Devocionales

Con un poco se hace mucho

Rachael Adams 10 de octubre de 2022
Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Lucas 2:11-12 (NVI)

“Con un poco se hace mucho” es un dicho familiar que aplicamos a todo tipo de cosas: especies, ajo, lógica, halagos, perfume, joyería, maquillaje… la lista sigue.

Pero cada cosita que hacemos en la cocina, el armario, nuestras filosofías y cumplidos, va más allá de lo que podemos imaginar si las ponemos en las manos de Dios. Estoy aprendiendo que las cosas pequeñas pueden hacer una gran diferencia, especialmente cuando son hechas consistentemente en el tiempo.

Considera al mismo Jesús, nacido en un pesebre en medio del pueblecito de Belén, y creció para salvar al mundo entero. El plan más grande de Dios comenzó con algo pequeño, como lo muestra nuestro versículo clave:

Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lucas 2:11-12).

Durante el tiempo de Jesús en la tierra, Él demostró la importancia de “un poco”.

  • Él valoró las cosas pequeñas: cabellos en nuestras cabezas, pájaros en el aire, y flores en el campo.
  • Él se fijó en los pequeños gestos: un toque ligero de Su manto, un recaudador de impuestos trepado en un árbol, una viuda y sus dos monedas.
  • Él sirvió de maneras pequeñas: lavó pies, abrazó niños y cocinó pescado.
  • Él recompensó acciones pequeñas: la mujer que lavó Sus pies con su cabello, el leproso que dijo “gracias” y la mujer en el pozo que le dio algo de beber.

Nada fue demasiado insignificante para el Salvador del mundo. Entonces, ¿por qué regularmente consideramos que lo más grande es lo mejor?

Queremos que nuestras vidas cuenten, pero nos sentimos minúsculas, como si nuestros momentos cotidianos y ordinarios nunca llegaran a ser algo. Evaluamos a las familias en las que nacimos, los lugares donde crecimos y los puestos en los que servimos, y luego determinamos que son de poco valor en Su Reino. Si no somos cuidadosas, podemos comenzar a creer que quienes somos, donde estamos y lo que hacemos realmente no importa.

Pero, amiga, Dios ve y valora cada cosa pequeña que tú haces. Tú puedes impactar a otros mientras estás parada en la fila para pagar o sentada al margen de un partido, mientras sacas a caminar al perro o hablando con un colega en el trabajo.

Aunque no lo creas, cuando te asocias con Dios, Él puede usar incluso las cosas más mínimas para afectar la eternidad de maneras más allá de lo que puedes imaginar. Al ofrecer todo lo que somos y todo lo que tenemos a Dios, las personas como tú y yo podemos lograr grandes cosas en nuestros momentos cotidianos.

Las cosas pequeñas no son pequeñas para Dios. Él se regocija en lo que es correcto, no necesariamente en lo que es grande. Así que seamos fieles en las cosas pequeñas, comenzando en donde estamos, haciendo lo que podemos y dejando los resultados a Dios. Cuando lo hagamos, creo que descubriremos que una vida significativa es más simple (y más pequeña) de lo que pensamos.

Señor, recuérdame de mi significado y valor inherente. Perdóname por subestimar lo que Tú puedes hacer a través de mí. Enséñame cómo Tú estás usando cada cosa pequeña en mi vida para dar mucho en Tu Reino para Tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén.

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Profundicemos

Génesis 2:7, Y Dios el SEÑOR formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. (NVI)

Tu pequeña tarea: ¿cómo has visto que Dios tome tu “poco” para hacer mucho? ¿Qué es algo pequeño que puedes hacer hoy para ti misma o para otros, confiando en que Dios lo usará para Su Reino y Su gloria?

© 2022 por Rachael Adams. Todos los derechos reservados.

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