar. Y lo que descubro son tres poderosas verdades que quiero recordar y vivir.
1) El agradecimiento debe convertirse en un hábito.
Nuestras respuestas iniciales suelen ser un producto secundario de los hábitos que hemos establecido en nuestra vida. El hecho que la reacción de Daniel fue orar oraciones llenas de gratitud, me dice que la gratitud y la confianza en Dios estaban al frente y en el centro del corazón de Daniel. Daniel fue capaz de dar gracias, incluso en medio de circunstancias incontrolables, porque ya era un hábito que había formado en su vida.
2) La lucha contra el miedo comienza en el momento en que empezamos a agradecer.
Parece que el ser una persona agradecida ayudó a Daniel a combatir el miedo. Ni una sola vez se menciona a Daniel tratando de esconderse. No se puso a tratar de controlar o manipular su situación. Simplemente abrió las ventanas y oró donde todo el mundo pudiera verlo.
Daniel no vivía negando sus circunstancias. Se trataba de Daniel acudiendo a Dios en medio de sus circunstancias.
3) No siempre podemos arreglar nuestras circunstancias, pero podemos fijar nuestros ojos en Dios.
La postura de Daniel durante la oración es reveladora. Primero, vemos que Daniel estaba orando hacia Jerusalén - una postura basada en las palabras del Rey Salomón en 1 Reyes 8:35-51 durante la dedicación del templo. Daniel sabía de dónde venía su ayuda y esperanza - venía de Dios, y sólo de Dios.
El profundo nivel de confianza de Daniel también se revela en que estaba arrodillado mientras oraba. La postración es un signo de estar consciente de sí mismo y de Dios.
(1 Reyes 8:54, Esdras 9:5, Lucas 22:41, Hechos 7:60) Es un acto de humildad profunda. Puede que no siempre estemos de rodillas cuando oramos, pero siempre podemos elegir la postura del corazón de Daniel.
Pidamos al Señor que nos ayude a fijar nuestros ojos en Él con humildad y gratitud en vez de enfocarnos en nuestros problemas de hoy. Y permitamos que la vida de Daniel sea una prueba para nuestros corazones de que las palabras de Isaías 26:3 son verdaderas: Dios es capaz de mantener en perfecta paz a aquellos cuyas mentes están fijas en Él, porque confían en Él.
Dios Padre, sé que es normal que a veces nos encontremos en un hoyo de miedo y desánimo. Pero no tenemos que quedarnos ahí. Hoy, elegimos fijar nuestros ojos en Ti. Y estamos recordando que cada cosa por la que verbalizamos nuestro agradecimiento es como una grada para salir del hoyo en el que nos hemos encontrado. Gracias por proporcionarnos Tus verdades eternas que nos demuestran una y otra vez lo poderosamente capaz que siempre eres. Contigo a nuestro lado, no tenemos necesidad de temer. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Deuteronomio 7:9, »Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos. (NVI)
Salmos 27:1, El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer?
El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar? (NTV)
Salmos 119:90, Tu fidelidad se extiende a cada generación,
y perdura igual que la tierra que creaste. (NTV)
Lamentaciones 3:21-23, No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. (NTV)
Salmos 33:4, Pues la palabra del Señor es verdadera
y podemos confiar en todo lo que él hace. (NTV)
1 Timoteo 1:17, ¡Que todo el honor y toda la gloria sean para Dios por siempre y para siempre! Él es el Rey eterno, el invisible que nunca muere; solamente él es Dios. Amén. (NTV)
Salmos 146:5-6, Pero felices son los que tienen como ayudador al Dios de Israel,
los que han puesto su esperanza en el Señor su Dios. Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Él cumple todas sus promesas para siempre. (NTV)
Hebreos 13:6-8, Así que podemos decir con toda confianza:
«El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?» (NVI)
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© 2020 por Lysa TerKeurst. Derechos reservados.
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