Espero en el SEÑOR; en Él espera mi alma, Y en Su palabra tengo mi esperanza. Salmo 130:5 (NBLA)
Recientemente escribí una solicitud en ChatGPT, esa herramienta generadora de inteligencia artificial que responde a la velocidad de la luz. Anotado justo antes de su respuesta estaba esta declaración asombrosa: “razonó durante 16 segundos y después dio la respuesta a continuación”.
A veces me gustaría que Dios fuese más como ChatGPT.
¿Acaso no sería maravilloso si Dios respondiera a nuestras peticiones luego de unos segundos? Digo, después de todo, ¡Él es Todopoderoso! Claro que Él podría hacerlo, sin embargo, a menudo nos pide que seamos pacientes.
A nosotros los humanos simplemente no nos gusta esperar, ya sea en la fila de la cafetería, en el teléfono con atención al cliente, u orando para que se resuelva una crisis financiera o para que un ser querido cambie su comportamiento autodestructivo. Cuando situaciones urgentes nos obligan a orar de rodillas ¡queremos respuestas rápidas! Sin embargo, cuando la resolución no llega de inmediato…
¿Cómo podemos tener esperanza en la espera?
El Salmo 130:5 declara: “Espero en el SEÑOR; en Él espera mi alma, Y en Su palabra tengo mi esperanza”.
Este tipo de espera no es una postura pasiva: es un acto deliberado de fe. Siendo gente agraria, los antiguos israelitas como el escritor de este salmo estaban acostumbrados a esperar a que Dios enviara lluvia para sus cosechas. Espiritualmente también tenían que esperar pacientemente por la salvación de Dios aferrándose a Sus promesas con esperanza.
La palabra en hebreo para “esperanza” es yachal, que significa “anhelar un resultado positivo”, o “tener confianza en que Dios intervendrá”. Al igual que el salmista, cuando estamos en espera, podemos tener esperanza en la Palabra de Dios.
¿Cómo se vería esto? Una forma de calmar nuestras preocupaciones con la Verdad es hacer una lista de las situaciones que nos afectan. Luego, al lado de cada una, escribir un versículo de la Biblia que nos dé esperanza.
Si las finanzas apretadas nos tienen inquietas, podemos escribir Filipenses 4:19, “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (NVI).
Si la ansiedad está interrumpiendo nuestra productividad o nuestro sueño, Isaías 26:3 puede darnos aliento: “¡Tú [Dios] guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” (NTV). También podemos memorizar estos versículos para recurrir a ellos en oración.
A veces Dios nos rescata de situaciones difíciles rápidamente. Otras veces Él nos fortalece para resistirlas. En ambos casos, Él sigue siendo un Dios amoroso y confiable. Al recordar que Él a menudo nos libera a través del dolor de la vida en lugar de evitarlo, podemos tener esperanza en la espera.
Padre misericordioso, quiero aprender a confiar en Tu amor y Tus cuidados mientras espero la respuesta a mi oración. Que no me preocupe sino que tenga fe en Tu plan. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Romanos 8:24-25, Porque en esperanza hemos sido salvados, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. (NBLA)
¿Puedes pensar en una ocasión en la que oraste sobre algo y sentiste que Dios no respondía? ¿Qué aprendiste acerca de Él mientras esperabas?
¡Nos encantaría saber lo que piensas! Conéctate con nosotras en los comentarios.
© 2025 por Karen Ehman. Todos los derechos reservados.
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