Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad; Eclesiastés 3:1 (RVC)
Él declaró su amor por mí frente a sus amigos, ¡y eso derritió mi corazón!
Cuando mi hijo Ethan estaba en segundo grado, solía ir en bicicleta a la escuela con mi esposo James. Un día James no pudo ir, así que yo llevé a Ethan a la escuela. Al llegar, él saltó del auto sacudiendo su mochila enorme de arriba a abajo. Corrió un poco más de tres metros y luego dio la vuelta, me miró y, rodeado de otros niños de la escuela, gritó a todo pulmón: «¡TE AMO, MAMÁ!».
Con sus manos hizo el gesto de “te amo” en lenguaje de señas, que, en nuestra familia, le llamamos “doble amor”. Me atraganté allí mismo en mi minivan. Atesoré ese momento cuando en medio de sus compañeros de clase, sin ninguna vergüenza, él gritó la devoción a su amada mamá. Sabía que en solo unos años, él saldría del auto y se dirigiría a la escuela secundaria y ya no miraría hacia atrás.
Y eso está bien. Cada etapa de la vida tiene una belleza y un deleite propio. A veces cuando vienen los días y temporadas difíciles, caemos en la trampa de desear los “viejos tiempos” en lugar de ver que los “buenos tiempos” están sucediendo justo frente a nuestros ojos.
Mi hijo Ethan ya no es pequeño. Está en su penúltimo año de secundaria y es más alto que yo (¡y yo mido 1 metro con 78 cms!). Ahora, cuando lo dejo en la escuela, no espero que dé la vuelta y grite: «¡TE AMO, MAMÁ!». Sería un poco extraño. Pero cuando algunas veces a la hora de acostarse me dice «te amo», eso está muy bien.
James y yo, como padres, hemos tomado la decisión de disfrutar cada temporada sin importar lo que traiga. Actualmente estamos viviendo en “aquellos buenos tiempos”. ¡Y tú también! Bien seas madre o no, estás en la temporada exacta que Dios ha planeado para tu vida, aunque no lo parezca.
Salomón escribió en Eclesiastés 3:1 que: “Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad;”. Hay algunas temporadas que queremos saborear por siempre, mientras otras que quisiéramos saltarnos. Sin embargo, cada temporada aporta algo valioso a esta vida preciosa. No podemos detener ni desacelerar el tiempo. Antes de que me dé cuenta, mi hijo se graduará de la escuela secundaria y saldrá al mundo grande y espacioso. La casa no será igual sin él, y sé que todos lo extrañaremos mucho.
Pero elijo creer que, cuando me toque soltarlo en esa futura temporada, Dios estará trabajando y seguirá siendo bueno. Quizá tienes hijos pequeños, estás agotada y sin dormir. Quisieras adelantar un poco el tiempo. O tal vez estás criando adolescentes que aprovechan cada oportunidad para rebelarse, y ya estás al límite de tu paciencia. Anímate. Encuentra la belleza en el día de hoy.
Cualquiera que sea la temporada en la que te encuentres, Dios lo está resolviendo todo para bien.
El mismo Salomón que escribió nuestro versículo clave, también escribió en el Salmo 127:3-4 (NVI) que “Los hijos son una herencia del SEÑOR, los frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud”. ¿Qué significa que los niños son como flechas? Una flecha va a lugares a los cuales el arquero no puede ir y logra propósitos que el arquero no puede realizar. Con la ayuda de Dios, los niños son lanzados al mundo para hacer el bien. No son una carga, sino una bendición.
El Salmo 1:2-3 (NVI) nos muestra cómo aprovechar al máximo cada temporada y etapa: “sino que en la ley del SeEN se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prosperará!”. Aquí y ahora, puedes prosperar. ¿En qué etapa de la vida te encuentras en este momento? Sea lo que sea, comprométete a disfrutar esta etapa mientras estás en ella, porque con Dios, tú estás viviendo en los buenos tiempos.
Señor Jesús, te alabo por cada temporada. Tú sabes todo sobre mí, y yo sé que puedo confiar en Ti para guiarme. Por favor, atrae a los miembros de mi familia a Tu corazón y dirígelos para que anden en Tu camino, logrando cosas grandes para el Reino de Dios. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Lamentaciones 3:37, “¿Quién puede anunciar algo y hacerlo realidad sin que el Señor dé la orden?” (NVI)
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© 2021 por Arlene Pellicane. Todos los derechos reservados.
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