Por lo cual, anímense los unos a los otros y edifíquense los unos a los otros, así como ya lo hacen. 1 Tesalonicenses 5:11 (RVA-2015)
No sé por qué no me había dado cuenta antes.
Un viernes por la noche, miré hacia arriba y vi a mi esposo caminando con los hombros caídos y su paso demasiado lento. Se movía como si cargara con un gran peso, y lo único que podía hacer era transportarlo por el suelo.
Me dolía el corazón al ver sus pasos pesados mientras caminaba al otro lado de la habitación.
¿Cómo no me había dado cuenta? Mi excusa es que estábamos tan distraídos en un remolino de problemas (desafíos en la iglesia, un niño con dificultades y un contrato de trabajo fracasado), que no me detuve para darme cuenta del efecto total que estaba teniendo en él.
Pero si me preguntaras de nuevo, probablemente tendría que admitir que estaba demasiado distraída en mis propias preocupaciones de esa temporada difícil para considerar cuáles podrían haber sido sus preocupaciones.
No podía ignorar más las señales. Sí, todavía orabámos antes de la comida y rara vez faltábamos a la iglesia los domingos, pero había una notable falta de entusiasmo por parte de mi esposo.
Claramente, mi esposo no estaba en un buen lugar, y mi corazón se compadecía de él. ¿Qué puedo hacer para animar su espíritu? ¿Para ayudar a fortalecer su fe en esta temporada de prueba?
Tal vez te hayas hecho algunas de estas mismas preguntas y más.
Entonces, ¿qué hace una esposa cuando su esposo está decaído? ¿Cuando parece más bien perdido o vacilante? Tal vez ha dejado de leer la Biblia o de asistir a la iglesia. Quizás nunca hizo esas cosas en primer lugar. Y por esta razón, o posiblemente por otras, te preocupas por dónde podría estar tu esposo en su caminar espiritual.
Oh, amiga, pocas cosas hacen que una mujer cristiana casada se sienta más impotente que ver a su esposo luchar con su fe.
Estoy segura de que has intentado todo: colocaste sutilmente su Biblia en la mesita de noche, le preguntaste si iría a la iglesia contigo el próximo domingo o lo alentaste a intentar el nuevo estudio bíblico para hombres. Pero a pesar de tus mejores esfuerzos, ha mostrado poco interés en estas actividades espirituales. Naturalmente, estás ansiosa por él y, sin embargo, no eres tan impotente como crees.
Aunque es cierto que no podemos caminar en fe por otra persona, aún podemos ministrar a nuestros esposos en sus lugares de lucha. Podemos hacer como dice 1 Tesalonicenses 5:11: “Por lo cual, anímense los unos a los otros y edifíquense los unos a los otros, así como ya lo hacen”.
Puedes comenzar clamando a Dios en nombre de tu esposo. Más que un simple “ora por él”, esto significa una verdadera súplica: clamar al Señor para que lo bendiga, lo sane, lo convenza y lo mueva. Tu esposo podría sentirse alentado al saber que su esposa está clamando al Señor, incluso si no tiene ganas de orar por sí mismo.
Cuando un hombre está desanimado, a menudo se siente decepcionado consigo mismo. Así que este sería el momento perfecto para afirmar lo bueno que puedes ver en tu esposo, que quizás él no pueda ver por sí mismo. Expresa tu aprecio por las tareas cotidianas que hace por ti y recuérdale esas cualidades únicas que amas de él. En lugar de señalar lo que no está haciendo bien, señala cualquier aspecto positivo, por más pequeño que sea.
Y nunca subestimes el poder de tu fiel ejemplo en la vida de tu esposo. Una sonrisa comprensiva, una palabra de aliento y una canción alegre en tus labios, incluso mientras atraviesas pruebas, pueden tener una influencia más fuerte en él de lo que es inmediatamente evidente.
Puedes tener un enorme impacto en la vida de tu esposo al hacer brillar el amor de Cristo en tu hogar, a veces en silencio y otras veces con entusiasmo.
Querido Padre celestial, quiero animar a mi esposo en su fe. Por favor, dame discernimiento y sabiduría sobre lo que él necesita de mí en este momento: lo que debo decir o no decir, lo que puedo hacer o no hacer. ¡Por favor, oh Señor, bendícelo, sánalo, convéncelo y muévelo! En el Nombre de Jesús, Amén.
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Profundicemos
Proverbios 12:25, La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, Pero la buena palabra lo alegra. (NBLA)
¿Qué animaría a tu esposo en la temporada intensa en la que se encuentra ahora? ¿Qué necesita tu esposo escuchar (o tal vez no escuchar) de ti?
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