Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. Efesios 4:29 (NVI)
Mi esposo James y yo hablábamos durante horas cuando estábamos saliendo. Pero no era cualquier tipo de conversación; eran palabras dulces. Las palabras más comunes en nuestra conversación incluían términos cariñosos como "cariño", "amor" y "linda". Estábamos enamorándonos, constantemente curiosos y considerados el uno con el otro.
Ahora llevamos casados más de 21 años. Seré honesta, no somos tan curiosos y considerados como lo éramos en los días de noviazgo. Tal vez a medida que alguien se familiariza con el paso de los años, es fácil pensar que conocemos todo sobre el uno y otro.
Podemos dejar de intentar aprender cosas nuevas sobre el otro.
Podemos dejar de hablar con cariño.
Y si no tenemos cuidado, lo dulce puede volverse amargo.
Nuestro versículo clave es “Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan”. (Efesios 4:29)
Cuando Pablo el Apóstol advierte contra las palabras obscenas, utiliza un término griego que describe el cuerpo en descomposición de un animal. Las conversaciones que destrozan y lastiman son letales y deben ser evitadas por el pueblo de Dios. ¡Estas son palabras desagradables!
Podemos filtrar nuestras palabras a través del versículo clave de hoy. He aprendido a darme cuenta de que debo preguntarme: ¿Las palabras que digo edifican o destruyen?
Como se menciona el Proverbios 14:1, “La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye” (NVI). Esto no significa que yo me paso hablando de arco iris y rayos de sol todo el tiempo. Pero sí significa que si tengo una crítica que compartir, debe ser una crítica constructiva - compartiendo palabras con la intención de sanar, no de herir.
Quiero elegir palabras que animen, exhorten e impartan gracia — "según sus necesidades". Esto implica ser consciente no sólo de mis propias necesidades, sino también de las necesidades de los demás. Es fácil decir, «¿Qué has hecho por mí últimamente?» en lugar de «¿Qué he hecho por ti últimamente?».
La primera pregunta está marcada por el egoísmo. La segunda pregunta está marcada por el servicio. Estoy esforzándome por hacerme esta última pregunta intencionalmente.
¿Está marcada la conversación con tus seres más queridos por la amabilidad o el “sarcasmo"? Podemos gritar antes de pensar, reaccionar de forma exagerada o hervir en silencio. El truco es hacer que las palabras feas sean la excepción, no la regla. Nuestras palabras son importantes para Dios y para las personas que nos hemos comprometido a amar.
¿Te identificas con algunas de las siguientes descripciones? (¡Yo sí!)
La mujer quejumbrosa - «El marido de Janet siempre la lleva a lugares bonitos. No tengo a nadie que haga eso por mí».
La mujer fastidiosa - «Te pedí que me ayudaras la semana pasada, y no has hecho nada».
La mujer enojada - «¿Por qué siempre hacemos lo que tú quieres hacer? ¡Nunca le haces caso a lo que yo quiero!»
Sé que necesito hacer ajustes en mi actitud y en la elección de palabras de forma habitual. Seguir el ejemplo de Efesios 4:29 requiere esfuerzo —no sólo sucede automáticamente para cualquiera de nosotras. Significa que necesitamos estar alertas. Requiere reflexión y energía, pero los beneficios de las relaciones cercanas y saludables realmente valen la pena.
Hagamos planes para tener una dulce charla con nuestros seres queridos hoy.
Padre Celestial, no quiero afligir al Espíritu Santo por hablarle duramente a otros. Perdóname por las cosas que he dicho y que no deberían haber sido dichas. Ayúdame a poner vigilancia sobre mi boca y que la ley de la bondad prevalezca. Trae una nueva cercanía a mis relaciones. Gracias por las personas que Tú has traído a mi vida, incluyendo a mi familia, esposo y amigos. Muéstrame cómo hablar vida, edificando a los que me rodean hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Mateo 12: 33-34, Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto. Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca. (NVI)
Colosenses 4:6, Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno. (NVI)
RECURSOS ADICIONALES
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REFLEXIONA Y RESPONDE
¿Con quién te cuesta hablar con cariño? ¿Por qué crees que es tan difícil? Tómate un momento para orar por él o ella.
La próxima vez que quieras decir algo menos que amable, piensa en Efesios 4:29 y guarda silencio o di algo edificante en su lugar.
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© 2020 por Arlene Pellicane. Derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.