Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. Jeremías 2:13 (NVI)
¿Alguna vez has pensado en el verdadero anhelo de tu corazón? No estoy hablando de un deseo, intención u objetivo pasajero. Estoy hablando del mensaje que tu corazón anhela desesperadamente escuchar.
Durante años, reprimí el verdadero anhelo de mi corazón: saber que mi presencia importa. Ya que he seguido a Cristo por un largo tiempo, conocía bien la historia del evangelio y sabía que Jesús me ama y que murió por mí, lo que me dio libertad y plenitud en Él. Pero estaba luchando por que esa verdad se asentara completamente en mi corazón y mi vida.
Seguí estancada en lo mismo, sintiéndome atrapada y avergonzada año tras año. No podía comprender la identidad y el valor que sabía que ya tenía, y no podía entender por qué no sentía que estaba creciendo más. La frustración, la tristeza y la soledad brotaron dentro de mí, y me volví muy sensible a las palabras y acciones de las personas. Me preguntaba, ¿hay alguna santificación ocurriendo dentro de mí? ¿Hay algo malo en mi? ¿Tengo un llamado? ¿Puedo tener algún tipo de impacto en este mundo?
Aunque parecía tranquila y capaz por fuera, mi mundo interior estaba en ruinas. Me comparaba constantemente con otros, un juego peligroso en el que siempre me quedaba corta.
Mi falta de voluntad para someterme al Espíritu Santo y la insistencia en seguir mi vida de la manera en que me pareció adecuada revelaron mis ídolos: las formas en que traté de satisfacer el anhelo de mi corazón lejos de Cristo.
En tiempos bíblicos, una cisterna era un recipiente hecho por el hombre excavado en el suelo o en una roca para recoger y almacenar agua. Las cisternas eran extremadamente importantes en Israel debido a la larga estación seca y muy pocas fuentes naturales de agua. Pero una cisterna rota era completamente inútil. La roca agrietada o la piedra que se desmorona podría contener poco o nada de agua. ¡Recolectar y almacenar agua en una cisterna rota sería tan efectivo como tratar de beber de una taza de café rota!
Todos fuimos creados para sentir, pensar y actuar de ciertas maneras para satisfacer nuestro anhelo principal. Pero abandonamos a nuestro Creador cuando tratamos de cumplir este deseo interminable en nuestras propias fuerzas, y siempre nos quedaremos con ganas de algo más.
En Jeremías 2:13, el profeta Jeremías señala la necedad del pueblo de Dios. La caída corrompió la forma en que tratamos de satisfacer la sed de nuestros corazones. Buscamos tomar de las cisternas rotas de las relaciones, los éxitos profesionales, los bienes materiales o un millón de otras cosas que nunca podrán satisfacernos realmente. Estas cosas nunca ofrecerán verdadera paz a nuestros corazones o relaciones.
¡Pero hay buenas noticias!
La vida, muerte y resurrección de Jesús corrigieron todo lo que está mal en nosotros para que podamos avivar nuestro verdadero anhelo y propósito. El Evangelio satisface específicamente los gritos de cada uno de nuestros corazones, dándonos una fuente de Agua Viva que nunca se secará.
Cuando conocemos, creemos y confiamos en que sólo Cristo puede satisfacernos, Él desbloquea una transformación profunda. Cristo sacia nuestra sed, y somos liberadas para vivir como Sus hijas amadas. Entonces podemos usar nuestras perspectivas únicas y cualidades asombrosas para bendecir a otros y darle gloria a Dios.
Lo que sea que anheles hoy, puedes creer y confiar plenamente en que Dios te ve y te ama por completo. Él te creó intrincadamente y conoce cada anhelo de tu corazón. Puedes encontrar descanso y una gran alegría sabiendo que todo lo que Él tiene es tuyo.
Padre celestial, ilumina mi corazón con todas sus motivaciones e inclinaciones. Quiero liberarme de las cisternas rotas que siempre me dejarán con ganas de más y avanzar en crecimiento y libertad. Ayúdame a recordar que solo Tú puedes satisfacer el verdadero anhelo de mi corazón. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Romanos 8:1-2, Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. (NVI)
Juan 4:14, Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. (NVI)
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REFLEXIONA Y RESPONDE
¿Conoces el anhelo principal de tu corazón? ¿Cómo lo has reconocido a lo largo de tu vida? ¿Qué o a quién has buscado para calmar esta sed en el pasado?
¿Cómo te sientes al escuchar que solo Cristo puede satisfacer tu anhelo principal?
¿Cómo puedes aplicar esta visión del Evangelio para avanzar en crecimiento, esperanza y libertad? ¡Comparte tus pensamientos con nosotras en la sección de comentarios!
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