¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Salmo 139:14 (NVI)

Como soy una chica friolenta, tengo frazadas por toda la sala. Cada vez que me siento, me abrigo con ellas.

Pero para mí, hay una frazada en particular que es más valiosa que las demás; me encanta arroparme con ella y sumergirme en los recuerdos de mi abuela Dohm, quien la hizo para mí.

Cuando me acuesto y me cubro con esa frazada mi imaginación vuela. Reflexiono sobre todo el trabajo que mi abuela invirtió mientras tejía durante horas, pensando en mí y orando por mí. Ella dedicó su tiempo y corazón a hacer algo precioso y duradero para mí.

Esa descripción no solo se aplica a la frazada de mi abuela. De una manera mucho más profunda, ¡tú eres preciosa y perdurable! Me encanta la forma en que el Salmo 139:13-14 lo dice: Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!

Dios invirtió un cuidado inconmensurable al planificarte, crearte y tejerte. Puedo imaginarlo deleitándose en ti y en el propósito que Él ponía dentro del tejido de tu ser. ¡Él debe haber tenido una sonrisa de oreja a oreja mientras te soñaba!

Dios te ama simplemente porque te creó.

¿Te resulta difícil de creer esto hoy?

Tal vez te está yendo mal el día … tal vez nunca te has sentido digna de amor.

Quizás estés tropezando por encima de errores pasados, fallas y pecados, sintiéndote indigna e indeseable.

A algunas de nosotras nos pusieron la etiqueta de “dificil de amar”. O tal vez te sientes como una forastera, sin experimentar la alegría de pertenecer.

Cuando nos sentimos desagradables, podemos aprender de David, quien dijo: soy una creación admirable. Si no fuera por la frase que lo antecede: Te alabo, esa declaración no sería más que vanagloria. Te alabo es la pieza esencial que hace falta en nuestra cultura de vanidad. La primera parte del versículo hace que la segunda parte sea verdadera. Si comenzamos con alabanza a nuestro Creador, entonces amarnos a nosotras mismas se convierte en el desbordamiento. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! (énfasis agregado).

En nuestra alabanza a Dios, el amarnos a nosotras mismas se convierte en un acto de adoración hacia nuestro Creador.

No hace mucho, una amiga me hizo poner en práctica esta idea. Cuando compartí estos pensamientos con ella, me dijo: «¡Quiero oírte poner esto en acción! ¿Cómo te amas a ti misma? ¿Qué te gusta de quién eres y de cómo te creó Dios?»

Tomé una pausa, y luego comencé una lista:

• Alabo a Dios por darme una pasión por la justicia.
• Le agradezco por la compasión que Él tejió dentro de mí.
• Dios me creó para enseñar. ¡Estoy tan agradecida que me encanta hacerlo!
• Y a pesar de que me molestaron cuando era niña, me gusta que mi nariz es un poco respingada al final.
• Alabo a Dios porque soy una creación admirable.

Señor, puede que sienta que no merezco ser amada, pero te agradezco por Tu amor tan profundo por mí. Porque Tú me creaste, te adoro al amarme tal como me hiciste. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

1 Juan 4:19, Nosotros amamos porque él nos amó primero. (NVI)

Efesios 2:4-5, Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! (NVI)

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Reflexiona y responde

Haz una lista de las cosas que te encantan de la forma en que Dios te creó.

Estudia tu lista por un momento, y luego dale gracias a Dios por ello. ¡Esto es adoración!

Ahora haz algo valiente y comparte una de las cosas que te encantan de la forma en que Dios te creó en los comentarios. ¡Adoremos a Dios juntas por su creación increíble!

© 2020 por Amy Carroll. Todos los derechos reservados.