El peligro de la deriva
Sharon Jaynes
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
El bálsamo y el perfume alegran el corazón; los consejos del amigo alegran el alma. Proverbios 27:9 (RVC)
Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, quien era rico y por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos. 2 Corintios 8:9 (NVI)
Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacer algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca. Hebreos 10:24-25 (NVI)
Después, el SEÑOR descendió en una nube y se quedó allí con Moisés; y proclamó su propio nombre, Yahveh. Éxodo 34:5 (NTV)
«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones! ¡Seré enaltecido en la tierra!». Salmo 46:10 (NVI)
Los cielos cuentan la gloria de Dios; la expansión proclama la obra de sus manos. Salmo 19:1 (NVI)
pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Juan 1:12 (NTV)
Por lo tanto, como pueblo escogido de Dios, santo y amado, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia. Colosenses 3:12 (NVI)
Mediante el poder del Espíritu Santo, quien vive en nosotros, guarda con sumo cuidado la preciosa verdad que se te confió. 2 Timoteo 1:14 (NTV)
El SEÑOR es mi fuerza y mi canción; me ha dado la victoria. Salmo 118:14 (NTV)
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
—Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él. Lucas 8:39 (NVI)
pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de...
Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. Salmo 63:8 (NVI)