Devocionales

Palabras de agradecimiento

Anitha Abraham 25 de noviembre de 2021
¡Den gracias al Señor y proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha hecho. 1 Crónicas 16:8 (NTV)

La conversación con mi esposo empezó de forma sencilla. Compartía con él algunas frustraciones que tenía con respecto a varios proyectos en los que estaba involucrada. Me escuchó pacientemente y luego, también con paciencia, esperé a que estuviera de acuerdo con todo lo que había dicho.

En cambio, respondió, «A veces, me pregunto si realmente te gusta lo que haces». Me quedé confundida, así que dije, «¡Pues claro que sí! ¿Qué te hace pensar eso?».

Su tono era suave, pero sus palabras golpeaban con fuerza. «La forma en que hablas de ello».

¡Ay!

Sabía que estaba agradecida por cada oportunidad. De hecho, me encantaba lo que hacía, pero aparentemente, mis palabras contaban una historia diferente. Mi esposo escuchaba más negatividad que positividad. En mi conversación, captó más quejas que satisfacción. Percibió la ingratitud por encima de la gratitud.

Pero no se trataba sólo de esos proyectos.

Un día, es el tráfico. Otro día, es el trabajo. Me quejo de mi agenda sobrecargada. Me pregunto cómo hay tantos platos en mi casa de solamente dos personas. Me quejo cuando tengo que bajar la tapa del inodoro… otra vez.

En Números 11, nos encontramos con los israelitas, que se dirigían hacia la tierra prometida. La vida en el desierto presentaba su cuota de desafíos, pero Dios había provisto cada paso del camino.

A pesar de ello, los israelitas manifestaron repetidamente su descontento:
“… volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne! ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos! Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!» (Números 11:4-6, NVI, énfasis añadido).

Sus antojos estaban nublando sus recuerdos. Si no conocieras la historia, pensarías que Egipto era un complejo turístico con todo incluido, pagado por otra persona. Pero el tiempo de los israelitas en Egipto había sido cualquier cosa menos unas vacaciones: eran esclavos bajo el gobierno opresivo de un faraón malvado. No había pasado mucho tiempo desde que clamaron a Dios para que los sacara de allí. (Éxodo 2:23)

Sin embargo, no puedo ser demasiado dura con los israelitas. No son los únicos que han optado por quejarse de lo que no tenían en lugar de celebrar lo que sí tenían. Yo soy igual de culpable.

Mientras procesaba la observación de mi esposo, me di cuenta: ¿Qué pasaría si me quitaran todo aquello de lo que me quejo?

Conducir en el tráfico significa que tengo un coche que me lleva a otros lugares. Y a pesar de las frustraciones laborales válidas, tengo un cuerpo sano que me permite hacer mi trabajo. Ese trabajo también me proporciona un ingreso que me ayuda a cuidar de mi familia. Una agenda repleta es indicativa de las personas que hay en mi vida y de un propósito que persigo. Las tareas domésticas revelan que tengo un hogar que cuidar. Los platos en el fregadero significan que había comida en mi mesa. E incluso ese asiento de inodoro levantado es un recordatorio del esposo maravilloso (y perspicaz) por el que pasé muchos años orando.

Aunque no tengamos un coche, un trabajo, salud o una agenda apretada... una casa, suficiente comida o un cónyuge… siempre hay al menos una cosa por la que podemos dar gracias a Dios. Otro día, otro aliento, el sol o la lluvia, la belleza de la creación… la lista continúa.

Por supuesto, todas necesitamos oportunidades para expresar nuestras frustraciones de forma saludable. Sin embargo, no quiero que mi corazón agradecido se vea ensombrecido por mis palabras de queja. La Biblia nos instruye al respecto: “¡Den gracias al Señor y proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha hecho” (1 Crónicas 16:8).

En este versículo, “den gracias” significa más que una actitud interna. La expresión hebrea implica una confesión de agradecimiento. Esto concuerda con el resto de los mandatos de este versículo de “proclamen” y “que todo el mundo sepa” lo que Dios ha hecho.

Además de eso, se espera que “Hagan todo sin quejarse y sin discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta” (Filipenses 2:14-15, NTV).

Nuestro testimonio como seguidoras de Cristo está ligado a lo que decimos (y no decimos). Todavía soy una obra en progreso, pero mi oración es que mis palabras reflejen mi corazón... y que no haya ninguna duda sobre lo agradecida que estoy realmente.

Querido Señor, lamento quejarme más que contar mis bendiciones. Incluso en circunstancias desafiantes, por favor ayuda a mis ojos a mantenerse enfocados en lo bueno. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

En la vida tenemos tantas cosas que compiten por nuestra atención. Tenemos tantas responsabilidades en nuestro plato que a veces nos olvidamos de agradecer a Dios por todas las cosas que ha hecho por nosotras. Cuando nos tomamos el tiempo para meditar y regocijarnos por las cosas que Dios ha hecho, nuestras quejas cesarán y volveremos al amante de nuestras almas.  En el estudio bíblico Las respuestas a tus anhelos más profundos: 40 días a través de la Biblia, podrás descubrir cómo Jesucristo cumplió con todos los anhelos de la humanidad y cómo terminar el ciclo y la búsqueda de satisfacción en las cosas mundanas. En lugar de ello, acudir a Jesús donde serás completamente satisfecha. Haz clic aquí para comprarlo.

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PROFUNDICEMOS

Hebreos 13:15, Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. (NVI)

¿Cómo puedes hacer para que el agradecimiento forme parte de tu vida diaria? ¿De qué te quejas más habitualmente por lo que puedes empezar a dar las gracias? ¡Nos encantaría saber de ti! ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!

© 2021 by Anitha Abraham. Todos los derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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