¡Hola, soy Anna Currin, tu líder de estudio por el resto de la primera semana!
Todas somos conscientes de la realidad de que la vida no siempre resulta como creemos que debería. No veo la hora de pasar tiempo juntas las próximas seis semanas mientras aprendemos a navegar a través de nuestras decepciones.
Cuando empecé a leer la introducción, lo primero que me vino a la mente fueron mis hábitos de ver la televisión. Sé que suena extraño, pero sígueme la corriente.
Si le preguntas a mi esposo, te dirá que soy una de las peores personas con las que se puede ver la televisión. Y es verdad. La mayoría de la gente encuentra un programa que le gusta y ve un episodio o dos por noche. Yo, por otro lado, me puedo quedar despierta toda la noche viendo una temporada entera... si mi esposo estuviera de acuerdo.
Así que todo el asunto de los maratones televisivos, ¡lo entiendo! Odio el no saber lo que sucede luego. Quiero saber que todo sale bien. ¿Y adivina qué? Lucho con lo mismo en la vida.
Actualmente me encuentro en una temporada de varias incertidumbres. Hay cosas que no han salido como yo esperaba, dejándome con dudas sobre el futuro. La otra noche le pedí a mi esposo su opinión sobre qué hacer. Su respuesta, aunque correcta, no era para nada lo que yo quería oír: «Vamos a tener que esperar, y pedirle a Dios que dirija nuestros próximos pasos y ver hacia dónde nos lleva».
Desafortunadamente, la espera no es mi fuerte. Me hace sentir agitada. Y esos sentimientos de inquietud me hacen desear poder ver mis circunstancias como veo las series de televisión de manera maratónica para ver el resultado final. Me encanta lo que nos recuerda Lysa TerKeurst en No debería ser así:
“Aunque no podemos predecir, controlar o exigir el resultado de nuestras circunstancias, podemos saber con gran certidumbre que todo estará bien”.
Y ESTAREMOS bien. Conozco esta verdad y la he visto manifestada en mi propia vida. Y aún así, en medio de circunstancias no deseadas, sigo intentando predecir y controlar lo que está fuera de mi control, en lugar de centrarme en las cosas que puedo controlar. Por ejemplo: debo esforzarme mejor en esperar, orar y confiar en la soberanía de Dios ¿Puedes imaginarte lo diferente que nos sentiríamos con nuestras circunstancias decepcionantes si nos centráramos en lo que podemos controlar?
Señor, gracias por guiarnos a cada una de nosotras hasta este lugar. Oro para que, en las próximas 6 semanas, te encuentres con nosotras exactamente donde estamos, ayudándonos a entregarte lo que no podemos controlar. Por favor abre nuestros corazones y mentes para ver nuestras decepciones y circunstancias indeseables como una oportunidad para acercarnos más a Ti, confiando en Tus caminos, sabiendo que, sin importar los resultados de nuestras circunstancias, estaremos bien. Te pedimos todo esto en el Nombre de Jesús, Amén.
Anna
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.