Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. Juan 8:36 (NVI)

«No importa cómo jugaste. Lo que importa es que hiciste lo mejor posible».

Esto es lo que le dije a mi hijo de siete años, Silas, mientras caminábamos hacia el auto después de un partido de béisbol. Se sentía desanimado por haber cometido múltiples errores, lo que permitió que ganara el otro equipo.

«¿Hiciste tu mejor esfuerzo?» Le pregunté.

«Sí, lo hice», respondió con confianza.

«Bueno, entonces no tienes nada de qué avergonzarte o frustrarte. Y sin importar cómo jugaste allí, estoy y siempre estaré orgullosa de ti ».

A menudo, ser madre me recuerda lo mucho que me ama mi Padre Celestial. En esos días en los que tropiezo con la vida y cometo grandes errores, Él no está parado allí enojado, frustrado y molesto porque fallé. No está enojado conmigo cuando no tengo mi mejor día.

Su amor y favor no se basan en mi actuación, ni siquiera en ninguna acción mía … cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8, NVI).

Soy amada. Punto. No por quién soy (o no soy), o por lo que he hecho (o no he hecho), sino por quién es Él y lo que ha hecho.

Es mi tendencia natural como madre pasar mucho tiempo preocupándome por mis hijos. Me he quedado despierta toda la noche preocupándome: ¿Estoy pasando suficiente tiempo con ellos? ¿Están comiendo lo suficientemente saludablemente? ¿ Hice las preguntas correctas en nuestra conversación? ¿Se siente lo suficientemente amada? ¿Debería haberle respondido así?

Estas preocupaciones pueden convertirse en ansiedad y rápidamente puedo llegar a un lugar donde siento tanta vergüenza y culpa como madre. Afortunadamente, Jesús no me da la espalda cuando me equivoco. En cambio, me invita a acercarme:

Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso (Mateo 11:28, NVI).

Jesús me susurra: «Eres libre. Cuando morí en esa cruz, fue por ti. Fue por tus errores y equivocaciones. Fue para que no tengas que cargar con el peso de la culpa, la vergüenza y los sentimientos de ‘“no hacer lo suficiente”. Descansa en Mí. Déjame ser adecuado donde te sientes inadecuada. Confía en Mí en los espacios desordenados y rotos. Mírame cuando no sepas cómo responder o cuál es el siguiente paso. Apóyate en Mí cuando te sientas abrumada con este trabajo que te he dado para criar a estos humanos. Deja de estresarte, preocuparte, esforzarte tanto. Vine para darte vida, esperanza y alegría. Descansa en Mí. ¡Eres libre!»

Esta libertad — comprenderla y vivirla verdaderamente — ha cambiado por completo mi vida. No tengo que ser madre (¡o vivir!) con vergüenza, culpa o deseo de impresionar a los demás.

No sé dónde te encuentras hoy o con qué podrías estar luchando. Pero yo sé esto: Jesús también te ofrece esta libertad.

No tienes que cargar con el peso de intentar ser suficiente o hacer lo suficiente. No tienes que esforzarte más, ser más, hacer más o demostrar tu valor para alcanzar el amor de Dios.

En Cristo, eres redimida, elegida, perdonada y amada. Puedes descansar en el asombroso amor de Cristo por ti — incluso en esos días en que fallas, caes y cometes errores.

Padre Celestial, gracias por amarme — incluso cuando me equivoco. Gracias por morir en la cruz por mis pecados para que no tenga que cargar el peso de sentir que no soy suficiente. Déjame descansar en Tu amor, y déjame estar tan llena de Tu amor que se derrame a todos los que me encuentre hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

1 Juan 3:1a, ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! (NVI)

Romanos 8:1, Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. (NVI)

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Recursos Adicionales

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© 2021 por Crystal Paine. Todos los derechos reservados.

Proverbs 31 Ministries agradece a HarpeCollins Bethany House Publishers, una división de Baker Publishing Group, por patrocinar el devocional de hoy.

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