Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. Romanos 12:15 (NVI)
Muy poco sabía lo difícil que sería mi "primer" Día de la Madre.
Había soñado con esa primera celebración, anticipando la alegría que sería. Cuando me enteré que estaba embarazada, mi esposo y yo estábamos extáticos. Entusiasmados, le contamos a algunos amigos cercanos y a toda nuestra familia extendida que estábamos esperando un bebé. Varias semanas después, lamentablemente descubrí que estaba teniendo un aborto espontáneo. Ese Día de la Madre fue todo menos alegre.
¿Pero mi amiga Deb? Ella sabía. Ella me había llamado esa mañana y entendía que lo único que yo quería era llorar. Ella me dejó un mensaje sincero, compartió un breve pasaje bíblico y una oración y me recordó de la bondad de Dios - que era exactamente lo que mi alma anhelaba ese día.
Aunque Deb no tenía hijos propios, ella conocía de primera mano el dolor de perder a alguien que quería conocer desesperadamente algún día. En su caso, había perdido a un hijo por su decisión de abortar un embarazo cuando estaba en la universidad. Sin embargo, ella había llegado a un lugar de sanación en los años siguientes, y sabía que mi "primer" Día de la Madre sería un desafío emocional.
Deb entró en mi propio dolor y vivió nuestro versículo clave de Romanos 12:15, que nos recuerda, “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran”.
Aunque mi primer Día de la Madre fue desafiante, no fue el último. Casi diez años después, un día de abril funesto, perdimos a mi querida suegra repentinamente, debido a un derrame cerebral masivo.
Mi dolor después de perderla, fue palpable y fuerte. Yo lloraba hasta dormirme, rogándole a Dios que le dijera en el cielo cuán especial y completamente amada era.
Yo recuerdo vívidamente entrando en una tienda de tarjetas la semana después de su funeral. Todas las cosas de maternidad me bombardearon. No podía salir de esa tienda lo suficientemente rápido, ya que era demasiado pronto para fingir que todo estaba bien.
Gracias a Dios, fui bendecida con unas amigas que me brindaron palabras sabias de consuelo, y gradualmente el dolor agudo de la pérdida inicial se fue transformando en un dolor sordo.
Quizás tú también has conocido una tristeza profunda que coincide con el día de las madres. Quizás tú anhelas ser madre, pero esa puerta no se ha abierto. O has perdido a un hijo o una madre … o el esposo que creías siempre estaría allí para ayudarte a criar bien a tus hijos. Ojalá pudiera verte en persona y te daría una abrazo para dejarte saber que no estás sola.
Para muchas mujeres, el Día de la Madre es una celebración alegre, con razones espectaculares para “Alégrense con los que están alegres” (Romanos 12:15a, NVI). Por otro lado, sé por experiencia lo difícil que puede ser. Cualquier dolor que estés soportando, aquí les comparto algunas cosas que me ayudan a sobrellevarlo cuando lo único que quiero hacer es llorar:
- Podemos encontrar consuelo en la Palabra De Dios.
Muchas veces, he agarrado mi Biblia y un diario personal para procesar mi dolor, recordándome a mí misma que Dios mismo ha soportado un dolor profundo. El leer los salmos, como el Salmo 10:14-18, me ayuda a recuperar la perspectiva.
- Es importante nutrir mi propia alma en el Día de la Madre.
Algunos años, eso significa hacer algo especial (aunque fuera pequeño) para sentirme celebrada: tomar tiempo con mis amigas más queridas cerca del Día de la Madre, o planificar conversaciones abiertas con mi esposo sobre mis expectativas para ese día. Cada temporada nueva trae oportunidades diferentes para cuidar mi corazón.
- Podemos consolar a nuestras hermanas de la misma manera que nos han consolado.
Hay años en los cuales tengo una amiga que está de duelo en el Día de la Madre. Tal vez perdió a un hijo o a una madre. En estos momentos trato de ser intencional en enviar aliento a través de una llamada llena de oración, un texto edificante o una nota sincera.
Este fin de semana, fortalezcamos las unas a las otras y ofrezcamos esperanza cuando la esperanza se siente muy lejos.
Señor, gracias porque siempre puedo recurrir a Ti, este feliz o herida. Lléname de Tu paz y presencia, y ayúdame a traer consuelo a los demás en la forma en que me has consolado. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
2 Corintios 1:3b-4, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. (NVI)
1 Tesalonicenses 5:11, Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. (NVI)
REFLEXIONA Y RESPONDE
¿Cómo has recibido aliento de una hermana en Cristo en el pasado? ¿Cómo podrías animar a alguien que se enfrenta al dolor en este Día de la Madre (u otro día de celebración)?
© 2019 por Stephanie Raquel. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.