Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. Efesios 2:10 (NTV)
Cuando era pequeña me encantaba colorear. No era muy creativa, pero un día en el preescolar estaba muy enfocada en mi obra. Tenía una caja grande de colores (porque eso es lo que marca la diferencia), y no me salí de las líneas. En mi mente de cuatro años, mi dibujo era literalmente una imagen de la perfección.
Y desde entonces, he perseguido la perfección en todas las áreas de mi vida.
Los intentos de colorear, el cuadro de honor y la asistencia perfecta penderían de un hilo. A medida que crecía, todo giraba en torno a la vestimenta, la casa y el matrimonio perfecto. Si estaba bajo mi control, quería que fuera perfecto.
Sin embargo, todo parecía estar siempre lejos de la perfección.
Al comenzar este nuevo año, nuestras listas de propósitos son largas y las expectativas son altas. Tenemos visiones de la perfección bailando en nuestras cabezas. Y en medio de toda la presión a la que nos sometemos nosotras mismas, a veces, podemos empezar a creer que la perfección es lo que Dios también quiere de nosotras.
Después de todo, en nuestro versículo clave, se nos llama la obra maestra de Dios:
“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás” (Efesios 2:10).
Ser una obra maestra suena genial, pero debo admitir que no siempre me siento así. En cambio, me esfuerzo por ser perfecta, ignorando la verdad que se encuentra en la segunda frase del versículo: Gracias a Cristo, no tengo que ser perfecta. Si tú también luchas con esto, ¡sabes como yo que es agotador!
Pablo, responsable de escribir casi la mitad del Nuevo Testamento, incluído nuestro versículo clave, se relaciona con nuestra lucha cuando dice en Romanos 7:15, “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.” (NVI) ¡Sé cómo es esta tensión! Pero luego, en sus cartas dirigidas a varias iglesias, también dice repetidamente, “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo” (1 Corintios 11:1, NVI).
Un minuto… ¿qué? ¿Cómo puede Pablo superar la brecha entre la lucha con su carne y el seguir a Cristo?
He aquí cómo: con la gracia.
A menudo Pablo termina sus cartas con hermosas bendiciones de gracia. Durante mucho tiempo, luché con la gracia, dando y recibiendo. Era dura con los demás porque era dura conmigo misma. Si no era perfecta, sentía que era un fracaso.
¿Qué sucede cuando te sientes un fracaso en lugar de una obra maestra? La GRACIA puede ayudarte a:
- Concederte un tiempo. Somos humanas, así que, es normal molestarnos cuando las cosas no salen como habíamos planeado. Laméntate, y luego, cuando llegue el momento, sigue adelante.
- Recordar que Dios te ama. Pablo comienza Efesios 2 describiendo cómo Dios es tan rico en misericordia y amor (v 4). No somos una obra maestra por algo que hayamos hecho o por lo que somos. Todo se debe a quién es Jesús y Su sublime gracia.
- Reconocer lo que no salió bien. A veces se cometen errores, pero eso no significa que seas un fracaso. ¿Qué no salió como querías? Aprende de ello. “Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse” (Proverbios 24:16, NTV).
- ¡Celebrar lo que salió bien! En la Biblia, Pedro es objeto de muchas burlas. Una de esas famosas historias está en Mateo 14, cuando vio a Jesús caminando sobre el agua. A menudo nos enfocamos en Pedro hundiéndose, pero no recordamos esta parte. “…Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.” (Mateo 14:29, NVI). Nadie más podía decir que había caminado sobre el agua, ¡pero Pedro sí!
- Animarte. El segundo gran mandamiento es “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31a, NVI). Amigas, no siempre nos amamos a nosotras mismas como deberíamos, ¡pero tenemos que hacerlo! ¿Qué le dirías a tu hijo, hermana o amiga si se equivoca? Repítete lo mismo. Si es verdad para ellos, también lo es para tí.
Hermana, eres absolutamente una obra maestra… perfeccionada por Jesus, amada por Dios y cubierta por Su gracia.
Padre, estoy tan agradecida de que me hiciste justa en Cristo Jesús. Gracias por amarme en mis mejores y peores días. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Amiga, ¿hay un área en tu vida en la que sientes que estás atorada? Todas pasamos por temporadas, momentos o días como este, en los que parece que estamos en lo rutinario, sintiendo que no somos capaces de seguir adelante. Pero podemos saber que incluso en esos momentos, Dios todavía está obrando en todas las cosas para nuestro bien, aún en los días básicamente rutinarios. En un nuevo recurso gratuito en español, Con Dios, somos capaces, queremos brindarte la verdad bíblica sobre cómo saber que Dios puede y continuará atrayéndote hacia Él mismo, incluso en tus días no tan buenos. Haz clic aquí para descargar el pdf.
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PROFUNDICEMOS
2 Corintios 1:2, Que Dios nuestro padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. (NVI)
¿Cómo sería mostrarte gracia a ti misma? ¿En qué bondades de la gracia necesitas enfocarte?
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© 2022 by Anitha Abraham. Todos los derechos reservados.
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