«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos—dice el SEÑOR—. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos. Isaías 55:8-9 (NTV)
Como padres de cuatro niños pequeños, mi esposa Natalie y yo hemos descubierto que una de las palabras más útiles en el idioma es “quizás”. “Quizás” significa “puede ser”, “posiblemente”, “ya veremos” o “sí, con una pizca de incertidumbre”.
«Papi, ¿podemos comprar un granizado?»
«Quizás».
«Papi, ¿podemos ir al parque?»
«Quizás».
«Papi, ¿podemos ir a Disney World?»
«Quizás».
«Papi, ¿podemos tener un perro?»
«No». (Hasta que Natalie se mete en la conversación, «Quizás»).
Ya que conocen la personalidad de su padre, mis hijos toman el “quizás” con optimismo. Cuando papi dice “quizás”, se ilusionan. Ven posibilidades en lugar de problemas.
Te animo a adoptar este principio. Cuando te preguntes si “quizás” Dios hará algo increíble, intenta no enumerar todas las razones por las que no puede suceder. En cambio, cada vez que escuches un “quizás” de Dios, ¿qué pasaría si pensaras en todas las razones por las que podría suceder algo increíble?
En mi caminar de fe, la palabra “quizás” se ha vuelto inesperadamente valiosa. Me permite mirar cosas que parecen imposibles y pensar, Quizás Dios quiere esto para mí.
«A lo mejor puedo caminar en ese nivel de liderazgo”.
«Es posible que mi relación sea plena”.
«Ya veremos qué resulta de este pequeño paso de fe”.
“Quizás” no tiene que aniquilar tu impulso. Puede ser el comienzo de un milagro.
Entonces ¿cómo puedes estar seguro de que Dios responderá a tus oraciones de la manera que quieres? ¿Estás listo para esta respuesta? Prepárate. No puedes estar seguro. Casi siempre es un “quizás”.
Sin embargo, puedes estar seguro de que Dios escucha tus oraciones y está actuando a tu favor, para tu bien, justo ahora. Se nos promete eso en Su Palabra. (Jeremías 29:12-13, 1 Juan 5:14-15; Romanos 8:28)
Tu caminar con Jesús no está basado en hechos, porque, nunca puedes tener todos los hechos. Se basa en la fe, como lo dice 2 Corintios 5:7: “Porque andamos por fe, no por vista” (RVA-2015). Aun cuando no estás seguro de lo que vendrá, puedes estar confiado en que Jesús no empieza nada que no tenga la intención de terminar. Él es “Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe” (Hebreos 12:2, NVI).
La fe en Dios empieza donde termina el entendimiento humano. En otras palabras, la fe empieza donde nos detenemos. La fe empieza cuando reconocemos que no lo sabemos todo y que hay cosas en acción en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea que están más allá de nuestra capacidad de comprensión.
Dios dice en Isaías 55:8-9, “«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos… Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos”. Los pensamientos más bajos de Dios siguen siendo más altos que nuestros planes, programas y filosofías grandes; y aceptarlo requiere humildad.
Cuando abres tu mente a la posibilidad de un milagro y piensas para ti mismo, quizás eso podría suceder, eso es fe de verdad. El “quizás” no anula la fe, sino que deja el “sí” o “no” definitivo en las manos soberanas de Dios.
Cuando sientes un fuerte llamado para vender tu negocio e irte de misionero al extranjero, pero luego alguien a quien respetas cuestiona tu decisión y te pregunta, «¿Estás seguro de que esto viene de Dios?», está BIEN estar en el espacio gris de no estar completamente seguro. Me gusta llamar a esto el “espacio de la gracia”. No tienes que estar seguro mientras confíes en que Dios lo está. La fe es estar BIEN con el no saber, estar BIEN con el quizás.
La fe crece a medida que aprendemos más sobre el Dios que lo conoce todo. Nuestros viajes espirituales consisten en aprender, en progresar, no en alcanzar perfección. La fe también crece dondequiera que se planta, por eso es tan importante que tu fe esté profundamente arraigada en la Palabra de Dios.
Las respuestas a tus preguntas no se encuentran en lo que estás creyendo que recibirás. Se encuentran en quién estás creyendo.
Dios, a veces es difícil tener fe. Pero hoy, estoy pidiéndote que me ayudes a confiar en que estás trabajando, esté 100% seguro o no de Ti. Tu Palabra dice que Tus caminos son más altos que los míos. Oro para que me llenes de gozo y paz al saber que Tú lo conoces todo, y que yo no necesito saberlo. Quiero confiar de todo corazón en Ti, incluso en los “quizás”. En el Nombre de Jesús. Amén.
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Mateo 17:20, …les dijo Jesús—. Les digo la verdad, si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Muévete de aquí hasta allá”, y la montaña se movería. Nada sería imposible. (NTV)
Puede que intelectualmente estés de acuerdo en que Dios es digno de confianza, pero confiar realmente en Él significa apoyarte en Su Palabra ¿Qué medidas necesitas tomar para apoyarte más en Él? ¿Quién puede ayudarte a rendir cuentas y animarte mientras actúas en fe? Comparte con nosotros en los comentarios.
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