Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero. Salmo 119:105 (NVI)

Cada mañana mientras crecía, horas antes de que la mayoría de mis amigos se despertaran, me levantaba a aprender matemáticas con mi papá.

Dado que, en secundaria recibía educación en casa, yo me despertaba desde antes de que saliera el sol, los ojos aún somnolientos, y bajaba las escaleras para ver una luz tenue saliendo de la oficina de mi papá, donde comenzaba mi lección del día.

El suave resplandor de la oficina de mi papá atravesó la oscuridad y me dio suficiente luz para ver las escaleras por las que bajé. Y allí, detrás de su escritorio, mi papá estaba leyendo su Biblia: permitiendo que la Luz del Mundo brillara en su corazón.

Actualmente, cuando leo nuestro versículo clave, Salmo 119:105, suelo pensar en esas lecciones de matemáticas matutinas.

Muchos años después de mis días de estudios de secundaria, mi papá terminaría liderando un esfuerzo para fundar un museo de clase mundial dedicado a la Biblia, llamado Museo de la Biblia, en Washington, D.C. Y cuando entras al Museo de la Biblia una de las primeras cosas que ves, grabado en el pilar de mármol en medio del vestíbulo, es el versículo lema del museo, que es también nuestro versículo clave de hoy: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmo 119:105).

Este versículo se encuentra en medio del capítulo más largo en la Biblia. Este capítulo majestuoso celebra el increíble regalo que son las Escrituras. Lo que tenemos en la Biblia es un milagro que los hijos del antiguo Israel sólo vieron en destellos durante el Éxodo o que recibieron de los profetas.

Dios nos ha hablado a nosotras y conservamos Sus palabras. ¿Y cómo debemos reconocer Su Palabra? Como luz. Pero siendo honesta, no siempre lo veo.

El ajetreo diario de la crianza, el matrimonio, limpieza de la casa, ser voluntaria en la iglesia, el trabajo y tratar de mantenerme conectada con mis amistades puede sentirse como que nunca hay suficiente tiempo en el día para estudiar y apreciar la Palabra de Dios o ver su luz para mi camino. Sin embargo, cada vez que priorizo el espacio para dedicarme a las Escrituras, me siento más renovada y fortalecida. ¡Qué regalo, que Dios nos haya dado Su Palabra para iluminar nuestros caminos!

Finalmente, la luz de la Palabra de Dios lo da a conocer. Juan 1:4-5 dice: “En él [Jesús] estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla” (NVI). Jesús nos mostró cómo es una vida que sigue el camino de Dios. Cada paso que Él dio, cada persona que tocó, cada palabra que pronunció, estuvo llena de amor y verdad. Las palabras de Jesús trajeron sanidad a los heridos, y vida a los quebrantados. También trajeron juicio a los impíos y represión a los religiosos.

Fue por el hecho que Él afirmó ser Dios que los líderes religiosos de la época lo mataron. Como dice un himno, Jesús, la “luz del mundo muerto por las tinieblas”, fue asesinado en una cruz. El momento de Su muerte, era el mediodía, sin embargo había una oscuridad que cubrió el cielo. La oscuridad parecía haber ganado. Pero la promesa en Juan 1:4-5 era verdad. La luz de Jesús brilló en las tinieblas, y las tinieblas no pudieron vencerla.

¿Qué es la oscuridad sino la ausencia de luz? No puedes propagar la oscuridad; solo puedes oscurecer las cosas ocultando la luz.

La dedicación apasionada de mi papá hacia la Palabra de Dios ha tenido un gran impacto en mí que nunca olvidaré. Y es mi oración ahora que, mientras aprenda a tomarme el tiempo para permitir que la Palabra de Dios sea una luz para mis pies, también tendrá un impacto en mi hija.

Padre, gracias por no ocultarte como un misterio para nosotras, sino que Te revelaste a nosotras en Tu Palabra. Perdóname por recurrir rápidamente a las palabras de la gente en lugar de recurrir a las palabras que me has dado para comprenderte mejor y cómo vivir la vida. Te pido que me des ojos para ver cosas nuevas en la Biblia que puedan iluminar más claramente el camino de mi vida. Hazme fiel para ceder a Tu camino, sin importar el costo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Lucas 23:44-46, Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó sumida en la oscuridad, pues el sol se ocultó. Y la cortina del santuario del templo se rasgó en dos. Entonces Jesús exclamó con fuerza: —¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró. (NVI)

¿De qué manera el saber que Jesús tomó la oscuridad en nuestras vidas y en nuestro mundo alimenta tu adoración por Él? ¿Cómo puedes expresar tu agradecimiento hoy?

¿De qué manera el saber que la luz de Cristo es mayor que las tinieblas te anima a vivir por fe hoy?

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