¡Siembren para ustedes justicia! ¡Cosechen el fruto del amor, y pónganse a labrar el barbecho! ¡Ya es tiempo de buscar al SEÑOR!, hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia! Oseas 10:12 (NVI)
Dios quiere que lleguemos a algunas conclusiones en nuestro corazón. Una de las más cruciales es la decisión sobre nuestra entrega en lo que respecta a nuestra relación con Él. ¿Queremos caminar en la plenitud de Su amor y Sus planes? ¿O queremos pasar nuestras vidas persiguiendo los placeres vacíos del mundo?
¿Por qué no desafiar los límites, vivir en el ahora y preocuparte por la eternidad más adelante?, susurra el enemigo.
El enemigo es muy estratégico con sus planes para descarrilarnos y distraernos. Hábilmente hace que sus tentaciones parezcan tan inofensivas.
El problema es que, al “vivir el ahora”, perdemos el sentido completo de nuestra existencia y el propósito mismo para el que fuimos creadas. Dios nos hizo para relacionarnos con Su amor perfecto. Pero si siempre estamos persiguiendo otras cosas, nunca experimentaremos la plenitud de ese amor. Hay una gran diferencia entre acercarnos a Dios a medias y una devoción incondicional.
Es en ese enfoque poco entusiasta donde encontramos al pueblo de Dios en un pasaje de las Escrituras que he estado estudiando recientemente.
Oseas 10 comienza con la apariencia inicial de que todo está bien para los israelitas. Están floreciendo y en una temporada de abundancia (Oseas 10:1). Cualquiera que los mire desde fuera, probablemente supondría que Dios está complacido con ellos y que los bendice grandemente. Pero Oseas les hace saber a los israelitas que Dios está todo menos complacido con ellos y su temporada de abundancia y fecundidad está a punto de ser reemplazada por una de destrucción y esterilidad.
¿Por qué?
Oseas 10:2 (NVI) explica la razón: “Su corazón es escurridizo, pero tendrá que cargar con su culpa. El SEÑOR destrozará sus altares y devastará sus piedras sagradas”.
La palabra hebrea para “escurridizo” es חָלַק, ḥālaq (pronunciado “ja-lak”) y significa “dividido, liso o resbaladizo”.
Dios no tenía todo su corazón.
Sus corazones fueron engañados y divididos. En lugar de adorar a Dios con todo su corazón, los israelitas se volvieron hacia sus altares paganos (Oseas 10:1). En lugar de confiar en el Señor, pusieron su fe en sus reyes rebeldes y malvados. (Oseas 10:3-4; Oseas 10:7).
Ignoraron las advertencias de Dios de derribar sus altares, sin darse cuenta de que los afectos divididos siempre serán perjudiciales para una vida de devoción. Y mientras perseguían a sus ídolos, se desviaron de su relación de pacto con el Señor.
Afortunadamente, Dios es misericordioso en medio de nuestro deambular, llamándonos para que regresemos a casa, llamándonos al arrepentimiento y ofreciéndonos la oportunidad de comenzar de nuevo.
Él ofrece esperanza a los israelitas y a nosotras en Oseas 10:12: “¡Siembren para ustedes justicia! ¡Cosechen el fruto del amor, y pónganse a labrar el barbecho! ¡Ya es tiempo de buscar al SEÑOR!, hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia”.
No quiero que perdamos de vista el significado hebreo original de la palabra “buscar” en este versículo. La palabra דָּרַש, dāraš (pronunciada “da-rash”) se traduce como “volverse al Señor”. ¡Me encanta eso! ¿Puedes escuchar la voz del Padre llamando a Su pueblo? ¿Llamándonos?
Es como si dijera: Hijas mías descarriadas y obstinadas, ¡regresen! ¡Den la vuelta hacia mí! El camino en el que están es uno que conduce a la destrucción. Uno que no puedo bendecir. ¡Pero no es demasiado tarde! No te has alejado demasiado. Puedes detenerte ahora mismo, justo donde estás, y regresar a Mí. Puedes tomar decisiones sabias y santas. Comenzando ahora. Puedes sembrar mejor semilla. Hoy mismo. Acércate una vez más a Mí, y Yo me acercaré a ti. Arrepiéntete de tus pecados y recibe la plenitud de Mi misericordia, gracia y perdón. Recíbeme incluso en las partes de tu corazón que tal vez hayan sido endurecidas y resistentes a Mí. Dirígete hacia mí. Búscame. Me encontrarás esperando y listo para moverme en tu vida con una gracia asombrosa, un amor sin fin y un poder increíble.
Oh, cuánto oro para que respondamos a Su llamado hoy. Busquemos a Dios como nunca antes. Vayamos a Él, sigámoslo y ofrezcamos todo lo que somos y todo lo que tenemos.
Padre Dios, perdóname. Sabes cómo mi corazón puede dividirse, estirarse y tirarse en un millón de direcciones, especialmente en una temporada difícil. Gracias por recordarme que quieres cada pedazo de mi corazón. Por favor, revélame cualquier cosa a la que haya estado recurriendo en lugar de a Ti. Enséñame a confiar en Tu fuerza y poder en las áreas donde soy débil. Mi deseo más profundo es seguirte plenamente. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Salmo 86:11, Instrúyeme, SEÑOR, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre. (NVI)
¿Dirías que Dios tiene todo tu corazón? ¿En qué cosas o personas has estado buscando consuelo, esperanza y satisfacción más que en Él? ¿Cómo puedes volverte deliberadamente hacia el Señor hoy? ¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tu opinión en los comentarios.
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Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.