¡Hola amigas! Soy Alicia, aquí con ustedes para concluir la segunda semana.
Cuando era niña, la serie de libros Elige tu propia aventura estaba de moda. Como lectora, yo podía elegir cómo se desarrollaría la historia, ¡lo cual me encantaba! Por supuesto, con frecuencia aseguraría la jugada dando una miradita a las opciones por venir para saber lo que podría suceder. De ese modo, sabía cuál opción prefería y cuál camino quería seguir. Me gustaba tomar esas decisiones y estar en control del resultado.
Me doy cuenta que, aunque conseguía el fin que deseaba, me perdí la experiencia de estar presente en la historia y disfrutarla a medida que se desarrollaba. Mientras la trama se complicaba y los personajes se conectaban, yo me enfocaba tanto en las decisiones que tendría que tomar, que muchas veces el cuento no tenía sentido o no terminaba siendo una lectura satisfactoria.
Lamentablemente, podríamos decir lo mismo de la vida. Muchas veces queremos saltarnos las pruebas y todo lo que es difícil para forzar a que se den los finales felices que nos hacen sentir bien. Especialmente cuando tememos ser lastimadas. Especialmente cuando nos han lastimado antes.
Esta semana en nuestro estudio aprendimos que la sanidad y el perdón no son cosas que debemos apurar. Por lo contrario, tomamos la decisión para que comience nuestra sanación. Lysa nos ayudó a aprender que luego de esto, tenemos que confiar en el proceso.
En el capítulo 4, Lysa comparte detalles de su historia de perdón. Mientras leía acerca de cómo ella escribió en tarjetas de papel, una por una, las veces específicas en que había sido lastimada y quien lo había hecho, fui desafiada a hacer lo mismo. Fue bien difícil. Hubieron detalles que me costaron tan solo escribirlos. Me preguntaba cómo podría llegar al perdón que Lysa describe, y volví a leer esta oración en la página 49:
«Y lo que mis sentimientos no permiten, lo cubre la sangre de Jesús».
Sí, la sangre de Jesús ciertamente lo cubre. ¡Y todo lo cambia! Jesús nos da una fortaleza que no tenemos por cuenta propia. Él toma lo imposible y lo vuelve posible.
Aferrémonos a eso: Jesús lo hace posible. Cuando los sentimientos son frágiles y perdonar nos parece imposible, Jesús llena el espacio vacío.
Amigas, tomemos un paso hacia Dios en obediencia mientras continuamos juntas. Paso a paso, animémonos para que no nos saltemos las partes difíciles ni nos demos por vencidas en la historia que Jesús sigue escribiendo en nuestras vidas.
Te animo a seguir adelante,
Alicia
De corazón a corazón:
¿Qué paso podrías tomar hoy para acercarte más a Dios?
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.