Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza. Romanos 15:4 (NBLA)
El ser mamá no resultó ser lo que yo esperaba.
Es mucho más, más alegría y más angustia.
Aunque sé que ser mamá es un llamado maravilloso, este rol también ha dejado expuesto mi corazón a las flechas lacerantes del dolor y la aflicción. Desde problemas de alimentación de un recién nacido hasta los diagnósticos médicos graves de mis hijos, mi recorrido de ser madre ha incluido desvíos que jamás imaginé.
Quizás navegues a través de necesidades especiales de un hijo, la rebeldía de un adolescente o las penas únicas de tu propia jornada como madre.
Estas son realidades dolorosas de nuestro mundo quebrantado, y todas las emociones las acompañan. Tristeza, temor, ansiedad, enojo, desilusiones y muchos invitados no deseados adicionales aparecen en los umbrales de nuestros corazones.
Sin embargo, cuando la vida se desenvuelve de manera distinta a la que esperábamos, en lo grande y en lo pequeño, y nuestros sentimientos son fuertes, a veces no sentimos la presencia de Dios. Nuestras penas pueden llevarnos a cuestionarnos, ¿dónde está Dios, y sigue siendo bueno?
Dios nos diseñó para que sintamos profundamente, lo cual es maravilloso, pero nuestras emociones no son fiables. No vivimos en el Edén, y nuestros cuerpos, relaciones y circunstancias experimentan los impactos del pecado. Especialmente cuando la vida es difícil o impredecible y le añadimos algunas hormonas, nuestros sentimientos son inconstantes.
Pero estas son las buenas nuevas para nuestros corazones volátiles:
Dios sigue siendo bueno, sin importar cómo nos sintamos en el momento. Puesto que Él es bueno (y poderoso y sabio y todos Sus demás atributos), podemos confiar en Él, incluso en nuestro sufrimiento.
El apóstol Pablo escribió en nuestro versículo clave, “Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4).
En otras palabras, toda la Biblia fue escrita para instruirnos y alentarnos. ¿Por qué? Para que aun cuando nos sintamos tristes, confundidas o de otras formas innumerables, pudiéramos tener esperanza.
Cuando nuestros sentimientos gritan fuertemente, necesitamos verdades sólidas acerca de Dios, las cuales se encuentran en Su Palabra:
- Dios está con nosotras aun cuando parezca estar distante. “No temas, porque Yo estoy contigo; No te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, Sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia” (Isaías 41:10, NBLA).
- Las circunstancias difíciles no significan que Dios nos ha olvidado. “Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia … los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá” (1 Pedro 5:10, NBLA).
- Aunque a veces no lo sentimos, Dios siempre es bueno. “Bueno es el SEÑOR, Una fortaleza en el día de la angustia, Y conoce a los que en Él se refugian” (Nahúm 1:7, NBLA).
- Dios es bueno cuando no lo merecemos. “… Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8, NBLA).
Hermanas, cuando la vida avanza sin sobresaltos, es más fácil decir que Dios es bueno. Sin embargo, cuando la vida es difícil, se requiere fe para confiar en Él. Pero es nuestra fe, incluso un poco de fe, lo que agrada a Dios (Hebreos 11:6).
Sentir (o el no sentir) algo no confirma su veracidad. Si yo hubiera dependido exclusivamente de mis emociones cuando mi recién nacido luchaba por aumentar de peso o cuando mis hijos fueron diagnosticados, no sé dónde estaría hoy. Por la gracia de Dios, el Espíritu Santo usó las Escrituras para alentarme y darme esperanza. Él puede hacer lo mismo para ti hoy.
Querido Señor, algunas veces mis sentimientos son abrumadores y es difícil discernir lo que realmente es verdadero. Pero a pesar de todo, Tú siempre eres bueno, y puedo confiar en Ti. Ayúdame a aferrarme a esto hoy. En el Nombre de Jesús. Amén.
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PROFUNDICEMOS
Salmos 136:1, ¡Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. (NTV)
Hebreos 11:6, Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan. (NBLA)
¿Qué te están diciendo tus sentimientos hoy? Sin importar cómo te sientas, agradece al Señor por ser bueno.
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