Pero el dar gracias es un sacrificio que verdaderamente me honra; si permanecen en mi camino, les daré a conocer la salvación de Dios». Salmo 50:23 (NTV)

Sosteniendo una cacerola de vidrio en mis manos, traté de encontrar un lugar vacío en el refrigerador. Cuando incliné el plato para que encajara detrás del kétchup y los huevos, la tapa de vidrio se desprendió, cayó sobre mi pie y los vidrios volaron por todas partes.

«¡Ayúdame!», grité en pánico. Mi esposo, James, vino corriendo, pidiéndome que me sentara mientras agarraba una toalla para aplicar presión en mi pie sangrante. Oramos y le pedimos ayuda a Dios. El sangrado se detuvo rápidamente, pero la lesión aún justificaba una visita a la sala de emergencia.

Al instante, recordé mi devocional de esa mañana. Se trataba de la decisión de una mujer de sentirse irritada o agradecida cuando su auto se averiaba. Ella decidió estar agradecida en medio de estar atrapada al costado de la carretera. En ese momento decidí imitar su ejemplo.

Comencé a pensar en lo que estaba agradecida mientras estábamos de ida a la sala de emergencias. Señor, me alegro de que nadie más haya resultado herido. Estoy agradecida de que mi esposo estuviera en casa para que yo pudiera ir al médico. Estoy agradecida de que mi auto funciona, ¡a diferencia del auto de la mujer en el devocional!

Al dar gracias, la paz de Dios llenó mi corazón. ¡Aunque tenía un pie lastimado, tenía un buen Dios!

El versículo clave de hoy habla sobre el poder del agradecimiento para abrir la puerta a la presencia de Dios. Salmo 50:23 dice, “Pero el dar gracias es un sacrificio que verdaderamente me honra; si permanecen en mi camino, les daré a conocer la salvación de Dios»”.

Estar agradecida no es algo automático. A menudo es un sacrificio. Este versículo nos asegura que el sacrificio de acción de gracias no es en vano; al contrario, ¡agrada a Dios! Y si caminamos en los mandamientos de Dios (en Su camino), veremos el poder salvador de Dios en nuestra vida diaria. ¡Qué promesa y recompensa!

El versículo justo antes del versículo clave de hoy describe lo opuesto a estar agradecida: olvidar a Dios. Salmo 50:22 dice, “Arrepiéntanse todos los que se olvidan de mí, o los despedazaré y nadie los ayudará” (NTV). ¡Ay! Cuán diferentes son los caminos y las consecuencias del agradecimiento y la ingratitud.

Cuanto más le damos a Dios el sacrificio de agradecimiento, más podemos verlo obrando todas las cosas para bien.

A pesar de haberme lesionado el pie ese día, me atendió una doctora excelente que me suturó de inmediato. No sólo era hábil, sino que era tan agradable que mi esposo y yo comentamos sobre su amabilidad en el camino a casa. Ella nos levantó el ánimo en un día no tan bueno.

Si no hubiera preparado mi corazón con gratitud en el camino a la sala de emergencia, es posible que no me hubiera dado cuenta o no hubiera disfrutado de la amabilidad de la doctora. Podría haber perdido la bendición de la bondad de Dios que puso en mi camino.

Amiga, el sacrificio del agradecimiento siempre vale la pena. Sin importar nuestras circunstancias, realmente tenemos un buen Dios.

Señor Jesús, no hay nadie como Tú. Eres digno de toda alabanza y gratitud. Gracias por satisfacer todas mis necesidades hoy. Gracias porque en Tu presencia hay plenitud de gozo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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1 Crónicas 29:12-13, De ti proceden la riqueza y el honor; tú lo gobiernas todo. En tus manos están la fuerza y el poder, y eres tú quien engrandece y fortalece a todos. Por eso, Dios nuestro, te damos gracias, y a tu glorioso nombre tributamos alabanzas. (NVI)

¿Cuáles son cinco cosas por las que estás agradecida hoy?

Cierra los ojos y di, en silencio o en voz alta: «Jesús, te agradezco por …» Dedica como mínimo un minuto dando gracias a Dios.

¡Queremos saber de ti! Agrega tus pensamientos sobre el devocional de hoy en los comentarios.

© 2021 por Arlene Pellicane. Todos los derechos reservados.