Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros. 1ª Pedro 4:10 (NTV)
¿Alguna vez has tenido envidia de los talentos de otra persona, o incluso de sus dones espirituales, deseando secretamente ser más como ella?
Recuerdo sentir envidia de una mujer que era fabulosa en todas las manualidades. Ella sabía coser. Hacía sus propias tarjetas de felicitación y tejía mitones adorables para sus hijos.
Por mi parte, no tengo ni una pizca de aptitud artesanal corriendo por mis venas. Mis hijos no me pedían que les cosiera una insignia en sus uniformes, ya que sabían que ¡yo usaría la pistola de silicona!
Sin embargo, otra mujer tenía el don espiritual de la evangelización y parecía compartir sin esfuerzo el evangelio con los demás, mientras que yo me quedaba sin habla al intentarlo.
Aunque cada una de nosotras como creyentes ha sido formada por Dios de una manera única, a veces es tentador mirar a alguien más con su paquete particular de fortalezas y habilidades, y desear tenerlas.
Con el tiempo, finalmente llegué al punto de descubrir y contentarme con mis propias habilidades al tratarse de talentos naturales y dones espirituales. ¡Qué liberador fue esto! En lugar de mirar a una de mis hermanas en Cristo, deseando tener sus habilidades, comencé a ver a Dios usándome para tocar la vida de los demás.
1ª Pedro 4:10 habla de los dones que se nos han dado: “Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.” A partir de este versículo, queda claro que no solo algunas de nosotras, sino todas y cada una hemos recibido un regalo.
Cuando me dispuse a descubrir mis distintas habilidades, me di cuenta que tengo un don para cocinar y hornear. Puedo usar este interés para llegar a conocer a una nueva vecina con un pan de calabaza, o para ayudar a aliviar la carga de una familia en crisis de la iglesia llevándoles comida una noche.
Y, siendo una persona que le encanta hablar, descubrí que tengo el don espiritual del ánimo. (Romanos 12:8) Puedo usar mis palabras, ya sean habladas, por escrito, o enviadas por mensaje de texto, para animar y alentar a los demás. De hecho, animar significa "infundir aliento". Mis palabras pueden tranquilizar a los demás: “Creo en ti. ¡Puedes hacerlo!" Estas inspiradoras palabras podrían ayudarles a enfrentar con valentía lo que les espera por delante.
Ahora bien, ¿cuál es el propósito de tener un don? ¿Es para que podamos darnos una palmada en la espalda por tenerlo? No. Mira nuevamente lo que dice 1ª Pedro 4:10, "... úsenlos bien para servirse los unos a los otros".
No eres la destinataria prevista, lo son las personas en tu vida. Tu don es una herramienta que Dios usará para servir a los demás, edificarlos y ayudarlos a encontrar su lugar en Su Reino.
¿Qué otro factor debemos considerar? No todas tenemos dones idénticos. No hay nada coincidencial en la manera en que servimos. Somos mayordomos de "su gran variedad de dones espirituales" (NTV). La palabra variedad en el idioma griego original es poikilos, quizás mi palabra favorita de este versículo, y significa muchos colores, diversos y múltiples.
Espera, ¿qué significa múltiple? Como mi esposo, mi hijo, mi hermano y mi hermanastro construyen automóviles para sustentarse, sé que hay una pieza de automóvil llamada colector. Quizás su definición pueda ayudar a arrojar algo de luz sobre este concepto: un sistema de tuberías que divide un flujo y lo lleva a más de un lugar.
¡Qué descripción más precisa de lo que hacen nuestros dones para la familia de Dios! Cuando aceptamos que no somos todas iguales, maximizamos el esfuerzo, llevando el amor de Dios a más de un lugar, mejorando el impacto que tenemos en las vidas de aquellos dentro de nuestra esfera de influencia.
Dios, en Su infinita sabiduría, sabe exactamente qué tipo de personas serán atraídas a Su corazón a través de los dones, habilidades y recursos que cada una de nosotras posee.
Permite que tu objetivo no solo sea descubrir, sino también aceptar y luego usar tus talentos únicos para tocar la vida de otros por la causa del evangelio.
Padre, ayúdame a no envidiar las habilidades que les has dado a otras, sino a discernir las que me has dado a mí. Entonces, podré usarlas para Tu gloria. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
1 Corintios 12:4, Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. (NVI)
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© 2020 por Karen Ehman. Todos los derechos reservados.
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