pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9 (NVI)
Me fascina un antiguo grupo de arqueros de una tribu conocida como los Benjamitas. Su habilidad ambidiestra para disparar flechas y lanzar piedras con la honda suena como sacado de una película de Marvel: “Todos ellos eran expertos arqueros y podían disparar flechas o lanzar piedras con la mano izquierda al igual que con la derecha. Todos eran parientes de Saúl, de la tribu de Benjamín” (1 Crónicas 12:2, NTV).
Se puede asumir con certeza que los Benjamitas no nacieron de esta manera, porque solo el 1% de la población general nace ambidiestra. En otras palabras, esto fue ambiente más que herencia (algo aprendido y no debido a genética). No era talento innato. Era un conjunto de habilidades obtenidas con esfuerzo.
Hay varios Benjamitas famosos en la Biblia, entre ellos el Rey Saúl y el Apóstol Pablo.
Luego está el primo de Esther, Mardoqueo, quien ayudó a frustrar el complot de Amán para acabar con el pueblo judío mediante el genocidio. Así que la tribu de Benjamín tiene una buena cantidad de héroes, pero su héroe ancestral es un juez llamado Ehud.
Años antes de que los Benjamitas fueran conocidos por sus cualidades ambidiestras, Ehud libró a Israel — con su mano izquierda.
En Jueces, leemos, “Pero los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, y el SEÑOR les levantó un libertador: Ehud hijo de Gera, un hombre de Benjamín, que era zurdo…” (Jueces 3:15, RVA-2015). Ehud es uno de los zurdos más importantes de las Escrituras. Pero ¿qué tiene eso que ver con la ambidestreza de los Benjamitas?
La victoria de la zurda de Ehud se convirtió en la historia emblemática de los Benjamitas, enterrada en lo profundo de su conciencia colectiva. Fue su grito de guerra. Cultivar las habilidades de la mano débil era su forma singular de honrar a Ehud. La ambidestreza fue una reverencia al juez que liberó a Israel con su mano izquierda.
La mayoría de nosotros tiende a ignorar nuestras manos no dominantes. ¿Por qué tomarse la molestia cuando usar nuestras manos fuertes es mucho más fácil y mucho mejor? Dejamos que nuestras manos débiles se atrofien. Pero la forma en que manejas tu mano débil afecta más que tu función actual; afecta a la siguiente generación. Ehud no sólo liberó a los Israelitas de los Moabitas; inspiró a generaciones de Benjamitas. Su valentía no solo fue su gran logro; se convirtió en su historia emblemática.
Dios quiere usarte en tu punto más fuerte. Eso es un hecho. Él es quien te dio esos dones en primer lugar. Pero Dios también quiere usarte en tu punto más débil. ¿Por qué? Porque es ahí donde Su poder se perfecciona como dice 2 Corintios 12:9: “pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”.
Cuando nos sentimos particularmente débiles y agotados, a veces asumimos que Dios no puede usarnos hasta que nos volvamos a sentir fuertes. Pero ¿y si en este momento de debilidad es cuando Dios más desea hacer brillar Su luz, mostrar Su poder y rodearte con Su fuerza? El resultado podría afectar a las generaciones venideras.
Padre Celestial, úsame ahora, aún en mi área de mayor debilidad. Que Tu poder se perfeccione en esa debilidad para que los demás no me vean a mí, sino a Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Isaías 40:29, Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. (NVI)
Salmos 73:26, Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, Pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. (NBLA)
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Recursos Adicionales
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