Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida. Proverbios 4:23 (NTV)

Pasamos una gran cantidad de tiempo enseñándoles a nuestros hijos a vigilar su comportamiento. ¿Pero qué hay de cuidar sus corazones?

El libro de Proverbios en el Antiguo Testamento está lleno de sabiduría extraordinaria. El hecho de que este antiguo documento incluya tantos buenos consejos es una razón más por la cual la siguiente declaración debería llevarnos a sentarnos derechos y prestar atención:

Sobre todas las cosas cuida tu corazón… (Proverbios 4:23).

¿No tenemos que cuidar nuestros monederos? ¿Nuestras carteras? ¿Nuestras hijas? ¿Por qué nuestros corazones? ¿Y por qué “por sobre todas las cosas”?

“… porque este determina el rumbo de tu vida.” (Proverbios 4:23).

Piensa un poco en eso. Todo lo que hacemos en el exterior tiene origen en el interior. Si eso es cierto, entonces, con mayor razón, debemos prestar atención a lo que sucede adentro. Jesús estuvo de acuerdo. Él dijo esto:

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias (Mateo 15:19, NVI).

Según Jesús, estos pecados provienen de nuestros corazones. Emanan de adentro. Siendo ese el caso, lo mejor que podemos hacer es cuidar nuestros corazones. El problema es: nadie nos enseñó cómo hacerlo.

Una noche, cuando estaba acostando a mi hijo Andrew, decidí tomar la ruta directa. En ese entonces Andrew probablemente tenía alrededor de 6 años. Ya habíamos orado y estábamos conversando sobre los eventos del día. Justo antes de levantarme para irme, puse mi mano sobre su pecho y le dije: «Andrew, ¿cómo está tu corazón? ¿Todo bien ahí adentro?»

Andrew sonrió y dijo: «Sí señor, Papi». Esa se convirtió en una rutina a la hora de ir a dormir, que eventualmente hice con nuestros tres hijos. Decidí que el primer paso para cuidar sus corazones era ayudarlos a tener el hábito de poner atención a lo que estaba pasando ahí. Con el tiempo agregué otras preguntas. Finalmente, la lista quedó así:

• ¿Cómo está todo en tu corazón?
• ¿Alguien te ofendió hoy?
• ¿Estás enojado con alguien?
• ¿Estás preocupado por algo?
• ¿Alguien rompió hoy una promesa que te había hecho?
• ¿Hay algo que quisieras decirme, pero no estás seguro de cómo hacerlo?

Una noche estaba pasando por esta lista de preguntas con mi hija Allie, y por alguna razón, añadí: «¿hay alguien cuyo fracaso celebrarías en secreto?» Ella era tan pequeña en ese entonces que no estaba seguro de que entendería la pregunta. Su respuesta me sorprendió.

Inmediatamente, dejó escapar un nombre. Afortunadamente no era uno de sus hermanos. Pero era un amigo de uno de sus hermanos.

Le dije: «Allie, ¿sabes lo que significa esa pregunta?».

Ella dijo: «sí señor, Papi. Significa que si no le fuera bien en algo, yo estaría feliz al respecto». Resulta que tenía algo albergado en su corazón, que necesitaba desalojar. Entonces, de vez en cuando, añadía esa pregunta a la lista.

Esta fue nuestra rutina durante años. Estas preguntas quedaron tan arraigadas que una noche, cuando llevaba a Allie a la cama, ella se acostó, cerró sus ojos y dijo: «Papi, todo está bien en mi corazón. Nadie me ofendió. No estoy enojada con nadie. No estoy preocupada. Y nadie rompió una promesa. Buenas noches».

Las preguntas que más frecuentemente hacemos a nuestros hijos comunican lo que es más importante para nosotros y lo que estamos convencidos de que debería ser lo más importante para ellos.

Durante toda nuestra vida, se nos ha animado a vigilar nuestro comportamiento. Pero si Jesús tiene razón, proteger nuestros corazones puede ser más importante que monitorear nuestro comportamiento. Su Palabra está llena de orientación relacionada con el comportamiento; pero al mismo tiempo, Él nos instruye a adquirir el hábito de prestar atención a lo que está dando vueltas en el interior: porque lo que está en el interior no se queda allí. Nuestros corazones dirigen nuestro comportamiento.

Y el autor de esa declaración de Proverbios no está equivocado. La condición del corazón de nuestros hijos está “sobre todas las cosas” (Proverbios 4:23) porque su salud emocional determina su salud relacional y, en última instancia, su comportamiento y su vida.

Padre celestial, gracias por el privilegio de influir en otro ser humano como padres. Ayúdanos a cuidar de nuestros corazones mientras criamos a nuestros hijos. Oramos esto en el Nombre incomparable de Jesús, nuestro Salvador, agradeciéndote que Él nos ha invitado a dirigirnos a Ti como nuestro Padre celestial. En el Nombre de Jesús, Amén.

Como devocional patrocinado, las dos secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés.

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Para comprender el objetivo más importante en la crianza de los hijos y aprender los pasos para lograrlo, obtén una copia de Parenting: Getting It Right por Andy y Sandra Stanley. O echa un vistazo al estudio en vídeo de seis sesiones que te ayudará a identificar y acoger tu “motivación”.

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¿Cómo puedes cuidar tu propio corazón hoy? Hoy, antes de que te acuestes, ten una conversación de corazón a corazón con Dios, respondiendo a las seis preguntas mencionadas en el devocional, comenzando con “¿está todo bien en tu corazón?”.

© 2023 por Andy Stanley. Todos los derechos reservados.

Proverbs 31 Ministries agradece a Zondervan, una división de HarperCollins Christian Publishing, por patrocinar el devocional de hoy.

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