Devocionales

La bendición de los límites

Lysa TerKeurst 6 de octubre de 2020
El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos. Proverbios 17:27 (NVI)

¿Alguna vez has reaccionado fuera de control hacia acciones descontroladas de otros?

Entiendo. Todo resulta ser muy difícil.

Cuando comparto discernimiento bíblico con alguien a quien amo, pero luego esa persona actúa justamente de la manera opuesta, es algo enloquecedor. Mi sabiduría reprimida en medio de su caos produce ansiedad extrema. Mi reacción no es porque yo sea dramática o demasiado emocional...¡simplemente estoy tratando de salvarnos a las dos del inminente desastre que obviamente, veo viniendo en nuestro camino!

Un ejemplo perfecto serían las bolsas llenas de trozos de papeles rotos en mi tocador. ¿Por qué las tengo? Bueno, me alegro que lo hayas preguntado.

Un día, unos documentos importantes llegaron en un sobre a mi nombre. Pero al momento de abrirlos y leer su contenido, mi presión arterial se disparó. Alguien de mi entorno estaba adelantándose a algo con lo que yo estaba profundamente en desacuerdo. Había expresado mis muchas razones, y no podía creer que no me hubiera escuchado.

En retrospectiva, simplemente debería haberle recordado a ese familiar, mis límites para no rescatarle financieramente, si esa decisión fuese tan perjudicial como pensaba.

En cambio, me quedé allí en mi cocina y rompí lentamente esos papeles en tantos trozos pequeños como pude. Y al terminar, pensé incluso que no era suficiente, así que también rompí las carpetas donde venían junto con los sobres de correo. Tranquilamente metí todo el lío en las bolsas y las puse en la mesa con una nota que decía: "Esto es todo lo que tengo que decir acerca de esta situación".

Me sentí tan bien en ese momento. Pero a la mañana siguiente al despertar pensé, ¿de veras Lysa? ¿de veras? Todo lo que ese miembro de mi familia me dijo fue: "Vaya, has hecho toda una declaración". Ahora era yo quien debía disculparse y encontrar una manera de pedir a la empresa que reenviara los papeles que, accidentalmente, a propósito, en un momento loco, yo había destrozado. Cuando lo hice, la señora que trabajaba allí me dijo que recientemente había leído uno de mis libros. Perfecto. Maravilloso. Uff.

Controlarnos a nosotras mismas no puede depender de nuestros esfuerzos por controlar a los demás.

Sé que he exacerbado mi capacidad cuando paso de las palabras tranquilas a expresiones con enojo. Paso de la bendición a la maldición. Paso de la paz al caos. Paso de dialogar acerca de los papeles a romperlos y tirarlos en bolsas. Paso de confiar en Dios a tratar de arreglarlo todo por mi cuenta.

¿Qué debo hacer en respuesta a situaciones que se sienten tan fuera de control, que hacen que pierda mi autocontrol?

Establecer límites. Los límites no son para alejar a los demás, sino para ayudar a mantenerme unida.

La verdad es que, sin buenos límites, las malas decisiones de otros arruinarán tu capacidad espiritual de compasión. Sin mencionar el hecho de que, en algún momento, te sentirás tan exhausta y agotada al punto de perder tu autocontrol por la falta de control de otros.

Sacrificarás tu paz en el altar de su caos. ¡Pronto sentirás la urgencia desesperada de conseguir que esa persona se detenga! ¡De inmediato! Y todas sabemos que los actos desesperados van de la mano con la degradación. Me estoy predicando a mí misma porque tengo la tendencia a degradarme en momentos de absoluta frustración y agotamiento, cuando no mantengo los límites apropiados.

Todo me hace pensar en el versículo clave de hoy: El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos (Proverbios 17:27).

Cuando entendemos que solo Dios puede producir un cambio verdadero en el corazón y la vida, nos liberamos de todos nuestros intentos inducidos por el pánico para controlarlos. Podemos amarlos. Orar por ellos. Tratar de compartirles sabiduría piadosa. Pero no tenemos que rebajar nuestra amabilidad a palabras de ira y resentimiento pronunciadas apresuradamente. No tenemos que rebajar nuestra actitud de reconciliación con actos de represalia. Podemos usar nuestras palabras con moderación y mantener la calma porque, en última instancia, les estamos confiando al Señor.

Sé que esto no es fácil, apreciada amiga. Pero es sabio.

Es por el bien de nuestra cordura que trazamos los límites necesarios. Es por el bien de la estabilidad, que nos mantenemos consistentes con esos límites. Y es con un corazón humilde que el mantener esos límites se convierte en una posibilidad.

Señor, perdóname por todas las veces que he intentado ocupar Tu lugar en la vida de la gente que amo. Hoy, entrego a mis seres queridos en Tus manos. Tu eres su Salvador, no yo. Muéstrame cualquier lugar donde necesite establecer límites saludables y ayúdame a mantenerlos con humildad y amor. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

Proverbios 31:26, Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. (NVI)

Recursos Adicionales

Para obtener orientación sobre cómo establecer límites bíblicos, lee el devocional de Amy Carroll, Cuando no me sobra el tiempo.

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© 2020 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.

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