No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. Gálatas 6:9-10 (RVA-2015)
Para la mayoría de nosotras, el otoño tiende a ser una época muy ocupada del año, con los niños regresando a la escuela, los cambios de rutina y los horarios semanales por cumplir. Para nosotras las mujeres de Gingham Apron (delantal de tela a cuadros), el otoño es también una época particularmente ocupada para nuestros esposos… que son todos agricultores.
Los agricultores trabajan incontables horas para completar la cosecha mientras el clima es favorable. Existe una gran necesidad de recolectar la soya y el maíz de los campos antes de que se sequen demasiado y antes de que el clima se vuelva frío y nevado.
Como esposas de los agricultores, tenemos mucho que hacer para mantener a la familia en medio de la cosecha. Para nosotras los días también son largos — tener la cena lista y luego hacer la tarea y las actividades, llevar a los niños, relevar a un esposo trabajador que está en el campo y luego prepararse para hacer todo de nuevo al día siguiente.
Como los trabajadores no pueden abandonar fácilmente los campos cuando la cosecha es abundante, una noche decidimos ir a ellos. Para animar a nuestros hombres trabajadores, les llevamos un festín distribuido en la parte trasera de una camioneta: hamburguesas Sloppy Joe, ensalada de papa de la abuela Betty, frijoles de calicó y macarrones con queso y maíz.
Esperábamos que esa abundante comida les hubiera comunicado a los chicos: “Estamos con ustedes. Nos preocupamos por ustedes, y los vemos trabajando duro”. Sabemos que a veces su trabajo puede pasar desapercibido por nosotras o nuestros hijos. Cada día es igual que el siguiente. Oramos que nuestras palabras y acciones les sirviera de ánimo. Ese día, esperábamos que, al llevar sus platos favoritos, dijeran en sus corazones: “Ellas nos ven”.
Nuestras fiestas en la parte trasera de un vehículo nos han hecho reflexionar sobre cómo podemos animar a los que están en nuestras vidas. La historia de Bernabé nos ofrece un ejemplo bíblico de cómo podemos animar el uno al otro. Nos presentan a Bernabé por primera vez en Hechos 4:36, donde encontramos a los apóstoles dándole un nuevo nombre. Los seguidores cercanos de Jesús vieron algo cautivador en su nuevo hermano, José, y empezaron a llamarlo por el nombre de Bernabé, que significa “hijo de ánimo”.
El amor de Bernabé por Jesús lo condujo a muchos actos de aliento. Cuando se convirtió en cristiano, era un terrateniente. Puso su fe en acción y vendió su propiedad, poniendo el dinero a los pies de los apóstoles para usarlo en la difusión del evangelio (Hechos 4:37). Qué expresión de solidaridad debe haber sido para sus nuevos hermanos y hermanas en Cristo.
Bernabé tenía la voluntad de ayudar, se puso a disposición y aprovechó la oportunidad para servir obedientemente en cualquier tarea que se le presentara. La Biblia dice que Bernabé fue “un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo”, y cumplió con el mandato del Señor donde quiera que iba (Hechos 11:24, NVI).
Todos necesitamos ánimo en cada temporada de la vida — una palabra amable, una mano que se extiende cuando necesitamos ser vistas. Animar a los demás puede parecer simple, o puede requerir planificación, pero, de cualquier manera, la Biblia nos dice que hay la promesa de una cosecha: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:9-10).
¿Cómo podría cambiar nuestro mundo si nos comportáramos más como Bernabé en nuestros matrimonios, familias, hogares, comunidades y misiones? Aquel día en el campo los animamos con la comida, pero esa no es la única manera de alentar a los demás. Hay personas en todas partes que necesitan oír, “Estoy contigo. Me preocupo por ti, y te veo trabajando duro”.
Querido Padre Celestial, ayúdame a animar a los que me rodean. Sé que Tú traes personas a mi vida con un propósito. Guíame para amarlos y ayudarlos. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Hechos 20:35, En todo les he demostrado que trabajando así es necesario apoyar a los débiles, y tener presente las palabras del Señor Jesús, que dijo: ‘Más bienaventurado es dar que recibir’. (RVA-2015)
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Recursos Adicionales
Descubre qué inspira a las mujeres de The Gingham Apron a invitar a sus amistades y familiares a su mesa, junto con las recetas que les encanta servir. Además puedes disfrutar de su libro de estilo de vida a todo color, The Gathering Table: Growing Strong Relationships through Food, Faith, and Hospitality — que es tan práctico como bonito.
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Para sentirte más cómoda y confiada de invitar a otros a tu mesa para una comida, visita The Gingham Apron. Dondequiera que llames hogar, el crear un sentido de comunidad e invitar a otros en tu vida a menudo se construye alrededor de una mesa con comida.
Reflexiona y responde
Hoy, piensa en alguien en tu vida a quien le vendría bien un poco de ánimo.
¿Quién a tu alrededor está luchando, solo, cansado o simplemente necesita que se le preste atención? ¿Qué acción puedes tomar para alentar a esa persona?
Cuando intencionalmente animas a otros, ¿qué descubres en el proceso? ¿Qué está poniendo Dios en tu corazón mientras te acercas a los demás?
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