Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla. Juan 1:5 (NVI)

Pasé la mayor parte de mi infancia haciendo mis tareas en la oscuridad bajo una lámpara de gas.

Cuando estalló la guerra en mi país del Medio Oriente, teníamos electricidad solo ocho horas al día y luego oscurecía.

No solamente mi país estaba físicamente en la oscuridad; también era una oscuridad espiritual. Mi familia experimentó los efectos de esa oscuridad, ya que éramos los únicos cristianos en nuestro pueblo. Cuando compartíamos el evangelio en los barrios del pueblo, éramos perseguidos y recibimos amenazas de muerte que nos pedían que paráramos, de lo contrario mi padre sería asesinado. Experimenté esa misma oscuridad en mi escuela también donde me intimidaban por mis creencias. A menudo, mi corazón era invadido por una gran tristeza al sentir el rechazo de los que me rodeaban.

La persecución afectaba a mi familia desde afuera, pero desde adentro, la pobreza se estaba haciendo cargo de ello.

A menudo nos faltaba comida y a veces sólo teníamos cebolla cruda y pan para cenar. Vivíamos en un pequeño apartamento sin muebles o camas. Yo deseaba tener ropa nueva, muñecas y juguetes, pero no teníamos dinero para ello, y yo no recibía regalos en Navidad o en mi cumpleaños.

Sin embargo, mis padres me alentaban continuamente a mantener mis ojos en Jesús. Mi madre recitaba el Salmo 23 en mis oídos cada noche antes de dormir, ella me enseñó a orar y poner todas mis necesidades en Dios.

Durante esta época de oscuridad, los recursos cristianos eran muy limitados, aparte de encontrar otros cristianos para conocer, había una emisora cristiana que transmitía al aire durante dos horas al día. Mi familia quería tener acceso a esta emisora, pero no teníamos para una radio. Siendo una familia de oración, pusimos esta necesidad en Dios.

Entonces Dios atravesó nuestra oscuridad.

En medio de la guerra, pobreza y persecución, me dieron una caja de zapatos bellamente empacada por alguien al otro lado del mundo, alguien que quería mostrarme el amor de Dios.

Mi familia se reunió para abrir la caja de zapatos. Mientras la abría, mi corazón se llenó de alegría; encontré tantas cosas que fueron una respuesta a mis oraciones y que reflejaban muy bien mi yo más íntimo. Había cosas de higiene personal, suplementos escolares y muchos juguetes hermosos como un slinky y un peluche Beanie Baby.

Mientras nos regocijábamos con cada cosa que estaba dentro de la caja, nos esperaba otra sorpresa. Dentro de la caja de zapatos había otra caja más pequeña, y dentro de esa cajita, ¡encontramos una mini radio!

De millones de cajas, Dios orquestó para que esa caja en específico viniera a mi familia con lo que necesitábamos y habíamos pedido en oración. Ese día, mientras estaba sentada en nuestra habitación sosteniendo mi caja, la oscuridad no se fue pero fue superada por la luz de Dios. Tal como dice la Biblia en Juan 1:5 “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.”

A partir de ese día, cada vez que encendía la radio, recordaba que Dios es un Dios de detalles. De una forma muy única, Él atravesó la oscuridad que me rodeaba y me mostró que yo era vista y amada por Él, incluso cuando era rechazada por muchos otros.

Existen momentos donde la oscuridad parece abrumadora y nos ciega de poder ver la presencia de Dios en nuestras vidas. El enemigo usa muchas formas de ataque para nublar o incluso cegar nuestra visión de la Única Luz Verdadera.

Pero Dios no está disuadido de la oscuridad alrededor de nosotros.

Continúa buscando a Dios aún cuando todo lo que te rodea es la oscuridad. Dios está activamente trabajando detrás de los escenarios. Él sigue siendo el Dios de amor, el Dios de paz y el Dios de oraciones contestadas.

Padre Celestial, a veces estoy tan abrumada por mis propias situaciones que no te puedo ver o sentir. ¿Me pondrías en Tu luz y me permitirías verte brillar a través de mi oscuridad? Ayúdame a confiar en lo que Tú haces en mi vida aún cuando no conozca todos los detalles. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

Juan 8:12, Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: - Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (NVI)

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© 2020 por Dania Yadago. Todos los derechos reservados.

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