Devocionales

Nuestro Padre nos invita a pedir audazmente

Becky Harling 24 de abril de 2023
Danos hoy el pan nuestro de cada día. Mateo 6:11 (NBLA)

Recuerdo esa noche. Hace muchos años, después de un día largo en Disney World, nuestros cuatro hijos estaban exhaustos. Como padres, estábamos a punto de caer de cansancio y listos para dormir, sabiendo que a la mañana siguiente empezaríamos a manejar el largo camino de regreso a casa.

Pero mientras acostábamos a nuestra hija de 6 años, Stefanie, las lágrimas y los ruegos comenzaron.

Previamente ese día le habíamos comprado una Minnie Mouse bebé de peluche a nuestra hija de 4 años. Le habíamos preguntado repetidamente a Stefanie si quería una también. Ella había dicho categóricamente que no, pues era muy grande para tener una Minnie bebé. Sin embargo, en ese momento antes de dormir, cambió de parecer. El volumen de su llanto se elevaba mientras continuaba con su súplica. Finalmente, Steve, mi esposo, logró que se durmiera.

Después, a las 9:30 p.m., Steve tomó sus llaves y salió de nuestro hotel. Esa noche, él fue a tres tiendas Disney diferentes y aproximadamente a las 11 p.m. regresó a nuestro hotel triunfalmente con una Minnie Mouse bebé de peluche. A la mañana siguiente, cuando le dio el juguete a Stefanie, conquistó su corazón para siempre.

En realidad, los expertos en crianza de niños probablemente nos dirían que pudimos haber manejado esa rabieta de forma diferente. Lo entiendo. Pero esta es la cuestión: Steve no sólo le dio a Stef un peluche; le dio la imagen más hermosa de nuestro Padre en el cielo. Al día de hoy, ella todavía lo recuerda.

Nuestro Padre en el cielo se deleita al escuchar nuestras peticiones. Él no se siente frustrado con nuestra persistencia ni se molesta cuando pedimos con audacia. Él disfruta escuchar nuestras oraciones y darnos buenas dádivas.

En ocasiones durante mi recorrido espiritual, he sentido como que tengo que mantener mis oraciones contenidas dentro de una caja “razonable”. No quería pedir algo muy grande ni insistir por mucho tiempo en caso de que pudiera ser fastidiosa. Sin embargo, gradualmente, empecé a darme cuenta de que tenía una visión errada de Dios. Lo que yo necesitaba era un entendimiento más profundo del amor increíblemente generoso de nuestro Padre.

Jesús nos muestra el corazón de nuestro Padre. Cuando Jesús nos enseñó a orar, Él nos invitó a pedir audazmente: “Danos hoy el pan nuestro de cada día” (Mateo 6:11). También le recordó a Sus discípulos: “pídanme cualquier cosa en mi nombre, ¡y yo la haré!” (Juan 14:14, NTV). ¿Ves? ¡Cualquier cosa! ¡Vaya, tremenda invitación!

¿Esto significa que Jesús nos va a dar todo lo que le pidamos en oración? No. Sin embargo, podemos estar seguras de que nuestra persistencia no lo molesta ni lo frustra. Él nos invita a continuar pidiéndole y nos da lo que es bueno.

Si tu padre terrenal era emocionalmente distante, se enojaba fácilmente o se frustraba con tus lágrimas, quizá te imaginas que tu Padre celestial actúa así también. No tienes que preocuparte, tu Padre celestial no es para nada así. Él se deleita al pasar tiempo contigo y al escuchar tu corazón. Él te invita a acercarte con audacia y pedirle por tu pan de cada día.

Quizá para ti, el pan de cada día es estabilidad financiera o sabiduría para educar a tu hijo. Quizá es el valor para enfrentar un diagnóstico de salud abrumador. Lo que sea, Jesús te invita a acercarte y pedir con audacia, confiando en que Él te escuchará y te dará lo mejor.

Padre celestial, te doy gracias porque Tú no te molestas ni te frustras con mis peticiones insistentes. Gracias porque eres un Padre que amorosamente te inclinas para escucharme e invitarme a pedirte por mi pan de cada día. Hoy, Señor, mi pan es  ____________ (nombra tu necesidad específica). Ayúdame a recordar, Padre, que Tú te deleitas al escuchar mis peticiones. Te alabo de antemano por cómo vas a responder y proveer. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Mateo 7:9-10, »¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? (NVI)

Salmo 116:2, Debido a que él se inclina para escuchar, ¡oraré mientras tenga aliento! (NTV)

¿Cómo te hace sentir el saber que Dios se “inclina para escucharte”?

¿Cuál es el pan de cada día que hoy necesitas pedirle a Dios? ¡Pide audazmente, sabiendo que Él está escuchando y es capaz de proveer! Nos encantaría saber de ti en los comentarios.

© 2023 por Becky Harling. Todos los derechos reservados.

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