Y ni una sola de las buenas promesas del SEÑOR a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra. Josué 21:45 (NVI)
Desde pequeña, nunca hacía promesas. Ni a los amigos, ni a la familia.
La experiencia me enseñó que las promesas, llenas de significado y de un seguimiento bien intencionado, a menudo fracasan, trayendo tristeza a su paso. Siendo muy joven aprendí que las promesas eran difíciles de cumplir, y me manejé de acuerdo a ello, con la esperanza de aliviar mi dolor y el de los demás.
La vida ha dado muchas vueltas desde entonces, y pensé que por fin había aprendido a manejar la decepción que sentía por las promesas incumplidas. Pero cuando pienso en las circunstancias por las que he pasado últimamente, y en cómo he respondido a ellas, me doy cuenta de que la decepción ha vuelto a mi vida cotidiana.
¿Por qué hay tanta lucha con este tema?
El hilo inicial comenzó a desenredarse el día en que recibí la llamada de mi esposo diciéndome que acababan de despedirlo del trabajo que tenía desde hacía solo dos meses. El desenredo continuó cuando me enteré de que íbamos a tener que dejar lo que era nuestra vida para mudarnos de un estado a otro, sin saber qué iba a pasar después. Todo se desmoronó (y sinceramente, yo también), cuando vi a los bomberos sacando agua de nuestra casa luego de lo que fue un intento de incendio, que no estaba relacionado ni con la pérdida del trabajo ni con la mudanza, pero que fue otra fuente de miedo y angustia.
Una y otra vez, sentí que el viento se llevaba mis velas perfectamente sólidas, y el Dios del que dependía se sentía ausente. Desde lo más profundo, clamé desesperadamente a Dios por Su ayuda. Las promesas de Dios no son como las de la gente, ¿verdad? Podía contar con Su ayuda… ¿cierto? (Salmo 37:5)
Hay páginas tras páginas en la Biblia que testifican que Dios cumple Su palabra. El mismo Dios que cumplió Sus promesas a Israel es fiel a Sus hijos hoy (Deuteronomio 7:9). Lo había visto en las Escrituras. Sin embargo, me preguntaba cuándo experimentaría el cumplimiento de las promesas de Dios para mí. ¿Dónde estaba la desconexión?
La historia de los israelitas en Josué nos enseña mucho sobre el momento previo al cumplimiento de la promesa que Dios les hizo a ellos y a sus antepasados: llevarlos a una tierra creada sólo para ellos. Después de casi 400 años de opresión en Egipto (eso sí que es una larga espera), imagino que estaban más que preparados para recibir la promesa de Dios. Pero primero debían desprenderse de algunas cosas. También tenían que volver a aprender a depender completamente de Dios para sobrevivir, un Dios que, algunas veces, podía sentirse ausente en su lucha. Sus experiencias en Egipto y en el desierto, por muy incómodas que fueran, se convirtieron en peldaños en el camino que llevaron a Israel a la tierra prometida.
Cuando era el momento adecuado, Dios cumplió las promesas que les hizo. Nuestro versículo clave, Josué 21:45, dice: “Y ni una sola de las buenas promesas del SEÑOR a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra”. Ninguna de las buenas promesas falló, ¡incluso cientos de años después de que Dios las hiciera realidad! ¡Qué esperanza para nuestros corazones agotados, cansados de esperar!
Amigas, yo también he visto muchas promesas de Dios cumplidas en mi vida, a pesar de la espera. Si bien, esta temporada ha sido difícil, he podido ver claramente la presencia, la provisión y la protección de Dios en este viaje que se ha sentido como un desierto desolado. Un cheque inesperado en el correo, un resultado limpio de lo que podría haber sido un diagnóstico de cáncer, evitar un accidente en la carretera, una familia con niños bien equilibrados. Estas no son necesariamente las promesas que buscaba que Dios cumpliera, pero, sin embargo, son promesas cumplidas.
En el pasado, puede que hayamos dudado de las promesas de Dios y hayamos perdido la esperanza. Es fácil decepcionarse cuando juntamos a Dios con seres humanos defectuosos que no pueden cumplir todas sus promesas. Pero Dios quiere, y cumplirá Sus promesas para con nosotras. No importa cuánto tiempo tengamos que esperar, al final se cumplirán. ¡Él nunca nos fallará!
Señor, he luchado mientras esperaba que Tus promesas se cumplieran en mi vida. Y a veces es difícil sentir Tu presencia. Ayúdame a recordar que Tus promesas son seguras y que estás aquí, obrando todo para bien. Confío en Ti, Señor. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
Podemos ser obedientes y confiar en que Dios resolverá todo lo demás. Incluso cuando la incertidumbre nos hace sentir indecisas y ansiosas por seguir adelante, podemos tener la confianza de que cuando Dios nos guía, Él también estará con nosotras. Nuestro estudio, solo en la aplicación First 5, sobre Josué: Choosing Obedience Even When You Are Afraid, comienza hoy. Aprende a seguir a Dios a pesar de tus temores para que puedas experimentar los beneficios de una vida de obediencia. ¡Haz clic aquí para unirte a nosotras en la aplicación ahora!
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PROFUNDICEMOS
Deuteronomio 7:9, »Reconoce, por tanto, que el SEÑOR tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos, (NVI)
La tierra prometida a Israel no fue la única promesa divina dada a Abraham; hubo otras. (Génesis 12:1-3) ¡Todas y cada una se cumplieron!
¿Qué se siente al saber que Dios siempre cumplirá Sus promesas, sin importar cuántas sean, o cuánto demore? ¿Cuáles son algunas de las promesas que estás esperando que Dios cumpla en tu vida? ¡Compártelas con nosotras en los comentarios!
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