»Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. Ezequiel 34:11 (NVI)
Él tenía 2 años y era rápido en sus pasos. Sabía que recorrer la tienda con él en el carrito de compras sería la opción más fácil. Pero ya que iba a ser un viaje rápido, pensé que podría darle la oportunidad de moverse con un poco más de libertad fuera del carrito de compras.
Caminábamos juntos, pero en cuanto llegamos a un tramo despejado del pasillo, salió corriendo. Yo quería correr tras él, pero mi cuerpo teniendo seis meses de embarazo decía lo contrario.
La situación parecía estar bajo control, hasta que dio una vuelta rápida entre los estantes de ropa. Me apresuré a llegar al lugar donde dio la vuelta y esperaba ver sus zapatitos asomándose desde su escondite. Pero él no estaba allí.
Lo llamé por su nombre, pero no tuve respuesta. Empecé a buscar por toda la zona, pero no lo encontré por ningún lado. Mi corazón de madre sabía que no podía haber ido muy lejos. Lo habría visto o escuchado, ¿no?
Mi búsqueda fue lo suficientemente exhaustiva como para reconocer que ahora necesitaba ayuda. No podía encontrar a mi pequeño.
Le avisé al primer empleado que vi, e inmediatamente emitieron una alerta en toda la tienda. Fue increíble ver a todos dejar de hacer lo que estaban haciendo para ayudarme a encontrar a mi hijo. Después de unos minutos, las puertas de la tienda se cerraron con llave para asegurar que nadie entrara o saliera mientras la búsqueda continuaba.
Fue entonces cuando me detuve un minuto para orar, pidiéndole a Dios que nos ayudara a encontrarlo pronto. Mientras estaba allí en el pasillo, oí a alguien gritar, «¡Aquí está!»
Mi hijo, sabiendo que esta vez había ido demasiado lejos, se había acurrucado bajo un estante y se había escondido, demasiado asustado para salir. Una inmediata sensación de alivio y gratitud se apoderó de mí. Estaba agradecida de que Dios respondiera tan rápido, de que encontraran a mi pequeño a salvo y de que todos se hubieran detenido a ayudar.
Dándole a mi hijo el mayor de los abrazos, le dije que me alegraba de que lo habían encontrado a salvo. Después intenté calmar a mi hijo asustado haciéndole saber que no tenía que esconderse cuando tuviera miedo o hubiera hecho algo malo. Le reafirmé que él era amado, y que no había nada que pudiera hacer para cambiar eso.
Piensa por un momento si has tenido una experiencia parecida con Dios. ¿Hay algún área de tu vida que se te haya escapado de las manos? ¿Permaneces en silencio cuando Él te llama por tu nombre? ¿Estás acurrucada bajo tus circunstancias con una falsa sensación de seguridad? ¿O temes lo que enfrentarás si te atreves a salir de tu escondite?
Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño
Amiga mía, no importa lo que hayas hecho. Dios te está buscando y desea tu regreso seguro.
Está dispuesto a suspender todas las operaciones normales, enviar una tripulación de ayudantes y localizarte para restablecer una relación íntima contigo. Eres amada, y no hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
Así que no tengas miedo de revelar dónde estás. Si necesitas ayuda o quieres que te rescaten, Dios mismo te está buscando y cuidará de ti. Ya no tienes que esconderte.
Amado Dios, perdóname cuando me alejo de ti, cuando permanezco en silencio cuando me llamas, o cuando me aferro a una falsa sensación de seguridad. Sólo Tú eres mi refugio, y ninguna parte de mí puede permanecer escondida de Ti. Ayúdame a acercarme a Tu trono de gracia con confianza y venir a Ti con todo por lo que estoy pasando. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Jeremías 23:24, ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo? —afirma el Señor—. ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra? —afirma el Señor—. (NVI)
Isaías 30:18, Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan! (NVI)
Recursos Adicionales
Echa un vistazo a estos devocionales que se tratan de cómo salir del escondite y entrar en la maravillosa gracia y amor de Dios:
El camino que nos lleva a casa por Alicia Bruxvoort
Gracia cuando estamos abrumadas por Shala W. Graham
Reflexiona y responde
¿Hay algún área de tu vida que hayas estado tratando de ocultar de Dios? Considera entregarle esos lugares ocultos a Él y permitirle que te cuide. ¡Conéctate con nosotras en la sección de comentarios!
© 2020 por Tracie Braylock. Derechos reservados.
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