Y yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre. Este es el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes y está en ustedes.
Juan 14:16-17 (RVA-2015)
No suelo ver mucha televisión, a menos que sea la temporada de fútbol americano universitario o se esté transmitiendo un nuevo episodio de Fixer Upper. Entonces le doy mi atención completa. Así que me emocionó saber que Fixer Upper regresaría en 2021. Chip y Joanna Gaines son tan agradables de ver, y también me encanta inspirarme para mi propio hogar al presenciar la forma en que transforman los hogares de otros.
Es raro que termine un episodio y no mueva alguna silla a un lugar diferente en mi sala, sueñe con un color de pintura diferente en uno de nuestros baños o simplemente vaya directamente a la tienda de Target a comprar la última mercancía de Magnolia para renovar mi cocina.
Pongo una buena cantidad de energía en el cuidado de nuestra casa, lo cual no es poca cosa con cinco varones y un perro muy grande y peludo. Confieso que ejerzo mi deseo de controlar lo incontrolable con cosas como organizar los zapatos en el estante del vestíbulo y acomodar los cojines de manera perfecta en el sofá. Pero más allá de eso, me preocupo por crear un espacio acogedor y amoroso para que disfruten nuestra familia y amigos. Programas como Fixer Upper me inspiran para hacer de nuestra casa lo mejor posible y un lugar de descanso para que viva mi familia.
Sin embargo, recientemente, mientras leía nuestro versículo de hoy, me desafió a considerar cuánta (¡o cuán poca!) energía invierto en hacer de mi corazón un hogar acogedor para que habite el Espíritu Santo. Nuestro versículo clave en Juan 14:16-17 dice, “Y yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre. Este es el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes y está en ustedes”. Y tuve que confesar mi tendencia a no prestar atención a la morada del Espíritu Santo.
Había seguido a Jesús durante más de 35 años antes de que la magnificencia de la presencia del Espíritu Santo viviendo en mí, se volviera algo hermoso para mí. Sabía que cuando confiamos en Jesús, recibimos el regalo gratuito de la vida eterna. Lo que no aprecié es que cuando ponemos nuestra confianza en Jesús, Dios pone Su Espíritu poderoso en nosotras. Nuestros corazones se convierten en el hogar del Espíritu Santo. (Gálatas 3:14)
Qué loco pensar que creer en Jesús es el único prerrequisito para recibir el poderoso Espíritu Santo dentro de nosotras. ¿Conocemos los muchos beneficios de esto?
Así como Jesús fue el hogar del Espíritu Santo durante Su ministerio terrenal, tú también eres el hogar del Espíritu Santo ahora, si has puesto tu confianza en Jesús. Tenemos el mismo poder que tenía Jesús cuando fue tentado a pecar por Satanás y no sucumbió. Tenemos el mismo poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos. ¡Tenemos el mismo poder sobrenatural de Dios dentro de nosotras hoy!
Cuando reflexiono sobre cómo nuestro Dios bondadoso eligió colocar Su Espíritu precioso dentro de mi corazón, y reflexiono sobre todo lo que Él anhela hacer en mí, por mí y a través de mí, me siento llena de energía para orar como David, “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí” (Salmo 51:10, NTV). Recibo un deseo renovado de caminar en obediencia a Dios y no entristecer el don invaluable de Su Espíritu con mi pecado intencional o con un corazón sin arrepentimiento o con amargura.
No se trata de ser perfecta para Cristo. ¡Se trata de buscar a Cristo! Con nuestros ojos fijos en Jesús, el Espíritu, no entristecido, se instala en nuestros corazones y ¡Su poder se desata en nuestras vidas!
Lo que marcará una diferencia dramática en cómo vivimos es saber que Dios Todopoderoso habita dentro de nosotras por Su Espíritu y luego creer que todo lo que es Suyo es nuestro. Su poder y sabiduría. Su fuerza y gozo. Su paz y consuelo. Su amor y esperanza. Dios se manifiesta por completo en Su pueblo a través de Su Espíritu.
Donde hay fortalezas del pecado que necesitan ser quebrantadas. Donde hay amargura que necesita ser liberada. Donde hay pensamientos tóxicos que necesitan ser reemplazados por la Verdad vivificante. Aquí es donde el Espíritu de Dios en nosotra puede hacer más de lo que pedimos o imaginamos (Efesios 3:20). Nuestro papel es hacer de nuestro corazón un hogar acogedor para que Él more.
Padre, gracias por el don de Tu Espíritu. Danos el poder para caminar de acuerdo a Tu Verdad para que podamos vivir empoderadas por Tu Espíritu. No queremos conformarnos con menos de todo lo que Tú quieres hacer en nosotras y a través de nosotras, para Tu gloria. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Hechos 2:38, —Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. (NVI)
Efesios 4:30, No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. (NVI)
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