Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. 2 Corintios 4:7 (NVI)
Hace poco visité una tienda de cerámica en busca de un regalo especial. Maravillada por las piezas hermosas elaboradas por artesanos locales, encontré rápidamente el artículo perfecto: unas tazas horneadas en horno de leña y esmaltadas en dorado.
Al salir de la tienda, un cartel en un pequeño cobertizo me llamó la atención: “Vasijas desgastadas y defectuosas”. Me reí para mis adentros, apreciando la honestidad de quien había colocado el cartel.
A primera vista, la cerámica en el cobertizo parecía similar a las piezas dentro de la tienda. Pero cuando miré más de cerca, noté que estas vasijas estaban desportilladas, deformadas o imperfectas de alguna manera. Por alguna razón, el alfarero las había considerado indignas de un lugar en la tienda principal.
A veces me pregunto si Dios me ve de esa manera. ¿Estoy demasiado desgastada, defectuosa y débil para ser valorada por Él? Cuando mis fallas y mi naturaleza pecaminosa me frustran, me siento tentada a creer la mentira de que no soy lo suficientemente buena o que Él me pondrá en el estante del cobertizo.
Pero estoy aprendiendo que lo opuesto es verdad.
En el mundo antiguo, las vasijas de barro eran un símbolo de la debilidad humana. En la carta de Pablo a los corintios, él nos recuerda que Dios elige vasijas de barro para llenarlas con Su tesoro: las Buenas Nuevas de Jesucristo:
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros (2 Corintios 4:7).
Como seguidoras de Jesús:
- Cada una de nosotras es una vasija de barro.
- Cada una de nosotras tiene este tesoro: el poder del evangelio.
- El poder del tesoro pertenece a Dios, no a nosotras.
- Dios muestra Su poder a través de nosotras, las vasijas de barro.
Las palabras de Pablo nos alientan a estar contentas con nuestras debilidades y dificultades, incluso a jactarnos de ellas.
Dios le dijo a Pablo: “Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad»”; así que Pablo dijo: “Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9-10, NBLA).
Amiga, si te sientes débil y desanimada, recuerda esta verdad:
Dios te ha dado Su tesoro en tu debilidad, y Él hará brillar Su poder a través de ella. Tu debilidad puede ser precisamente lo que Dios usará para traer a otros hacia Él.
Podemos elegir traer nuestras debilidades a Jesús en oración en lugar de frustrarnos por ellas o dejar que nos hagan tropezar. Cuando nos concentramos en compartir el tesoro, no la vasija de barro, quienes nos rodean verán el poder incomparable de Dios.
Padre amoroso, gracias por darme el tesoro de Jesús en mi vasija de barro. Cuando me sienta débil e indigna, recuérdame que Tú eliges vasijas débiles para llenarlas con Tu poder. Ayúdame a fijarme en el tesoro y no en mí misma. ¡Por favor brilla a través de mí! En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Romanos 5:6, Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. (NBLA)
1 Corintios 1:27, Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. (NBLA)
¿Cuál es una debilidad que puedes entregarle humildemente a Jesús, pidiéndole que la use para Su gloria? Escribe una oración de agradecimiento a Dios y pídele que haga brillar Su poder a través de ti. ¡Nos encantaría que la compartieras con nosotras en los comentarios!
© 2024 por Lisa Lenning. Todos los derechos reservados.
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