Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo, yo me alegraré en Jehová, me gozaré en el Dios de mi salvación. Habacuc 3:17-18 (RVR1995)
Esta semana pasada, tuve la oportunidad de ponerme al día con una amiga que ha estado pasando por un tiempo extremadamente difícil debido a un hijo descarriado y drogadicto. Cuando le pregunté cómo se estaba manteniendo a flote, ella exclamó, «¡Es una cosa tras otra!».
Mi amiga continuó explicando que además de los desafíos con su hijo, ella había sido azotada con otros tipos de problemas, también.
Sus problemas iban desde inconvenientes tales como el descomponerse su lavadora, a angustias del corazón como la muerte de su perro, hasta asuntos médicos graves como cuando su esposo fue llevado apresuradamente al hospital por una condición cardiaca. «Cada vez que pienso que las cosas podrían mejorar», se lamentaba, «toman un giro hacia lo peor».
¿Alguna vez has experimentado una temporada así? Yo sí. Y el profeta Habacuc también.
En el versículo clave de hoy, él describe una serie de problemas que azotaron a la nación de Israel. Al igual que mi amiga, Habacuc y sus conciudadanos estaban atrapados en un escenario de “una cosa tras otra”. Sin poder hacer nada, ellos presenciaron la situación de su país escalar de mal en peor.
Primero, la higuera no floreció.
Eso significó que no habían higos. Los higos eran un manjar, así que perderlos era una molestia más que nada. La gente estaba perdiendo algo que disfrutaban, pero no algo esencial.
Luego, perdieron las uvas.
Las uvas proporcionaban la bebida diaria, así que perderlas presentaba un gran inconveniente. Perder la cosecha de la aceitunas era peor. No tenían aceite para cocinar o para encender las lámparas. Eso obstaculizó significativamente su habilidad de funcionar.
Aún más crítico fue la pérdida del grano.
Eso significaba hambruna para grandes segmentos de la población. El golpe final fue la pérdida del ganado ya que esto no solo los privó de alimentos, sino también de su habilidad de producirlos. Dada una catástrofe de tal magnitud, las cosas realmente se veían sombrías.
Sin embargo, independientemente de cuán malas se pusieron las cosas, Habacuc estaba decidido a no permitir que su corazón se hundiera en la desesperación. ¿Cómo? Al enfocarse en la grandeza de Dios en lugar de cuán grande era el problema. Habacuc respondió a la crisis creciente regocijándose en Dios. Incluso en la situación más horrible de mal-en-peor, sabía que el Dios de su salvación sería fiel en ayudarlo hasta el final.
No es fácil ser agradecida cuando enfrentamos circunstancias desafiantes. Es aún más difícil ser agradecidas cuando las cosas van de mal en peor. Y cuando los problemas se acumulan y parecen no tener fin, es cuando más difícil se nos hace el ser agradecidas. También es el momento en que más necesitamos la gratitud.
Cuando mi amiga terminó de contarme su larga lista de problemas, ella levantó sus manos en el aire y se sonrió. «Pero Mary, ¿adivina qué?» ella concluyó, «realmente estoy bien… estoy tan agradecida que aún cuando el tornado me arranca todo de las manos, ¡todavía tengo a Jesús!».
Le sonreí y asentí con mi cabeza.
La gratitud le permitió a Habacuc triunfar en una situación que iba de mal en peor. Me ha ayudado a través de varios momentos difíciles. Esa misma gratitud está ayudando a mi querida amiga a sobrepasar sus dificultades. Y también te puede ayudar con cualquier desafío que estés enfrentando.
Entonces, puedes triunfar en el Señor cuando de sentido figurado la higuera de tu jardín no florece. Cuando tu cultivo de oliva falla. Cuando tus campos no producen alimento. Cuando las cosas aparentemente van de mal en peor. Aún en medio de todo esto puedes regocijarte en el Dios de tu salvación.
Padre Celestial, por favor ayúdame a ser agradecida en lugar de quejarme cuando las cosas difíciles se avecinan. Quiero ser conmovida por Tu grandeza, no por el tamaño de mis problemas. Gracias porque estás conmigo y me ayudarás hasta el final. Como Habacuc, ¡escojo alegrarme en Jehová y regocijarme en el Dios de mi salvación! En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
I Tesalonicenses 5:18, Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. (RVA-2015)
Colosenses 3:15a, c, Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, ... Y sean agradecidos. (NVI)
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RECURSOS ADICIONALES
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REFLEXIONA Y RESPONDE
¿Cómo reaccionas cuando surgen dificultades? ¿Te quejas o estás agradecida? ¿Por qué una actitud de gratitud nos ayuda durante los tiempos difíciles a alegrarnos en Jehová? ¿Cuáles circunstancias de tu vida actualmente necesitan una actitud de gratitud? ¡Comparte tu opinión en los comentarios a continuación!
Toma tiempo ahora mismo para expresar gratitud a Dios en oración, agradeciéndole por quién es y por lo que Él hace por ti.
© 2020 por Tessa Afhsar. Derechos reservados.
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