No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7 (NVI)
Nunca me olvidaré del día cuando mi madre le dijo a mi hermana, mi hermano y a mí que íbamos a pedir a Dios por unos pantalones nuevos para mi hermano. Él había dado un estirón, como suelen hacer los chicos jóvenes, y necesitaba nuevos pantalones como parte de su uniforme escolar.
Mi mamá era una viuda, criando a tres hijos de edad escolar y no sobraba mucho dinero. Así que una noche después de la cena, ella nos pidió acompañarla en oración, al lado de su silla favorita delante de la chimenea. Ella explicó que Dios sabe todas las cosas que necesitamos y quiere que nosotros presentemos nuestras peticiones a Él.
Estaba cautivada por esta nueva información. Sabía que le pedíamos a Dios bendecir a nuestra familia cada noche. Sabía que cuando cometía un error, podía pedirle a Dios que me perdonara, pero nunca me imaginé que a Dios le interesaban los pantalones. Tenía tantas cosas que quería preguntar.
¿Tiene Dios pantalones de sobra en el cielo?
¿Los ángeles usan pantalones?
Su oración era muy sencilla –
Dios Padre, gracias por cuidar de nuestra familia. Gracias por decirnos que oremos por todo. Tú sabes que Stephen necesita pantalones nuevos, así que pedimos Tu ayuda y Te agradecemos de antemano por siempre cuidarnos. En el Nombre de Jesús, Amén.
Mi mamá siguió con sus tareas rutinarias de la tarde pero me quedé sentada al lado de la chimenea, pensando si debíamos apagar el fuego. ¿Mandaría Dios los pantalones por la chimenea o llegarían en el correo? Esto era territorio nuevo para mí.
Un par de días más tarde, una de las amigas de mi mamá de la iglesia vino para tomar un café y cuando se fue, vi en la silla donde estaba sentada, un paquete envuelto en papel marrón. Cuando mi mamá entró de nuevo a la sala, ella lo abrió y ahí dentro habían tres pares de pantalones nuevos. Eran del tamaño perfecto para mi hermano. Estaba asombrada.
«¿Comentaste a ella que los necesitabas?» pregunté.
«No», dijo ella, «Le contamos a Dios, ¿no te recuerdas?»
La lección más grande que aprendí allí cerca de las rodillas de mi madre, era orar por todo como nuestro versículo clave lo dice: No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:6-7). Recibimos la paz de Dios sobre nuestras circunstancias no cuando Él responde a nuestras oraciones de la manera que nosotras lo queremos, sino cuando simplemente presentamos nuestras peticiones a Él con acciones de gracias.
Mi mamá me enseñó que no existía nada que fuera demasiado grande ni pequeño de lo cual no podíamos hablar con Dios. Esta práctica de orar juntas, llegó a ser una conexión de por vida con mi madre. Su fe sencilla en la bondad de Dios y su fe en el poder de la Palabra de Dios son unos legados que siguen activos conmigo hasta el día de hoy.
No sé qué situaciones estás enfrentando ahora mismo. Quizás estás preocupada por tus hijos, tus finanzas, tu salud o tu matrimonio. Quiero recordarte hoy que Dios se interesa por cada detalle de tu vida. Nada es demasiado grande. Nada es demasiado pequeño. Mientras vas contándole lo que necesitas, dale gracias porque te ama y recibe Su paz.
Padre Celestial, gracias por interesarte y cuidar de mi vida. Gracias porque puedo hablar contigo acerca de todo. Tengo muchas preocupaciones, así que las traigo cada una delante de Ti. Gracias por Tu promesa de darme Tu paz. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
1 Pedro 5:7, Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (NVI)
1 Tesalonicenses 5:16-18, Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. (NVI)
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Recursos Adicionales
En su libro, Praying Girls Devotional, Sheila Walsh, una autora de muchas ventas, ofrece a chicas de 11 a 14 años las herramientas para empezar una vida de oración. Ella les ayuda a aprender:
— Cómo hablar con Dios de una manera sencilla y honesta.
— Cómo orar cuando no saben qué decir.
— Que Dios está escuchando y no existe ningún problema que sea demasiado grande ni pequeño.
— Que la oración es una herramienta poderosa para cada chica.
— ¡Y mucho más!
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Reflexiona y responde
¿Qué cosa puedes hacer hoy para ayudar a tu familia a empezar a orar por todo?
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