Con tu fuerza puedo aplastar a un ejército; con mi Dios puedo escalar cualquier muro. 2 Samuel 22:30 (NTV)

En el verano, a menudo veo lagartijas de colores brillantes corriendo debajo de mis macetas. Si mi perro, Memphis, las ve, las persigue hasta el garaje.

Mientras Memphis olfatea sus caminos, las lagartijas de color azul eléctrico se mueven hacia arriba; se escabullen por las paredes del garaje sin pensar dos veces en su capacidad o su seguridad.

Me maravillo de estas pequeñas lagartijas porque me asustan las alturas. Con tan sólo subir tres peldaños de una escalera, todo mi cuerpo comienza a sudar. Olvídate de las alturas vertiginosas de una montaña rusa: orgullosamente, soy una habitante de la tierra. Cada día, busco la seguridad.

Sin embargo, en mi vida emocional y espiritual, me he topado con muchas murallas. Perseguida por ejércitos de temor, duda e inseguridad, no pensé que pudiera ir más lejos. Mis perspectivas laborales parecían un callejón sin salida. Mis problemas matrimoniales se sentían demasiado difíciles de superar. Incluso mi fe se sentía como si hubiera ido cuesta abajo.

Sin embargo, cada vez que choco contra una pared y le pido ayuda a Dios, Él me da la capacidad para escalar como lo hacen las lagartijas brillantes. Dios quiere que subamos por nuestros muros, no que le demos la vuelta, ni quedarnos estancadas en sus bases. Cuando escalamos nuestras paredes, nos acercamos a Dios y le damos mayor gloria.

David fue un guerrero poderoso. Seguramente, durante sus años cuando huía del rey Saúl y derrotaba ejércitos enemigos, debió haber experimentado el equivalente antiguo al entrenamiento militar básico de hoy. Ciertamente era fuerte y capaz. Sin embargo, en un momento de celebración de victoria sobre sus enemigos, David alabó a Dios:

Con tu fuerza puedo aplastar a un ejército; con mi Dios puedo escalar cualquier muro. (2 Samuel 22:30).

Qué difícil debió haber sido para David escalar paredes sin herramientas sofisticadas. La tarea habría requerido una fuerza física y mental enorme. Sin embargo, David no se atribuyó a sí mismo el mérito de ninguna de sus habilidades naturales o adquiridas. Operó con la fuerza de Dios e invitó la presencia de Dios a sus luchas.

David escribió estas metáforas no sólo para las victorias militares. Experimentó muchas luchas emocionales y espirituales, como vemos tan a menudo en los salmos que escribió. Dios lo ayudó a escalar sus muros, al igual que puede ayudarnos a superar nuestras luchas. Hoy día, su relación cercana y ascendente con Dios aún nos inspira.

¿Cómo podemos, con la ayuda de Dios, escalar nuestros muros? Según Mateo 7:7-8, hay tres formas en las que podemos escalar:

1. Sigue preguntando. “»Sigue pidiendo y recibirás lo que pides” (Mateo 7:7a, NTV). Cuando sientas que estás en un callejón sin salida, acércate a Dios en oración. Ora sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17) pidiéndole a Dios que te muestre cómo seguir hacia arriba en Su fuerza.

 

2. Sigue buscando. “sigue buscando y encontrarás” (Mateo 7:7b, NTV). Aprende todo lo que puedas sobre tu problema y pídele a Dios que te revele una solución. El Espíritu Santo puede usar la Palabra de Dios como clave para seguir avanzando, ya sea a través de un estudio bíblico, un libro cristiano, devocional, sermón, podcast o canción.

 

3. Sigue tocando. “sigue llamando, y la puerta se te abrirá” (Mateo 7:7c, NTV). Nuestros planes tienen éxito con el buen consejo de otros. (Proverbios 20:18) No dudes en acudir a una amiga cristiana de confianza, pastor o consejero cristiano cuando necesites ayuda.

 

Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta, (Mateo 7:8, NTV).

Es posible que tú y yo nunca escalemos paredes literalmente, con tanta seguridad como las lagartijas reales. Pero con la ayuda de Dios, podemos escalar cada uno de nuestros “muros” ocultos en Su fuerza poderosa.

Dios Padre, gracias por prometer ayudarme a escalar cada muro que enfrente. Con Tu fuerza, puedo moverme hacia arriba en lugar de quedarme atascada en el temor y la duda. Dame percepción mientras pido, busco y llamo por Tu ayuda. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Isaías 40:29, Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. (NTV)

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