Este es el día que el SEÑOR ha hecho; Regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24 (NBLA)
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La playa estaba casi vacía mientras hundía mis pies descalzos en la arena brillante. Las olas se acercaban como si quisieran saludarme, para después retirarse tímidamente de regreso al mar. Estaba buscando conchas intactas por la orilla del mar, la cual estaba cubierta con piezas y partes de tesoros rotos, pulidos por las subidas y bajadas de la marea.
A veces es difícil encontrar algo intacto.
Al levantar la vista de mi colecta de conchas, espié un tesoro inesperado: un momento de una “gloria repentina”.
Una mujer joven empujaba a su amiga o familiar de edad avanzada en una silla de ruedas hacia la orilla del mar. Las grandes “llantas para la arena” de la silla de ruedas se hundieron en la orilla mientras las olas acogedoras se apresuraban a cubrir los pies descalzos y las canillas de la mujer como si saludaran a una amiga de mucho tiempo. Dedos espumosos de agua envolvían sus piernas en un abrazo cálido.
El escaso cabello gris se agitaba mientras cada pulgada de su cara arrugada le sonreía al viento. Cuando levantó el rostro hacia el sol, ella cerró sus ojos como si estuviera en adoración. En su silencio, imaginé poder oír su corazón alabando a Dios por la bendición de un día más para experimentar la belleza de Su creación.
Dios, susurré, quiero ser como ella cuando tenga su edad.
En medio del rugido del océano, fue como si Su murmullo tierno le contestara a mi corazón: ¿por qué esperar?
¡Esas tres palabras me sacudieron de mi conformismo!
Como tú, tengo una lista de pendientes que me acechan y una lista aún más larga de peticiones de oración, pero jamás quisiera que las preocupaciones futuras eclipsen el regalo de este día. ¿Por qué esperar?
Un salmista escribió: “Este es el día que el SEÑOR ha hecho; Regocijémonos y alegrémonos en él” (Salmo 118:24). La palabra “regocijémonos” aquí es traducida del hebreo najilah, que también significa “dar vueltas”. ¡Eso me suena como a bailar! “Alegrémonos” es traducido del hebreo samach, que también significa “alegrar, ser jovial, lleno de júbilo”.
¿Y de qué día está hablando el autor? ¡Este día! ¡Hoy! ¡Regocijémonos hoy!
Aquí hay unos cuantos versículos que conmueven mi corazón para alabar a Dios por este día.
- Con cánticos alabaré el nombre de Dios; con acción de gracias lo exaltaré (Salmo 69:30, NVI).
- Que todo lo que soy alabe al SEÑOR; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí (Salmo 103:2, NTV).
- Te alabaré, SEÑOR, con todo mi corazón; contaré de las cosas maravillosas que has hecho (Salmo 9:1, NTV).
La mujer de edad avanzada en su silla de ruedas para arena fue un regalo para mí ese día. Al pasar junto a su rostro vuelto hacia arriba, noté riachuelos de lágrimas fluyendo por su sonrisa. Mis lágrimas de gratitud coincidían con las de ella.
Padre celestial, estoy llena de gratitud este día. Ayúdame a ver más allá de lo cotidiano para considerar lo divino. Este es el día… justo este aquí… que Tú hiciste. Y me regocijaré y me alegraré. Te alabo por ser Quien eres y por lo que haces. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Salmo 34:1-2, Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; Continuamente estará Su alabanza en mi boca. En el SEÑOR se gloriará mi alma; Lo oirán los humildes y se regocijarán. (NBLA)
El Salmo 34:1-8 es un pasaje maravilloso de referencia cuando estamos alabando a Dios. Lee estos versículos y considera: ¿de qué manera este pasaje te alienta a alabar a Dios hoy? ¿Qué dice el versículo 5 sobre el rostro de aquellos quienes alaban a Dios? ¿Cómo eso se aplica a ti y a mí?
Alabemos juntas a Dios. En los comentarios, menciona algo por lo que estás agradecida este día.
© 2025 por Sharon Jaynes. Todos los derechos reservados.
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