»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. Juan 13:34 (NVI)
El ruido de un abrigo desvió mi mirada de la mujer que derramaba su corazón hacia el grupo de oración. A pesar de sus lágrimas, me encontraba luchando por concentrarme en sus palabras. Estuve mal durante todo el día y apenas logré llegar a la reunión, más que nada por un sentido innecesario de obligación que por un verdadero deseo de orar.
El abrigo ruidoso le pertenecía a otra mujer. Se estaba levantando y dejando sus pertenencias en el asiento. Dando unos pocos pasos, entregó a la mujer herida un Kleenex y regresó a su asiento sin decir ni una sola palabra. Solo tomó un momento, pero el acto estuvo lleno de amor y compasión, y me sentí condenada por ese Kleenex.
La verdad es que también tenía Kleenex en mi bolso.
Pero mis pensamientos y mi corazón estaban tan lejos de ese lugar que no podía ver a la mujer quien sufría. Estaba demasiado distraída por mis propios problemas.
Nunca esperé que un Kleenex pesara tanto, pero la gran revelación que trajo en ese momento me abatió. Me encontraba viviendo en un lugar de completa autoabsorción.
¿Cómo llegué aquí?
Esa dolorosa verdad me ensombreció durante días. Reflexioné sobre una temporada difícil en mi vida. En medio de la lucha y cansada, recuerdo haberme dado permiso para tomar un descanso de extender la mano a otros y simplemente “recibir” por un tiempo.
Si bien, todas necesitamos tiempo para descansar y recibir ocasionalmente, lentamente yo había permitido que la restauración fuera reemplazada por un enfoque centrado en lo que "necesitaba" yo. Mi enfoque se expandió hasta que excluyó casi todo, y a todos los demás. Mi corazón se había enfriado mientras echó raíces el egoísmo.
Varios años más tarde, un Kleenex tan ligero como una pluma me golpeó como una tonelada de ladrillos.
En mis intentos de protegerme y cuidarme a mí misma, había perdido de vista uno de los mandamientos principales de Jesús: »Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros (Juan 13:34). Ámense los unos a los otros, no sólo cuando sea conveniente o cuando nos da la gana, sino en la forma en que Él nos amó: completamente, sacrificialmente, con amabilidad y compasión.
La decisión de encerrarme en mis preocupaciones y solo mirar hacia adentro me había alejado de Dios y de Su voluntad. Me volvió ciega a las personas que me rodeaban. Irónicamente, me hizo olvidar que la consolación y la compasión que Dios me mostró modeló una forma de vida que antepone los intereses de los demás a los míos.
Jesús realmente amaba a las personas. Los tomó en cuenta, los escuchó y conoció sus corazones y luchas. Y cuando necesitaba descansar, no se retiraba a enfocarse en Sí mismo. Buscó el rostro de Su Padre y se centró en la voluntad del Padre.
A medida que pienso más específicamente sobre cómo vivió Jesús, soy retada a cambiar. Me desafía a volver a Dios y pedirle perdón. Tengo el desafío de sacar los Kleenex de compasión, amabilidad, humildad, ternura y paciencia, para dejarme de lado y abrazar por completo a las personas que encuentro. Me reta a amar como Él ama.
Considera tus interacciones hoy. ¿Se alinean con el ejemplo del amor de Jesús? Quizás también tengas algunos Kleenex en tu bolsillo que deberías compartir.
Padre celestial, muéstrame lugares donde se ha enfriado mi amor. Perdóname por mi egoísmo. Abre mis ojos y mi corazón para ver verdaderamente a los demás, y ayúdame a amarlos como lo haces Tú, total y sacrificialmente. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Filipenses 2:3, No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. (NVI)
1 Juan 3:16, En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. (NVI)
Recursos Adicionales
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Reflexiona y responde
¿Con qué frecuencia te encuentras demasiado preocupada y olvidas involucrarte completamente con los que te rodean? ¿Cuáles son tus principales distracciones? ¿Qué paso práctico puedes dar hoy para cambiar tu enfoque hacia el amor?
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© 2020 por Sandell Snyder. Todos los derechos reservados.
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