―El de ustedes que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Juan 8:7b (RVA-2015)
Quiero invitarte a ver de nuevo un pasaje conocido de las Escrituras con la esperanza de que veas algo que no hayas visto antes. Es la historia de una mujer sin nombre sorprendida en el acto mismo de adulterio. Quiero que nos detengamos lo suficiente para poder imaginar tanto el terror y la valentía de esta mujer tan evidentemente culpable.
El capítulo 8 de Juan yuxtapone claramente la crueldad de la religión dirigida por la ley y la hermosura de la misericordia y el amor de Dios. Así que, amigas, vamos a visitar esta escena viéndola con una nueva perspectiva.
A la tenue luz de la madrugada, una gran multitud espera a un joven rabí llamado Jesús. Cuando Él aparece con Sus discípulos, los saluda y luego se sienta para enseñarles. Los congregados escuchan atentamente, sus corazones pendientes de cada palabra… cuando de repente, hay un alboroto en el borde de la multitud.
Son los líderes religiosos, arrastrando a una mujer desarreglada quien está frenéticamente agarrando retazos de tela intentando cubrir su desnudez. Los líderes la han arrastrado de una cama de adulterio, pero el hombre con el que estaba no aparece por ningún lado.
―«Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley de Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?» (Juan 8:4b-5, NVI)
Jesús se demora en responder mientras escribe en la tierra. Entonces Él desafía a sus acusadores:
―«El de ustedes que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella» (Juan 8:7b)
Los líderes religiosos salen uno por uno hasta que solo quedan Jesús y la mujer culpable sin nombre. Luego Él se levanta y le pregunta:
―«Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?
―Nadie, Señor.
― Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar. (Juan 8:10-11, NVI).
A mí me parece valiente el hecho de que esta mujer se haya quedado ahí.
Yo quizás me hubiera marchado desapercibida cuando soltaron la última piedra. Me gusta pensar que ella se quedó porque estaba cansada de que hablaran de ella. Ella esperó hasta que Jesús hablara directamente con ella. Muchos oirán las palabras, «vete y no peques más» como si fuera una amenaza de un juicio futuro, parafraseado como, «si lo haces de nuevo, te encontrarás debajo de un montón de piedras». Sin embargo, yo lo escucho como un empoderamiento de irse diferente, cambiada, porque el siguiente versículo dice:
«Otra vez Jesús les habló diciendo: - Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino tendrá la luz de la vida.» (Juan 8:12, RVR-1995).
A una mujer sin nombre, quien se vio convertida en un espectáculo público, Jesús le dio el poder de elegir. Jesús miró más allá de lo obvio y se negó a reconocer su estado presente como su condición permanente.
Nadie está sin pecado. Muchas de nosotras hemos recurrido a los hombres, la religión o el mundo intentando buscar afirmación, sólo para ser traicionadas. Me encanta que este intercambio con alguien tan evidentemente culpable ayuda a cada una de nosotras recibir con los brazos abiertos Su misericordia y gracia en los lugares donde nuestro pecado y lucha quizás no sean tan evidentes para otros.
Estas palabras de Jesús hablan a cada madre cansada quien perdió los nervios cuando su paciencia fue probada. Hablan a las parejas atrapadas en patrones poco sanos que están destruyendo su matrimonio. Sus palabras hablan tanto a hombres como a mujeres atrapados en la vergüenza sombría de la pornografía o la adicción. Jesús te dice a ti lo que Él le dijo a ella:
― Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar. (Juan 8:11b).
Cuando la serpiente nos avergüenza y nos acusa, es hora de esperar en la presencia de Jesús hasta que Su misericordia y gracia nos hablen.
El perdón de Dios es donde nuestra libertad empieza. Jesús hizo muchísimo más que perdonar a esta mujer… Él la despidió liberada de las ataduras del pecado.
Gracias a Jesús, el poder de nuestra antigua esclavitud ha sido destruido. Es hora de tener más fe en las palabras de Cristo, nuestro libertador, que en el poder de las cadenas. ¡Atrévete a creer y dejar atrás las sombras de tu pasado!
Señor, gracias por defendernos cuando no pudimos defendernos a nosotras mismas. Gracias por salvarnos en lugar de condenarnos. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Romanos 6:14, Porque el pecado no se enseñoreará de ustedes, ya que no están bajo la ley sino bajo la gracia. (RVA-2015)
Hebreos 8:12, Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados. (NVI)
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Recursos Adicionales
¿Cómo puedes vivir como una mujer confiada y de fe? Lisa Bevere guía a mujeres a encontrar su fortaleza – no en intentar con más diligencia ni en hacer más, sino por medio de una relación profunda y entregada a Dios, conociéndole y siguiéndole. Aprende más sobre cómo abrazar tu fortaleza dada por Dios en el nuevo devocional de Lisa Bevere, Strong: Devotions to Live a Powerful & Passionate Life.
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Lisa Bevere ha pasado casi tres décadas empoderando mujeres para encontrar su identidad y propósito. Es una superviviente de cáncer y una autora más vendida del New York Times. Lisa y su esposo John, cofundaron Messenger International para desarrollar seguidores leales y comprometidos de Cristo que transformen su mundo. Cuando Lisa no está viajando por el mundo, la encontrarás en Colorado con sus cuatro hijos, nueras y nietos.
© 2020 por Lisa Bevere. Derechos reservados.
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