Y el Señor te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan. Isaías 58:11 (LBLA)
Me gusta pensar de mí misma como una chica con el “vaso medio lleno”.
Pero esa mañana en particular estaba de mal humor. El sonido del despertador a las 5 a.m. de la alarma de mi teléfono parecía aún más agudo que de costumbre, causando que el leve dolor de cabeza que había soportado durante los últimos días se convirtiera en una migraña. Retiré la cortina de la ducha y noté el comienzo del moho que se colaba en los bordes de la bañera.
Bueno, tengo que añadir la limpieza del baño a mi lista eterna y creciente de cosas por hacer.
Malhumorada, fui a la cocina para prepararme una taza de café que realmente necesitaba y a empacar los almuerzos de los niños para la escuela. Pero resultó que la cafetera estaba dañada y los niños se habían terminado hasta el último paquete de papas fritas que quedaba en un frenesí de refrigerios el día antes. Respiré profundamente mientras regresé a las habitaciones, haciendo una oración rápida y silenciosa para que todos los demás en casa se despertaran de un mejor ánimo que el mío.
En el gran esquema de las situaciones , esa mañana no fue horrible. Nada importante iba mal, pero nada iba particularmente bien tampoco, y no me sentía nada como la persona positiva que solía ser.
A veces, esos días que no son del todo buenos pueden ser incluso más complicados que los tiempos de crisis total porque técnicamente se supone que no deberíamos renegar y quejarnos por cosas tan triviales. Seamos realistas, nadie nos está enviando flores o comida para consolarnos, solo porque tuvimos que empacar almuerzos y limpiar la bañera.
Siento el viejo aguijón familiar de convicción en Filipenses 2:14-15 cuando nos dice, Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento. (NVI)
Dios me ha bendecido abundantemente. Estoy segura que es frustrante para Él cuando yo me quejo, al igual que es frustrante para mí cuando mis hijos se quejan.
La miseria ama la compañía. Y si esa mañana me hubiera ido a las habitaciones quejándome para despertar a mis hijos, me atrevería a decir que el resto de mi tribu se habría contagiado de mi frustración y pesimismo y se habrían unido a mí. Pero esa mañana decidí superar las molestias. Prefiero brillar como las estrellas en el firmamento que reunir a otros bajo mi propia nube personal.
Isaías 58:11 dice, Y el Señor te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan.
¿Ayuda continua?
¿Restauración en lugares áridos?
¡Si, por favor!
Si me siento árida, puedo imaginar que mis hijos, mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo también podrían estarlo. Pero en lugar de fomentar una sequía triste, puedo elegir conscientemente levantar a otros elevándome por encima de mis propias quejas triviales.
Qué maravillosa noticia de que el Señor está con nosotros durante los días de crisis, así como los días mediocres llenos de tareas mundanas, migrañas y un poco de moho. Recordar esta gracia en nuestra debilidad se convierte fácilmente en un momento brillante para la fortaleza celestial de Dios.
Dios nunca nos prometió navegar esta vida sin problemas, pero sí nos promete estar a nuestro lado, restaurándonos y alentándonos a seguir adelante. Él está allí para llenarnos para que podamos continuar llenando a otros.
Querido Padre celestial, ayúdame a aceptar los desafíos pequeños de la vida como también, Tu ayuda restauradora con gracia y gratitud. Ayúdame a recordar que ningún problema es demasiado grande o demasiado pequeño para poder pedirte ayuda. Por favor, ayúdame a recordar que un corazón puede llenarse de alegría todos los días, no solo en los días fáciles. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
1 Pedro 1:6-7, En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario, estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas, para que la prueba de su fe —más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo. (RVR-2015)
Santiago 1:2-4, Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. (NVI)
RECURSOS ADICIONALES
Para obtener más información sobre cómo vivir con un corazón lleno de gozo, consulta el devocional de Tracie Miles, Cuando los pensamientos negativos manejan tu vida.
REFLEXIONA Y RESPONDE
¿La dificultad (o facilidad) de tu vida determina tu gozo? ¿Cuáles son algunas formas en que puedes practicar estar llena de gozo incluso cuando las circunstancias son difíciles?
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© 2020 por Kelly Barbrey. Derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.